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Pecados Capitales


Enviado por   •  12 de Mayo de 2015  •  1.992 Palabras (8 Páginas)  •  206 Visitas

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Lista de los pecados capitales[editar]

La identificación y definición de los pecados capitales a través de su historia ha sido un proceso fluido y ―como es común con muchos aspectos de la religión― con el tiempo ha evolucionado la idea de lo que envuelve cada uno de estos pecados. Ha contribuido a estas variaciones el hecho de que no se hace referencia a ellos de una manera coherente o codificada en la Biblia y por tanto se han consultado otros trabajos tradicionales (literarios o eclesiásticos) para conseguir definiciones precisas de los pecados capitales.

Al principio del cristianismo, todos los escritores religiosos ―Cipriano de Cartago, Juan Casiano, Columbano de Luxeuil, Alcuino de York― enumeraban ocho pecados capitales.

El número siete fue dado por el papa Gregorio Magno y se mantuvo por la mayoría de los teólogos de la Edad Media.

Ocho pecados capitales[editar]

Se sabe que el santo africano Cipriano de Cartago (f. 258) ―en De Mort. (IV)― escribió acerca de ocho pecados principales.

El monje Evagrio Póntico (345-399) escribió en griego Sobre los ocho vicios malvados, una lista de ocho vicios o pasiones malvadas (logismoi en griego) fuentes de toda palabra, pensamiento o acto impropio, contra los que sus compañeros monjes debían guardarse en especial. Dividió los ocho vicios en dos categorías:3

Cuatro vicios concupiscibles o deseos de posesión:

gula y ebriedad (gastrimargia: ‘gula y ebriedad’).

avaricia (philarguria: ‘amor hacia el oro’).

lujuria (porneia)

vanagloria (kenodoxia)

Cuatro vicios irascibles, que ―al contrario que los concupiscibles―, no son deseos sino carencias, privaciones, frustraciones.

ira (orgè: cólera irreflexiva, crueldad, violencia).

tristeza (lupè)

pereza (acedia: depresión profunda, desesperanza).

orgullo (uperèphania)

En el siglo V, san Juan Casiano (ca. 360-435) ―en su De institutis coenobiorum (V, coll. 5, «de octo principalibus vitiis»)― actualizó y difundió la lista de Evagrio.

gula y ebriedad (que Casiano dejó en griego gastrimargia, porque no encontró una palabra acomodada en latín que significara simultáneamente gula y ebriedad);

avaricia (philarguria: ‘amor hacia el oro’).

lujuria (fornicatio)

vanagloria (cenodoxia)

ira (ira: cólera irreflexiva, crueldad, violencia).

tristeza (tristia)

pereza (acedia: depresión profunda, desesperanza).

soberbia (superbia)

Columbano de Lexehuil (540-615) ―en su Instructio de octo vitiis principalibus en Bibl. max. vet. patr. (XII, 23)― y Alcuino de York (735-804) ―en su De virtut. et vitiis, XXVII y siguientes)― continuaron la idea de ocho pecados capitales.

Siete pecados capitales[editar]

En el siglo VI, el papa romano san Gregorio Magno (circa 540-604) ―en su Lib. mor. en Job (XXXI, XVII)― revisó los trabajos de Evagrio y Casiano para confeccionar una lista propia definitiva con distinto orden y reduciendo los vicios a siete (consideró que la tristeza era una forma de pereza).

lujuria

pereza

gula

ira

envidia

avaricia

soberbia

San Buenaventura de Fidanza (1218-1274) enumeró los mismos.4

Santo Tomás de Aquino (1225-1274) respetó esa misma lista, con otro orden:5

vanagloria (orgullo, soberbia).

avaricia

glotonería

lujuria

pereza

envidia

ira.

El poeta Dante Alighieri (1265-1321) utilizó el mismo orden del papa Gregorio Magno en «El Purgatorio», la segunda parte del poema La Divina Comedia (c. 1308-1321). La teología de La Divina Comedia, casi ha sido la mejor fuente conocida desde el Renacimiento (siglos XV y XVI).

Muchas interpretaciones y versiones posteriores, especialmente derivaciones conservadoras del protestantismo y del movimiento cristiano pentecostal han postulado temibles consecuencias para aquellos que cometan estos pecados como un tormento eterno en el infierno, en vez de la posible absolución a través de la penitencia en el purgatorio.

Pecados capitales[editar]

Lujuria[editar]

Detalle de la lujuria, en el cuadro El jardín de las delicias, de Hieronymus Bosch. En esta tabla aparecen todo tipo de placeres carnales, que Bosch consideraba pecaminosos.

Artículo principal: Lujuria

La lujuria (en latín, luxus, ‘abundancia’, ‘exuberancia’) es usualmente considerada como el pecado producido por los pensamientos excesivos de naturaleza sexual, o un deseo sexual desordenado e incontrolable.

En la actualidad se considera lujuria a la compulsión sexual o adicción a las relaciones sexuales. También entran en esta categoría el adulterio y la violación.

A lo largo de la historia, diversas religiones han condenado o desalentado en mayor medida o menor medida la lujuria.

Dante Alighieri consideraba que lujuria era el amor hacia cualquier persona, lo que pondría a Dios en segundo lugar. Según otro autor[cita requerida] la lujuria son los pensamientos posesivos sobre otra persona.

Por otra parte, el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (DRAE, XXII edición, 2012) define el significado y uso apropiado de la palabra «lujuria» de dos maneras: Como un «Vicio consistente en el uso ilícito o en el apetito desordenado de los deleites carnales». O como el «Exceso o demasía en algunas cosas».

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