Religion Guarani
seminarista24 de Octubre de 2012
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RELIGIÓN GUARANI
RASGOS FÍSICOS DE LOS GUARANI
CARACTERÍSTICAS FÍSICAS: el físico de los guaraníes era armonioso y robusto. De estatura mediana, rostros ovalados, cabeza grande pelo oscuro y abundante
La documentación histórica se refiere a algunos rasgos físicos de los guaraníes en general:
La estatura es poco elevada, raramente pasaba de 1,62 mts.
Las mujeres por lo general son más pequeñas. Su talla media es de 1,50 mts.
La forma del cuerpo es maciza, hombros anchos, caderas gruesas, manos y pies pequeños.
La cabeza es redonda, Rostro casi circular, nariz corta, boca mediana, labios bastante finos, ojos pequeños y expresivos.
COSTUMBRES
El nacimiento. Cuando nace un niño la madre es quien lo acompaña durante los primeros años, en forma más directa que el padre, quién por su mismo rol socio-económico de cazador se mantenía alguna parte del tiempo ausente, sobre todo si se trataba de cacerías colectivas de venados o pecaríes. Ocasionalmente, cuando el grupo debía desplazarse a un ritmo más acelerado, el padre quién solía portar al niño sobre sus hombros y llevarlos –en caso de no haberse establecido el grupo en un lugar determinado– a perseguir con él a las presas y sólo dejarlo con su madre al divisar huellas o cualquier otro rastro que indique la presencia de algún animal.
Generalmente la madre amamantaba al niño cada vez que éste se lamentaba, y lo hacia hasta que el mismo se tornaba relativamente grande (tres o cuatro años): No era extraño así observar amamantar a una madre a dos o más de sus hijos e inclusive a un pecarí o coatí, que criaban como mascota y a los que alimentaban como si formaran verdaderamente parte de la familia. Si por alguna razón la madre no quería amamantar a su niño, se colocaba en los pezones cera negra; en tal caso solía dársele la pechuga de algún ave, sin cocerla, para que el niño la succione.
Los dientes de los jakare que lograban capturar sus padres, eran agujereados y ensartados a un cordoncito de fibra de ortiga brava y enlazados al cuello de los niños. No como un simple elemento ornamentativo sino que fundamentalmente como sinónimo de la capacidad de cazadores de sus padres. Era también común entre los niños la utilización de collares de penes de armadillos. Los collares indican en los niños el prestigio social de sus padres, prestigio que en cierta medida se lo atribuían como propio, especialmente durante sus juegos de cacerías en los que solían narrar las hazañas de sus padres como de ellos mismos e imitarlas a semejanza de lo que habían oído.
El asiento de fogones. El fuego era y sigue siendo el sitio de las reuniones familiares. En torno a él, los niños aprendían –a través de las conversaciones– las experiencias de los mayores, los mitos. El momento de ingerir las presas se tornaba en un encuentro entre padres e hijos, como lo era la hora de dormir en la que se colocaban unos sobre otros a un lado del fuego, como para lograr calentarse y brindarse mutuamente con sus cuerpos una temperatura agradable. El niño aprendía a través de estos hechos, más que a dialogar a escuchar a sus padres y familiares, a compartir el alimento, y el lecho, pues generalmente todos comían de una misma porción que se iban pasando de uno en uno, aunque a veces la madre o el padre extraía pequeños trozos para los niños, sobre todo si estos eran aun relativamente pequeños. Igualmente el lecho constituía un elemento compartido, generalmente se daba a los niños el lugar más próximo al fuego, pero aún así estos debían cambiarse con cierta frecuencia de posición para que los que dormían junto a ellos puedan acomodarse con cierta libertad. La hora de acostarse, constituían el momento apropiado para extraerse las espinas o astillas y para que los niños procedan a sacar a sus mayores las garrapatas o piojos que se desarrollan en las partes genitales o las axilas. En el asiento de fogones los niños asimilaban de sus padres las reglas de los cánticos que expresaban lamentaciones, hazañas o deseos, aún que recién empezaban a entonarlos una vez llegados a la adolescencia, ello sin embargo no implicaba que estos canten a semejanza de sus mayores o que ejecuten algún instrumento musical con el simple fin de diversión.
La educación sexual. Los padres Ache-Guayaki practican el acto sexual, que era sinónimo "de fechar" delante de sus hijos puesto que para ellos una forma de iniciarlos y desarrollar la psico-sexualidad de los infantiles. El niño descubría así parte de su origen, ya que según las tradiciones la otra parte era de origen animal, de la presa capturada por el padre y sustanciada por la madre en su estado de preñez. Era precisamente el nombre de esta presa el que llevaba el niño. Cuando los infantes veían copular a los animales los observaban detenidamente y comentaban con sus semejantes muchas veces en tono irónico la relación de gestación en su más amplio contexto natural.
Entre los Guayaki del Yñarô, que practicaban la poliandria, es de decir la unión de una mujer con varios hombres; estos según el prestigio que gozaban ante su mujer ocupaban una determinada posición en el lecho y según las posiciones se les aplicaban apelativos que definían el grado de su potencialidad socio-económica. Los maridos debían ocuparse sin excepción de todos los hijos de su mujer. Las relaciones de los adultos homosexuales o cazadores fracasados eran en cierta medida –los encargados del cuidado de los infantes- junto con las madres de éstos y de realizar todo tipo de labores domésticas como confeccionar cestos, fabricación de cerámicas o recolección de frutos o tubérculos
LUINGUISTICA
LENGUAJE: se distinguían tres grupos con características dialectales;
1.- El amazónico que habla de ñe engatú ( lengua hermosa o pulida ).
2.- El Tupí o Tupinambá ( guaraní de la costa atlántica ).
3.- El grupo caracterizado por hablar el avañe-é (lengua del hombre ), que comprende los dialectos del Paraguay, Bolivia, Argentina y sur de Brasil, emparentados entre sí.
Un ejemplo viviente son las inscripciones del Cerro Polilla (Yvytyrusu, Guaira). Un rstudio nuestra la probable manifestación gráfica de los Guarani son las inscripciones que existen en algunos tramos de la Cordillera del Yvytyrusu. Inscripciones que ya fueron analizadas por varios especialistas, entre ellos, el señor Nicolás Deyón, docente holandés, quien luego de sus estudios que dichas inscripciones no son rúnicas (es decir de los vikingos), sino púnicas (es decir de los cartagineses). En efecto, una parte del informe de Deyón dice que cerca de 10 kilómetros detrás de Villarrica en las montañas del Yvytyrusu está el Cerro Polilla, cercano a un campo militar, en el terreno de un señor de apellido Fernandez existe una pared blanca con dibujos y letras o petroglyfos llamados los doce alfabetos del Yvytyrusu. De los doce, el Nº 10 es realmente un alfabeto, leyendo desde abajo, de derecha a izquierda. Afirma
Deyón que la secuencia es hebrea: vocales dobles, vocales, y A B G D H V Z I Q J L M N S P T . La mayoría de las letras son de origen púnico de Cartago, con alguna influencia Romana y un fuerte parecido con el Rúnico de los Nórdicos.
SALUD Y VIDA DE LOS GUARANIES
Según el eminente Dr. Moisés Bertoni, en su monumental obra "La civilización Guarani", ningún pueblo en el mundo ha sabido resolver como el Guarani las cuestiones referentes a la higiene, y con un resultado tan brillante. Tampoco hubo, ni existe actualmente pueblo cuya higiene práctica y popular esté en todo tan de acuerdo con los más recientes progresos de la ciencia, como los pueblos genuinamente Guarani. Y hay aun más: Los Guarani pretendieron o intentaron resolver ciertos problemas que la ciencia no abordó todavía por su gravedad o por las dificultades que se oponen.
La extraordinaria longevidad de los Guarani, es seguramente la circunstancia que más claramente pone de manifiesto la excelencia de su higiene. La sobriedad es condición necesaria para una prolongada longevidad. Los Guarani puros fueron dueños de una notable salud mental, mantuvieron el ánimo sereno y tranquilo y conocieron la alegría de vivir. La vida feliz que todavía llevaban hace poco, es la prueba. Ahora bien, hablando de verdaderos Guarani, ellos nunca cometen excesos, ni en el comer ni en el beber. Thevet escribía "nunca comen fruta alterada, ni que no esté bien madura, ni comida que no esté bien cocida". Su sobriedad no se limitaba al comer poco o comedidamente. Se esmeraban también en combatir el vicio de la gula.
Ayunaban obligatoriamente en muchas ocasiones, según Bertoni. Tal costumbre siempre fue general, desde las Antillas y Guayanas hasta el Sur. Aunque los motivos pudieran variar, el ayuno Guarani representaba una verdadera institución. Se ayunaba y aun se ayuna por diversas causas: ayunos místicos, ayunos medicinales, ayunos de educación de la voluntad, y otros eventuales. Lo consideran como un ejercicio necesario de tiempo en tiempo, y sacan motivo de orgullo en no ser esclavos del comer. Los ayunos místicos siempre fueron frecuentes. Así ayuna el avare, o karaiva, o paje, antes de intentar una de sus evocaciones y aun para la preparación de ciertas sustancias o medicamentos. Por el nacimiento de un hijo, el padre también tiene que ayunar, firme y contento a la vez.
Aseo esmerado había en las comidas y todo lo referente a la preparación de los alimentos. Rochefort escribió que salvo los días de comida en común (fiestas o reuniones públicas), cada persona tenía su pequeña mesa aparte. Sobre la mesa ponía el más aseado de los manteles, que era una
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