Rito entrega de misal anula liturgico

RITO DE ENTREGA DEL MISAL

BENDICIÓN DEL MISAL:  Empezaremos bendiciendo el misal dominical, que a continuación, que ustedes padrinos van a regalar a sus ahijados, por favor hermanos levanten un poco el misal, pidiendo al Señor que lo bendiga.

SACERDOTE: El misal tiene como fin de que la celebración sea entendida bien por los niños (as), es una guía que contiene la palabra de Dios e indica a cada uno lo que tiene que hacer y en qué momento debe participar. 

Hubo un niño como ustedes que se llamaba Samuel. No sabía que Dios hablaba. Pero un sacerdote que cuidaba de él le enseñó: “cuando Dios te llame, dile: Habla, Señor, que tu siervo te escucha.” Así también ustedes, desde su más tierna infancia colocarse delante de la Palabra de Dios en oración y decirle al Señor lo mismo que Samuel: “Habla, Señor, que tu siervo te escucha.”

Pero, sobre todo, se paren a un niño muy especial: a Jesús. Se sabía toda la Palabra de Dios porque la había aprendido de otra persona muy especial que también se sabía muy bien la Palabra de Dios: su Madre, la Virgen María. Y también se la sabía porque Jesús era la misma Palabra de Dios hecha hombre. La escucha atenta de la Palabra de Dios puede darles la sabiduría que lleva a la salvación mediante la fe en Jesús, y hará que estén preparados para toda obra buena; y los hará crecer como Él en estatura, sabiduría y gracia

A continuación, se les va a hacer la entrega del Misal por sus padrinos, repitiendo las siguientes palabras.

PADRINOS: Recibe este Misal que contiene la Palabra de Dios. Te servirá como una guía para escucharla atentamente todos los días de tu vida. Guárdala en tu corazón, y ella te guardará y te llevará a la Vida Eterna. Amén.

NIÑOS: Gracias padrinos por este misal, vendré a la catequesis y a la celebración de la Eucaristía, donde escuchare la Palabra de Dios.

SACERDOTE: Te pedimos Señor por estos niños que han recibido el misal que contiene la Palabra de Dios. Dales hambre y sed de escuchar tu Palabra para que te amen y te sigan. Y que la escucha atenta de la Palabra de Dios les lleve a guardarla en su corazón para parecerse a Cristo y así abunden en buenas obras.

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