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Enviado por   •  28 de Mayo de 2013  •  Informes  •  2.169 Palabras (9 Páginas)  •  328 Visitas

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La mayor parte de los habitantes de las Provincias Unidas del Río de la Plata profesaba la religión católica, apostólica y romana, herencia recibida de los tiempos de la colonización española. Por "disidentes" se conocían, durante el siglo XIX en el que ya encontramos un número considerable de extranjeros residiendo en Buenos Aires , a los individuos que profesaban una religión diferente, que en su mayoría eran "protestantes" (1) pertenecientes a las colectividades británica, norteamericana y alemana. Los primeros sobre todo, se constituyeron en las primeras décadas, en un grupo relativamente importante.

Si bien los disidentes se habían integrado a la sociedad porteña, enfrentaban el serio problema de no contar con cementerio propio, ya que les estaba vedado ser inhumados en los lugares denominados "consagrados", esto es los templos católicos y los camposantos anexos.

¿Dónde y cómo se realizaban los entierros de los no católicos? Según versiones no confirmadas, se efectuaban en las barrancas del río, posiblemente en la zona del Retiro. Esto resultaba inseguro por lo ilegal, quedando además expuestos a las crecientes del estuario.

Bajo el gobierno de Martín Rodríguez, su ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores, don Bernardino Rivadavia, aporta su experiencia en Europa concretada en ideas innovadoras al respecto. Una nueva mentalidad, más liberal, agregada al peso que, por número e influencias, poseía ya la comunidad británica establecida en Buenos Aires, permitió que, hacia 1820, la solicitud referida al otorgamiento de un solar adecuado para realizar las inhumaciones de los protestantes, encontrara una favorable acogida.

El pedido fue resuelto mediante la adjudicación de una parcela, naturalmente alejada del centro de la ciudad, en la zona conocida entonces y ahora , como del Retiro.

El Cementerio protestante

El terreno en cuestión medía 17,5 varas de frente por 73 de fondo, (2) contando con una capacidad de 178 sepulturas. Se hallaba ubicado sobre la calle juncal, entre Suipacha y Esmeralda (3) donde hoy se alza un hotel, al costado de la iglesia del Socorro, siendo características en la zona las quintas.

Su costo fue de 700 pesos reunidos por suscripciones, las que resultando insuficientes dentro de la comunidad británica, fueron requeridas también a la norteamericana, fuertemente representada, y a la todavía reducida pero creciente de los alemanes.

Entre estos últimos, fue importante la intervención del comerciante Juan Christian Zimmermann, radicado en Buenos Aires desde 1817 que, realizando generosos aportes, facilitó la incorporación de la colectividad en este primer cementerio de protestantes. En la lista de aportantes figura asimismo Luis Vernet, quien sería más tarde gobernador de las islas Malvinas, perteneciente a una familia de origen hugonote (4) que provenía de Hamburgo.

Una vez concretada la adquisición, el terreno fue rodeado por un muro, comenzando su uso en 1821 con entrada sobre la calle juncal. En el centro se construyó una pequeña capilla, que puede ser considerada la primera del culto protestante establecida en la ciudad. Según descripciones, poseía un pórtico de estilo dórico, y descontamos que el lugar contaría con vivienda y depósito para su cuidador.

A menudo suele confundirse este enterratorio con otro, provisorio, de carácter público, habilitado en 1853 cuando, debido al sitio de Buenos Aires por las fuerzas del coronel Hilario Lagos, no fue posible utilizar el cementerio de la Recoleta. También se encontraba sobre Juncal, pero entre Carlos Pellegrini y Cerrito.

Volviendo al que nos ocupa, existe en el Museo Saavedra un plano denominado "Buenos Aires con sus vistas principales..." que deja perfectamente asentado este punto, ubicándolo como "Cementerio protestante" vecino a la iglesia del Socorro. Se trata de una litografía firmada Ant° Vallardi, impresa en Milán.

El entorno

La iglesia del Socorro es una de las más antiguas de Buenos Aires. Iniciada como modesta capilla pasada la primera mitad del siglo XVIII, con su correspondiente camposanto lindero (conocido como "del Socorro") según costumbre de la época, se construyó sobre tierras que donara Alejandro del Valle, un español que poseía una quinta en las proximidades.

Desde 1769 en que se constituyen las primeras seis parroquias que resultaron de la división eclesiástica de la ciudad, el templo dio su nombre a la que le correspondiera en suerte.

Las características de esta zona, como dijéramos apartada y poco habitada, pero con un paisaje cuya vista se abría al río, facilitó el asentamiento de numerosas quintas, que darán su particularidad al lugar.

Se denominó "del Retiro" por una importante residencia de ese nombre, situada en la actual plaza San Martín, construida por el gobernador español Agustín de Robles, sobre tierras que pertenecieran a Miguel de Riglos. Cuando el gobernador retornó a España en 1704, la enorme casona pasó a manos de diferentes compañías de tratantes de esclavos, que fueron desalojadas del lugar hacia 1787.

Juncal era una estrecha callejuela que desembocaba en la plaza de toros del Retiro, terminada de construir en 1801 por el Virrey del Pino. Afectos los españoles a este tipo de entretenimientos, los días de fiesta era lugar de concentración de numeroso público. De construcción octogonal, fue la más grande y famosa con que contara Buenos Aires. Algunas de las calles que llegaban a ella como Florida y Maipú , fueron empedradas con material proveniente de las canteras de la isla Martín García.

En 1807, durante las invasiones inglesas, un grupo de combatientes de esa nacionalidad utilizó la calle Juncal para llegar a la plaza de toros, donde se libraría el cruento combate deletiro. Desactivada y demolida en 1819, (5) ya no existía cuando se habilitó el cemente¬rio en sus cercanías.

In memoriam

Muchos seres anónimos encontraron su último reposo en el cementerio de la calle juncal. Todos merecen nuestro respeto, pero de algunos, más conocidos por diversas circunstancias, haremos una breve síntesis para su recuerdo.

Entre los primeros inhumados de origen alemán encontramos a Helene Halbach, esposa de Juan Christian Zimmermann, fallecida en 1824. Acotemos que sus restos fueron despedidos por un religioso norteamericano de la Sociedad Bíblica, hecho inusual, ya que no teniendo los alemanes aún su propia congregación, lo habitual era la lectura de un texto

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