SAN AGUSTÍN
1119pato27 de Octubre de 2013
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DE PECADOR A SANTO
Nació el 13 de noviembre de 354 en Tagaste – Numidia – Africa y muere el 28 de agosto de 439 en Hipona – Argelia. Hijo de Patricio y Santa Mónica, tuvo una hermana y un hermano, todos recibieron educación cristiana. Su hermana llegó a ser abadesa de un convento y después de su muerte, San Agustín escribió una carta dirigida a su sucesora donde daba consejos para la futura dirección de la congregación. Esta carta llegó a ser la base para la “Regla de San Agustín”, en la cual es uno de los grandes fundadores de la vida religiosa. Su padre fue pagano, convirtiéndose antes de morir, respondiendo a las oraciones de su esposa, quien también rezó para la conversión de su hijo. San Agustín dejó la escuela a los 16 años, tenía ideas paganas, practicaba teatro, era caprichoso y cometía varios pecados de impureza. A los diecisiete años inició una relación extramatrimonial con una joven, que mantuvo por catorce años; de esa relación nació un niño llamado Adeodatus, quien falleció a los veinte años.
San Agustín enseñaba gramática y retórica en ese tiempo, siendo admirado y exitoso. Desde los 19 años hasta los 28 años perteneció a la secta herética de los Maniqueos, que creían en un Dios del bien y en un Dios del mal, y que sólo el espíritu del hombre era bueno, no el cuerpo, ni nada que proviniese del mundo natural.
Gracias a las oraciones de su madre, al impacto de los sermones de San Ambrosio en el Cristianismo y leyendo la historia de la conversión de un gran orador pagano y las epístolas de San Pablo, orientó su corazón hacia la fe católica en el año 386. En el 387 fue bautizado en la fe Católica. Su madre enfermó y murió a los 56 años de edad, cuando San Agustín tenía 33. Su madre le dijo que no se preocupara por dónde fuera enterrada, sino que la recordara cada vez que se acercara al altar de Dios.
San Agustín regresó al Africa, deseaba vivir como un monje, pero el Obispo de Hipona, Valerio le pidió que sea su asistente, siendo luego ordenado, pese a sus lágrimas y rechazo, descubrió que era la voluntad de Dios; fue Obispo y estuvo en la diócesis 34 años, vio las necesidades espirituales y temporales de su rebaño, viajó para predicar el evangelio y fue una figura destacada del Cristianismo. Amaba la verdad y luchó contra las herejías, como la de los Maniqueos, de los cismáticos Donatistas que se habían apartado de la Iglesia, y durante los veinte años restantes de su vida contra los Pelagianos, que hacían caso omiso a la función de la gracia en la salvación de la humanidad. San Agustín escribió mucho acerca de la función de la gracia, en nuestra salvación, y más adelante obtuvo el título de doctor de la Iglesia, principalmente por sus intervenciones con los Pelagianos, escribió sobre el pecado original y sus efectos, el bautismo de niños pequeños y la predestinación.
San Agustín escribió más de 100 títulos separados, su autobiografía titulada “Confesiones”, el tratado durante un periodo de 16 años “Sobre la Trinidad”, meditando sobre el gran misterio de Dios, casi diariamente. Escribió “La Ciudad de Dios” que comenzaba con una respuesta simple a los paganos frente a la acusación de que el Cristianismo era responsable por la caída de Roma (413-426), una de las mejores obras apologéticas con respecto a las verdades de la fe Católica. La premisa es que los planes de Dios tendrán resultado en la historia en la medida en que las fuerzas organizadas del ien en esta ciudad derroten gradualmente a las fuerzas del orden temporal que hacen la guerra a la voluntad de Dios:
“Por tanto dos ciudades han sido construidas por dos amores: la ciudad terrenal por el amor del ego hasta la exclusión de Dios; la ciudad celestial por el amor de Dios hasta la exclusión del ego. Una se vanagloria en si mismo, la otra se gloría en el Señor. Una busca
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