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San Agustin


Enviado por   •  27 de Mayo de 2013  •  2.847 Palabras (12 Páginas)  •  1.921 Visitas

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UNIDAD 3. ACTIVIDAD 3.4 SAN AGUSTÍN. MATERIA: FILOSOFÍA DE LA EDUCACIÓN.

A) ¿Por qué sostiene San Agustín que el hombre es interioridad y que el conocimiento es iluminación?

El hombre es interioridad porque se refiere al interior del alma, ya que lo importante no es lo que está afuera, sino lo que llevamos dentro, el interior es el alma, ya que el hombre posee memoria, inteligencia y voluntad; corresponden a las tres personas de la Trinidad Divina, así las tres facultades constituyen un alma única y su interior en cierto modo es lo más importante para los propósitos espirituales, porque la senda que conduce desde lo más bajo a lo más alto y prestemos atención a nosotros mismos como seres interiores. Para San Agustín, el sendero que lleva a Dios está dentro, en nosotros mismos, porque Dios es una luz interior que es la luz del alma, proceso de conocer es individual, cada persona realiza el suyo, por lo que nos genera una conciencia de nuestra propia vida, focalizamos la atención sobre sí mismo como sujetos de experiencia. San Agustín da un giro hacia el yo, hacia una interioridad porque es el paso hacia Dios

La iluminación significa una aplicación del ojo interior de la mente a las verdades inmutables, eternas y necesarias, percibidas gracias a la luz que Dios derrama sobre ellas.

Dios es verdad, el hombre encuentra la primera verdad fundamental dentro de sí, es decir, en su alma. San Agustín escribió “No salgas de ti, vuelve a ti mismo en el interior del hombre habita la verdad; y si encuentras mudable tu naturaleza, trasciéndete también a ti mismo”. Cuando cada uno de nosotros vivimos con la verdad, se la transmitimos a nuestro cerebro y como estamos tan seguros de lo que estamos haciendo, consiste la verdadera sabiduría, todo nos resultará bien, en cada cosa que hagamos en nuestra vida.

La iluminación significa una aplicación del ojo interior de la mente a las verdades inmutables, eternas y necesarias, percibidas gracias a la luz que Dios derrama sobre ellas. Para que el hombre no se pierda en su interior necesita iluminar su espíritu, una luz divina, la cual lleva al hombre a través de las verdades eternas, ya que los diversos conocimientos van obteniéndose aplicando la luz intelectual de los propósitos, ya que por grande que sea el extravío de un alma, permanece siempre en el fondo la luz que ilumina la vida intelectual y a la que el hombre necesita acudir si no quiere errar en sus juicios.

El conocimiento es iluminación, porque debe ser buscado no nada más con fines académicos sino porque aporta la verdadera felicidad, hay que poner el tema del conocimiento en función de la aspiración del alma de Dios. Solamente el sabio puede ser feliz y la sabiduría requiere el conocimiento de la verdad. San Agustín busco

la verdad, porque sintió la necesidad de ella, lo interpretó como una búsqueda de Dios y de la sabiduría cristiana como la atracción de la belleza divina, lo llevo a ver al desnudo el alma humana, si ver el interior con la verdad y la razón, pero también con la iluminación de la sabiduría, San Agustín estudió el alma para encontrar lo que realmente queremos de nuestra vida y si buscamos en nuestro interior y si es lo que queremos, vamos a ser felices, porque son nuestras metas, las vamos hacer con gusto y placer: ya sea una carrera o una meta familiar o cualquier meta que deseamos hacer en nuestra vida.

b) Explica cómo concibe San Agustín el tiempo.

El tiempo es parte del alma, ya que el tiempo es la conciencia y la conciencia de la vida, el tiempo se descompone en tres momentos: el pasado, el presente y el futuro, estas tres partes se hallan dotadas de una intrínseca unidad. En su pasar el tiempo constituye una especie de línea simbólica como una línea temporal; el presente, el pasado y el futuro son los puntos de esta línea. San Agustín escribió del tiempo, más o menos tenemos todos una cierta idea, de tal manera conviene actualizar en un primer paso lo que llamaremos el concepto descriptivo del tiempo. El tiempo sería continuo porque el mismo ahora es el último de la línea del pasado y el primero de la línea del futuro, ya que cada momento está en

continuidad real con los demás momentos de la línea del tiempo constituyen un conjunto de paso, un conjunto donde transcurren las líneas del tiempo, es en consecuencia la continuidad real, donde transcurre el ahora-presente, y a medida que pasa el tiempo aparecen los ahoras como pasados y futuros del ahora presente. Por lo tanto la línea del tiempo es la línea del transcurso de las cosas. Es una correlación constante de nuestros recuerdos y nuestras esperanzas centradas todas en la atención vital que es nuestra vida misma.

c) ¿En qué consiste el pecado y como el hombre puede ser bueno?

El pecado consiste cuando un hombre hace una mala acción en contra de sus semejantes o en contra de el mismo, ya que no está actuando de manera que le vaya bien en su vida, por ejemplo: cuando se traiciona a un amigo o a una persona de tu familia o se actúa mal en contra de una persona o se cometen acciones peores en todos estos casos el mal se presenta como carencia de un bien y por otra parte como negación de nuestro propio ser, ya que el mal es una falla y una carencia de nuestra persona de modo que el pecado se infiere no como el querer una naturaleza buena sino como perder esa naturaleza y elegir una mala. Cuando San Agustín se refiere al pecado original “El hombre no apeteció una naturaleza mala cuando echo mano al árbol prohibido; sino que dejando lo que era mejor, cometió

por si un acto malo” de modo que el mal es relativo, la persona elige según su educación y moralidad lo que le conviene y Dios no tiene nada que ver. Y el hombre puede ser bueno siguiendo la razón y la iluminación en su alma haciendo y obrando con sus semejantes el bien, como si fuera el mismo, tratando a las personas con amabilidad y caridad y nunca traicionando sus principios ni usando una doble moral. Siguiendo la verdad de las cosas. Como existe el mal, porque las personas lo eligen y a veces ni siquiera saben que quieren, también existe el bien, el que triunfa sobre las cosas buenas

d) ¿Cuáles son las dos ciudades y qué caracteriza a cada una de ellas?

La ciudad perecedera de los hombres y la ciudad eterna que los primeros cristianos simbolizaron en la Jerusalén Celeste, fueron las dos ciudades; la terrestre donde se puede menospreciar a Dios y la otra ciudad es la celestial, donde el amor a Dios se puede llegar a despreciar a uno mismo. La primera tiene su gloria en sí misma y la segunda en el Señor. Un amor mal interpretado, egoísta del amor, nos llevó a preferir la vida

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