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San Agustin


Enviado por   •  17 de Octubre de 2013  •  4.524 Palabras (19 Páginas)  •  346 Visitas

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SAN AGUSTIN

Vida

Nació en al año 354 en Tagaste, en el norte de África. Patricio, su padre, era pagano, y Mónica, su madre, era cristiana. Empezó sus estudios en su ciudad natal. A los 19 años, después de leer a Cicerón, empieza el estudio de la filosofía. Algo decepcionado luego de intentar hallar respuestas en la Biblia, se sintió seducido por el maniqueísmo, el cual adoptó por varios años.

Después de unos años, San Agustín comenzó a centrar su interés en el escepticismo. Tras su viaje a Milán, se reorientó hacia el Neoplatonismo. Bajó la influencia de San Ambrosio se convirtió al cristianismo los 32 años. Fue bautizado en el año 387. Tras regresar a África, fue ordenado sacerdote en el años 391 para luego convertirse en obispo de Hipona, en el año 395. Murió en el 430, a los 76 años, cuando su ciudad se encontraba asediada por los vándalos.

Durante su vida, San Agustín siempre sintió una profunda admiración por la filosofía platónica y neoplatónica, pues según él “el pensamiento de Platón conduce a Cristo”. Por ellos su filosofía es una fusión del platonismo con los dogmas del cristianismo.

Obras

San Agustín es un escritor prolifero. Escribió más de un centenar de obras y cientos de cartas que hasta hoy en día se conservan gracias al cuidado de la comunidad religiosa por él fundada. Entre las principales obras de carácter filosófico encontramos:

a. De trinitate (De la Trinidad)

b. Civitas Dei (La ciudad de Dios)

c. Las confesiones

Influencias y controversias

La principal influencia en el pensamiento de San Agustín es el platonismo, fuertemente influenciado por los postulados de Plotino y su nueva interpretación de Platón. Y por otra parte, la otra gran influencia en su pensamiento es el cristianismo tal como se lo comunicó San Ambrosio de Milán.

Sin embargo, el pensamiento de San Agustín resulta extraño si no se tiene en cuenta su papel apologético. La apologética consiste en la defensa de la fe ante quienes la atacan. San Agustín, a lo largo de sus escritos se enfrenta en varias controversias contra:

a. El arrianismo: debe su nombre al obispo Arrio (256-336), quien desde el año 318 difundió la creencia que no existen tres personas en Dios, sino una sola persona, el Padre. Afirmaba que Jesucristo no era Dios, sino alguien que fue creado por Dios para apoyarlo en su plan. Al ser creado por Dios, hubo un tiempo en el que no existía, deduciéndose que no es eterno y por tanto no es divino. A lo sumo, Jesucristo es el hombre más santo y por ello Dios lo adopta como Hijo.

b. El donatismo: su nombre se debe al cristiano Donato del norte de África. Sostenía que la Iglesia visible está compuesta solamente de los justos y santos y que los sacramentos son inválidos si los administra un servidor indigno.

c. El pelagianismo: su nombre se debe a Pelagio, quien negaba la existencia del pecado original, falta que habría afectado solo a Adán. Por lo tanto la humanidad nacía libre de culpa, por lo cual el bautismo quedaba sin sentido. Además, defendía que la gracia no tenía ningún papel en la salvación, solo es importante obrar bien.

d. El maniqueísmo: idea creada en Persia por Manes (215-275). El maniqueísmo es dualista: cree en la lucha eterna entre el bien y el mal. Según los maniqueistas, Dios es el creador de todo lo bueno y Satanás el creador de todo lo malo. Niegan la responsabilidad humana por los males cometidos porque cree que no son producto de la libre voluntad sino del domino de Satanás sobre nuestra vida.

Conocimiento e iluminación

Para San Agustín de Hipona, el conocimiento de la realidad o del mundo no se encuentra fuera del ser humano sino en el interior del hombre, en lo recóndito de su alma. Es una verdad revelada por Dios que hace posible el conocimiento del mundo.

La existencia del mundo exterior es un hecho que no se pone en duda. San Agustín supone que los objetos sensoriales no sólo activan los sentidos sino también el alma. El alma interior extraerá las representaciones de los objetos:

“No busques fuera de ti…, entra en ti mismo; la verdad se encuentra en el interior del alma humana; y si hallas que tu naturaleza es mudable, trasciéndete a ti mismo. Ten en cuenta, empero, que al trascenderte a ti mismo, trasciendes el alma que razona, de modo que el término de la trascendencia debe ser el principio donde se enciende la luz misma del raciocinio”

San Agustín. La verdadera religión.

En cuanto al alma se refiere, al entrar en contacto con el mundo se pone en actividad, pues tiene la capacidad de reconocer la forma y el movimiento de los cuerpos. Sin embargo, las formas o ideas inmutables y necesarias no brotan de los objetos ni tampoco del alma misma. El alma solo tiene la capacidad de juzgar a partir de los conceptos que no cambian o que son permanentes, como los conceptos matemáticos y geométricos que son universales y necesarios a partir de los cuales el alma juzga.

Lo anterior lleva a la pregunta: ¿de dónde toma el alma esos criterios universales con los cuales juzga la realidad? Según San Agustín, las ideas son las formas fundamentales o modelos de las cosas. De esta manera, la verdad de los objetos se encuentra en Dios, el cual se refleja en el interior del alma. Así, el alma descubre en su seno esas verdades superiores que están en Dios y que explican el mundo, En consecuencia, “los conceptos relativos de las ciencias, que todos los que los entiende los considera como absolutamente verdaderos, no pueden ser entendidos si no son iluminados, por un sol propio” (San Agustín. Soliloquios). La analogía de la luz nos remite al mito de la Caverna de Platón. Según San Agustín, Dios en tanto que es esencia y verdad comunica de su perfección a la mente o alma humana; la cual tiene la capacidad de iluminar y revelar la verdad del mundo sensible.

Por todo lo anterior, podemos decir que Dios es el fundamento último de la verdad y del conocimiento.

La existencia de Dios

Para San Agustín, Dios es el principio de toda verdad que por su perfección ilumina las mentes de los hombres y que por lo mismo no puede permanecer oculto. Dios se revela al hombre por la iluminación. Si Dios tiene como atributos el ser en plenitud, el ser esencia (verdad) y además, el bien último al que aspira el hombre, entonces, debe ser fundamento último de toda verdad en cuanto que es suma perfección. En

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