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Simbología Religiosa


Enviado por   •  18 de Mayo de 2015  •  1.813 Palabras (8 Páginas)  •  217 Visitas

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CAPÍTULO I: SIMBOLISMO RELIGIOSO

1.1. Historia de la simbología religiosa

El símbolo es una clase de signo que tiene un poder de expresión en parte contenido en su misma naturaleza y en parte dependiente de la libre imaginación del hombre. La palabra símbolo viene del griego, del verbo symballesthai que significa reunir, juntar, asociar. Se llamaban símbolos los dos trozos de una misma pieza, vasija, etc., de barro o de metal, que se partían entre dos amigos y que venían a ser el testimonio de una amistad que había de durar mientras duraran los dos trozos partidos en poder de ellos. La adecuada superposición de esos dos trozos testimoniaba la unidad existente entre los que los poseían. La idea de símbolo implica, así, recomposición, reconocimiento, presencia de algo distinto a la simple apariencia. El símbolo es posible supuesta la capacidad cognoscitiva del hombre junto con su poder inductivo, deductivo, intuitivo e imaginativo.

Como santo y seña, el símbolo era la palabra clave con que se daban a conocer los miembros de una sociedad. Los símbolos eran de uso común en los cultos mistéricos, el símbolo viene a ser la interpretación común de los mitos; entonces un hecho o relato mitológico es un símbolo de una verdad filosófica o teológica, en parte oculta o difícil. Así simbólico viene a ser sinónimo de alegórico, y en este sentido hay que entender la exégesis de Filón y en gran parte la de los autores de la escuela alejandrina. En relación con este uso de la palabra símbolo está el llamar así al Credo, símbolo de la fe (V. FE II), fórmula que resume y contiene todo lo que hay que creer en la Iglesia (aunque aquí ya no se trata de alegorías, mitos ni hechos mitológicos, sino de hechos históricos y de verdades religiosas expresados en una determinada fórmula). Símbolos son utilizados también en los documentos comerciales, diplomáticos y jurídicos. La ciencia los usa como un recurso de abreviación en la formulación de proposiciones y en la de cálculos matemáticos.

Los hombres se comunican entre sí los pensamientos, conocimientos, afectos, sentimientos, etc., por medio de toda clase de signos y símbolos: signos lingüísticos o palabras, gestos como el estrecharse las manos u otra clase de saludos, regalos, dones, etc. Con todo ello se manifiesta una persona a otra, y se une a ella, o se separa. Sin embargo, el trato y comunicación entre los hombres no se reduce a un manejo o donación mutuos de símbolos, aunque éstos sean frecuentes y necesarios. Cuando una persona sirve a otra o a varias o se sacrifica por ellas, con su trabajo, con su tiempo, etc., no está simbolizando ni usando necesariamente símbolos, sino que simplemente está amando o sirviendo. Con más razón todavía, el trato y comunicación entre el hombre y Dios no se reduce a símbolos y simbolismos, y ello por la especial relación que hay entre el hombre y Dios: por la ¡limitación del poder y libertad divinos y por la absoluta dependencia del hombre respecto a Dios, dador y sustentador del ser y vida humanos.

Por eso, ciertamente, Dios se manifiesta y el hombre lo descubre a través de todas las cosas, creadas por Él, signos y símbolos, por tanto, de su inteligencia, bondad y poder. Pero Dios y lo divino pueden darse al hombre, y de hecho se han dado y se dan, de otras formas, directas, más o menos inmediatas e interiores; p. ej., con su Revelación sobrenatural, destinada a todos los hombres por múltiples caminos interiores y exteriores; y también con su gracia, con mociones o inspiraciones interiores, etc.

De esta forma, dentro de estos límites, en el campo religioso se encuentran variados símbolos para significar y expresar toda suerte de realidades del más allá, de manifestaciones divinas y de comunicaciones de Dios a los hombres, o de éstos a DIOS. Se encuentran símbolos de uso casi universal, o muy frecuente, debido a la base común de religiosidad presente en todo ser humano; pero ello no indica necesariamente una mutua y estricta dependencia de ideas religiosas entre los diversos ambientes donde se hallan símbolos comunes o parecidos; e incluso sucede con frecuencia que un mismo símbolo tiene significados distintos en diferentes lugares. Así, por citar un ejemplo claro y extremo, la cruz como símbolo era usada por los indios antes de la llegada de los misioneros españoles a América. Algunos pensaron que se trataba de una huella remota de una primitiva evangelización olvidada, posiblemente por S. Tomás Apóstol desde la India. Pero pronto se dieron cuenta que la cruz era para los aborígenes un símbolo del cuatro, una representación geográfica o astronómica.

Cabe preguntarse si el hombre ha perdido en parte su capacidad de conocimiento y de lenguaje simbólicos, atándose excesivamente a lo concreto, lo material o lo racionalista. Sin embargo, la psicología de lo profundo ha sacado a luz la permanencia del símbolo como espontánea expresión humana. Pero el símbolo no ha quedado solamente en los niveles de la inconsciencia. A pesar de filosofías e ideologías racionalistas que quisieran dejar el símbolo fuera del lenguaje humano, el conocimiento simbólico sigue dándose en el mundo. El diálogo entre el hombre y Dios no se ha interrumpido; el sentido religioso y el culto a Dios es algo connatural con el hombre; la toma de contacto con pueblos de África y Asia ha vuelto a ponerlo de manifiesto, valorando lo simbólico. Poetas y artistas siguen entendiendo el mundo y el cosmos como una posibilidad de acceso y expresión de lo inefable. El conocimiento intuitivo de símbolos sigue ayudando al hombre a penetrar en el corazón más íntimo de la verdad de las cosas.

1.2. Definición del simbolismo

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