TEOLOGÍA BIBLICA CONCEPTOS Y DEFINICIONES
elboti835 de Septiembre de 2013
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TEOLOGÍA BIBLICA
CONCEPTOS Y DEFINICIONES
Origen del Nombre: El nombre de la teología deriva de dos palabras Griegas, en cuyo idioma nos llegó el canon cristiano. La palabra Griega «teós» significa "Dios," y la palabra Griega «logos» significa "ciencia, estudio." Combinadas las dos palabras significan "el estudio de Dios." En su forma más sencilla, pues, la teología es el estudio de Dios.
Por Teología se entiende el estudio sobre Dios o que tiene a Dios por objeto, En este sentido, Teología puede considerarse como la suma de los conocimientos humanos sobre Dios. Pero al mismo tiempo esta palabra puede tener el sentido, del estudio de la revelación que Dios comunica a los hombres por su gracia. “Teología”: Es el conocimiento que Dios tiene de sí mismo, y que comunica a los hombres por medio de la revelación. La Teología es un estudio sobre Dios, en ambos sentidos.
Este estudio puede ser llevado a cabo a través de una por reflexión sobre el mundo creado, lo que se llama Teología Natural; o procede de un estudio de la palabra de Dios a los hombres, lo que se llama Teología Bíblica. Cada una de ella, difiere de la otra por su manera de alcanzar a Dios: La Teología natural alcanza a Dios por medio de las obras de la creación y por la luz natural de la razón. La Teología Bíblica alcanza a Dios por la palabra y el testimonio de Dios sobre sí mismo, y por la luz de la razón iluminada por la fe. Por la Teología natural conocemos a Dios como principio y fin del universo; por la Teología Bíblica conocemos los misterios de su vida íntima a través de su Palabra.
En los tiempos antiguos se usó el término teólogo a quienes escribían la historia de los dioses y sus hazañas. Se cree que Ferécides fue el primer hombre conocido como Teólogo. Su obra fue titulada Teología. Así, en sentido general, Teología puede aplicarse a las investigaciones científicas de personas sagradas, cosas o relaciones, ya sean estas reales o imaginarias.
Teología en sentido estricto.
La Teología propiamente dicha es la ciencia de Dios, pero de Dios tal como se nos ha dado conocer por la revelación, y en la medida en que esta revelación puede introducirnos en un conocimiento más profundo de su misterio íntimo. El punto de partida de la Teología es, por consiguiente, el Dios en su libre testimonio sobre sí mismo. Por otra parte, se puede decir también que la Teología es la ciencia del objeto de fe, o sea la ciencia de lo que es revelado por Dios y creído por el hombre; y en esto difiere por completo de las demás ciencias, pues mientras que las ciencias naturales se apoyan en los datos de la experiencia, la Teología se basa en los datos de la revelación que han sido acogidos por la fe.
El teólogo se esfuerza, por medio de la reflexión, en llegar a una inteligencia más profunda de los misterios que ya ha aceptado por su fe. La Teología es obra del creyente, que se sirve de su razón para comprender mejor lo que ya posee por la fe. La Teología es la fe vivida por un espíritu que piensa, y que ha sido científicamente elaborada por él. La Teología es la fe aplicada a la inteligencia de su propio objeto; por ello la Teología demuestra fidelidad a su misión cuando no solamente se pone a recoger los datos de la fe, sino cuando procura comprenderlos y penetrar en ellos cada vez más.
Definimos Teología como ciencia, arte y disciplina que partiendo del conocimiento revelado y aplicando sobre él los métodos científicos y filosóficos busca explicar la razón de ser del mundo, y su relación con el creador.
La Teología que nosotros iniciamos es Teología Cristiana. La Teología Cristiana es: el discurso del conocimiento que se tiene acerca de Dios, sus obras, propósitos y naturaleza, con la finalidad de mostrar a la humanidad la razón de ser de todo el universo.
EL OBJETO DE LA TEOLOGIA
A la pregunta sobre cuál es el objeto de la Teología, o quién es el sujeto de que trata, responde la Teología tomista diciendo que es Dios en cuanto Dios, Dios en su misma naturaleza; pero otros teólogos, preocupados en construir una respuesta centrada en el movimiento mismo de la revelación, contestan diciendo que el objeto de la Teología es Cristo y la historia de la salvación. Por tanto, ¿cuál es el objeto de la Teología? ¿Es Dios o Cristo? ¿Es Dios, o la economía de la salvación?
Dios como el objeto de la Teología.
Es evidente que el objeto material de la Teología es Dios, pero hay que ver cuál es su objeto formal. El objeto formal de una ciencia es el aspecto particular bajo el que considera su propio objeto material. Para designar el objeto formal de la Teología, Santo Tomás propuso el estudio de Dios en cuanto Dios: “En la doctrina sagrada todo se trata desde el punto de vista de Dios, bien porque es el mismo Dios (esencia, atributos, personas), o porque está ordenado a Dios como principio y fin (las criaturas, los actos humanos, las leyes, la gracia, las virtudes, los sacramentos)”
La Teología estudia a Dios en el misterio de su vida íntima y de su designio de salvación. Toda la Teología para Santo Tomás se reduce al misterio de Dios en su vida íntima, y al misterio de la economía de los medios que nos conducen a él. En términos más personalistas podemos decir que la Teología trata de Dios mismo. Por eso todos los tratados de Teología hablan de Dios: del Dios que existe, del Dios que crea y que justifica, del Dios hecho hombre y siervo doliente, del Dios fuente de toda gracia y de toda virtud, del Dios que santifica y del medio por el cual actúa, la Iglesia, del Dios que hace bienaventurados a los que le aman y le sirven.
La Teología no habla más que del Dios vivo y personal que ha creado al mundo, que ha librado a su pueblo de la esclavitud de Egipto y ha establecido con él la alianza, que amó a los hombres hasta el punto de entregar por ellos a su Hijo, y al que la Iglesia no deja de invocar como el Dios de la salvación; como el Dios que es y será para siempre. El Dios del que habla la Teología no es un concepto abstracto ni un Dios mudo, sino el Dios vivo cuya palabra y cuyos gestos llenan los dos Testamentos.
La Teología trata también de las criaturas, del hombre, pero las considera en su relación con Dios: como efectos de Dios, como imágenes de Dios llamadas a compartir su vida íntima, o a entrar en el movimiento de renovación cósmica inaugurado por la victoria de Cristo sobre el pecado y la muerte. La atención que la Teología dirige al hombre no está en contradicción con esta visión de las cosas; si la Teología se inclina sobre el hombre es para revelarle que su misterio está en Dios, porque en definitiva, lo que le preocupa y lo que quiere la Teología es completar al hombre, mostrándole sus rasgos de criatura renovada en Cristo. La conversión del hombre se hace con vistas a una conversión a Dios; entonces, aunque trate del hombre, Dios sigue siendo el objeto de la Teología.
El medio por el que Dios se vuelve accesible a la Teología es la revelación que nos da sobre sí mismo. En el plano subjetivo, la luz de la Teología es la razón iluminada por la fe, con una luz que resulta de la empresa de la razón y de una acción sobrenatural de Dios, que hace naturalizar al hombre con el mundo del Evangelio.
Dios como salvador.
Dicen algunos teólogos que el objeto formal de la Teología es el Dios Salvador, puesto que si nos preguntáramos cuál es la verdad que Dios nos ha querido revelar principalmente, la verdad central de la revelación a la que principalmente aspire a conocer nuestra fe, hemos de responder que esta verdad es: Dios es nuestra salvación, Dios nos salva por Jesucristo. “Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por él” (Jn 3,16-18).
En la obra de San Pablo, el tema de la salvación ofrecida a los hombres por la fe en el Evangelio constituye el tema de la Carta a los Romanos. En la Carta a los Efesios, San Pablo nos dice que Dios en sus planes amorosos ha querido recapitular todas las cosas en Cristo, constituyendo a Cristo principio último de salvación para todos los hombres, judíos y gentiles. El cristianismo no es, pues, una metafísica abstracta, sino la historia de la salvación; de esta forma, la idea dominante que dirige el progreso de la revelación, desde el comienzo del Antiguo Testamento hasta el final del Nuevo, y que da su unidad a ambos Testamentos, es el siguiente: Dios nos salva por Jesucristo.
No podemos tener de Dios más idea que la que él mismo nos ha revelado; pues bien, él se nos ha manifestado como el Dios que salva. El objeto de la revelación, el objeto de la fe, y en consecuencia el objeto de la Teología es, por tanto, el Dios salvador; por eso el Evangelio es llamado “buena nueva de salvación” (Ef 2,16), o “palabra de salvación” (He 20,24), y también “palabra de vida” (Fil 2,16).
DIVISION DE LA TEOLOGIA
Se puede considerar a la Teología bajo diferentes aspectos, como son su fin, su materia o su método, y por consiguiente hacer en ella diversas divisiones y reconocer diferentes partes.
Según su finalidad
Podemos mirar a la Teología bajo el punto de vista de su finalidad y preguntarnos cuál es la intención del trabajo teológico, y si tendrá una finalidad teórica o práctica. Una ciencia práctica tendrá como fin regular nuestras acciones y ordenar el obrar de nuestra vida, mientras que la ciencia teórica o especulativa, según la expresión de los escolásticos,
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