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Timoteo 1 Y 2. Cartas pastorales

fchacon0416 de Octubre de 2012

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TIMOTEO (Cartas a)

DicTB

SUMARIO: I. Cartas pastorales: El debate sobre las cartas pastorales. II. Origen histórico: 1. Canonicidad de las pastorales; 2. Autor, lugar y tiempo de composición: a) El cuadro histórico de las pastorales, b) Características literarias y teológicas. III. Origen literario: 1. Situación vital; 2. Género literario de las pastorales; 3. Elementos temáticos comunes. IV. Estructura y mensaje teológico-espiritual: 1. Primera carta a Timoteo: a) Estructura literaria y temática, b) Mensaje teológico-espiritual; 2. Segunda carta a Timoteo: a) Estructura literaria y temática, b) Mensaje teológico-espiritual.

I. CARTAS PASTORALES. La primera carta a Timoteo abre la serie de las tres cartas que en el canon cristiano forman parte del grupo de los escritos paulinos. A partir del siglo XVIII, estos escritos son conocidos como "cartas pastorales". Constituyen un complejo unitario, caracterizado por los siguientes elementos distintivos. Ante todo son escritos dirigidos a discípulos o colaboradores particulares de / Pablo: Timoteo y Tito; pero, a diferencia de la carta o billete enviado a Filemón, se trata de personajes del círculo paulino responsables de comunidades cristianas locales. De ahí deriva el segundo elemento que califica a este grupo de escritos: la perspectiva eclesial o comunitaria, que justifica la designación de "cartas pastorales". En la tradición cristiana que se remonta a Agustín, las tres cartas son llamadas "pontificiae". Esta caracterización depende de que en los tres textos se recogen instrucciones y normas para la vida de la comunidad cristiana, para las varias situaciones y categorías de personas. A esto se añaden las motivaciones de carácter doctrinal en forma de catequesis, himnos, profesiones de fe y doxologías. Finalmente, un tercer elemento justifica la colocación de estos tres escritos en una colección homogénea: el estar emparentados entre sí por la terminología, el estilo y el género literario. También los intereses teológicos y el clima espiritual convergen en los tres escritos, aunque con diversos acentos. Por eso estimamos oportuno anteponer una presentación común de los tres textos en lo que concierne a su origen histórico y literario. En cambio, en la determinación de su estructura y del mensaje teológico respectivo se puede tener en cuenta la fisonomía peculiar de las tres cartas, distintas por la diversa amplitud y por los temas particulares que subraya.

La primera carta a Timoteo, la más amplia de las tres, comprende seis capítulos y está al principio en el orden canónico. La segunda carta dirigida a Timoteo es un breve escrito de cuatro capítulos, en forma de "testamento" espiritual de Pablo en vísperas de su muerte. Finalmente, la carta enviada a / Tito vuelve sobre algunos temas característicos, pero con comentarios y motivaciones propias.

EL DEBATE SOBRE LAS CARTAS PASTORALES. El interés por los tres breves escritos que cierran el canon de las cartas paulinas está ligado ciertamente a la eficacia de su mensaje pastoral. Encaja firmemente en la tradición paulina y de la primera Iglesia. Pero la atención de los lectores modernos puede verse en parte desviada o monopolizada por el debate de carácter controvertista desarrollado en el pasado todavía reciente en torno a las tres cartas mencionadas. Este se concentra en dos puntos calientes; concretamente: la autenticidad o no autenticidad paulina de las pastorales, y el valor teológico y espiritual de estos escritos. Este segundo problema depende en parte de la cuestión histórico-crítica del origen paulino de las tres cartas, si bien el valor espiritual y teológico de un texto no está ligado a su autenticidad literaria e histórica. Por eso es útil aclarar estas posiciones desde el principio para evitar simplificaciones que obedecen más a prejuicios que a una investigación histórica sincera y correcta. Ello permitirá valorar en su tenor teológico y espiritual los tres escritos del canon cristiano.

II. ORIGEN HISTÓRICO. La atribución de los tres escritos a Pablo tiene raíces muy sólidas en la tradición cristiana. Sólo en una época reciente, con el estudio histórico-crítico, se desarrolla la duda hasta llegar a la propuesta de nuevas hipótesis acerca del origen histórico y literario de las cartas pastorales. Es éste un problema de carácter histórico, que puede contribuir a la definición de la imagen tradicional de Pablo, pero que no impugna en nada el valor de los tres escritos ni prejuzga la interpretación del texto para captar el auténtico mensaje teológico y espiritual.

1. CANONICIDAD DE LAS PASTORALES. LOS tres escritos son acogidos sin dudas ni impugnaciones a partir de finales del siglo I y principios del II. La autoridad de las tres cartas se puede deducir de que en ellas se inspiran algunos escritos del siglo n (cartas de Ignacio de Antioquía). Una afinidad particular con las pastorales se encuentra en la carta escrita por Clemente Romano (finales del siglo i). El documento más antiguo que atribuye las tres cartas a Pablo y las acepta como canónicas e inspiradas es la lista de los escritos cristianos sagrados redactada en Roma en la segunda mitad del siglo u, y conocida como canon de Muratori. Esta tradición de la Iglesia romana es confirmada por el obispo de Lyón, Ireneo (Adv. Haer. praef cita 1Tim 1,4). Semejante atribución y autoridad paulina de las pastorales se repite en la Iglesia alejandrina (Clemente y Orígenes), siendo testigo de ello también el historiador Eusebio de Cesarea (Hist. Eccl. III, 3.5). La única voz que desentona en este concierto de testimonios es la de Marción. En su Apostolicon, lista de los escritos sagrados, ignora las tres cartas pastorales. A este respecto quizá haya que admitir la sugerencia de Tertuliano, el cual estima que la omisión de Marción obedece a una censura suya, porque en las cartas mencionadas los herejes o disidentes son desenmascarados y condenados sin medias tintas (Adv. Marc. V, 21).

En conclusión, se puede decir que las tres cartas son consideradas como textos autorizados del canon cristiano y atribuidas concordemente al apóstol Pablo. Esta conclusión no queda debilitada por el hecho de comprobar algunas carencias textuales en el papiro paulino más antiguo (siglo III) P46, conocido como Chester Beatty. Pero esa ausencia se puede considerar casual, debida a la falta de espacio. Por algo la escritura del texto se espesa hacia el final. También en el códice Vaticano, B (siglo IV), la falta de las tres pastorales se puede atribuir a la pérdida de los últimos folios. En cambio, los testimonios de los otros códices más autorizados y de los papiros más antiguos que citan los textos paulinos son unánimes en reproducir el texto de las cartas pastorales.

2. AUTOR, LUGAR Y TIEMPO DE COMPOSICIÓN. Como se ha indicado, la autenticidad paulina de las tres cartas, que aparece en forma indiscutible por el encabezamiento y por los saludos finales, es puesta en discusión a principios del siglo xix, cuando el estudio histórico-crítico del canon cristiano toma en consideración nuestros textos. Los argumentos aducidos para negar la autenticidad paulina de las pastorales son de tres órdenes: de orden histórico, de orden lingüístico-literario y de orden teológico.

a) El cuadro histórico de las pastorales. Tomando por base las cartas enviadas respectivamente a Timoteo y a Tito, donde se han conservado algunas indicaciones autobiográficas de Pablo, se puede reconstruir un cuadro de la actividad misionera y pastoral del apóstol. Se mueve él por la zona del Asia proconsular, teniendo como centro Efeso (lTim 1,3). De aquí se desplaza a varias localidades (visita Mileto y Colosas); toca también la isla de Creta, donde deja a Tito para proveer ala organización de aquella Iglesia. En Efeso se queda Timoteo con el mismo encargo, y, tocando Tróade, llega Pablo a Macedonia, desde donde proyecta dirigirse a Nicópolis, en Epiro, para pasar allí el invierno (Tit 3,12). A este cuadro de la actividad pastoral y misionera de Pablo se debe añadir el que ofrece la segunda carta a Timoteo, la más rica en informaciones biográficas paulinas (2Tim 4,9-18). Pablo está en vísperas de su condena a muerte (2Tim 4,6-8); se encuentra en la cárcel o encadenado en Roma (2Tim 1,8.16-17). Se lamenta de verse abandonado por algunos cristianos, antes colaboradores suyos, que han traicionado su confianza (2Tim 4,11). Pide al amigo y colaborador Timoteo que vaya a verle junto con Marcos y que le lleve el manteo que se dejó en Tróade, en casa de Carpo, junto con los libros y pergaminos (Biblia). Este conjunto del cuadro histórico y de la situación de Pablo prisionero está construido mediante noticias fragmentarias esparcidas por las cartas pastorales. Los nombres de los personajes allí mencionados, excluyendo los disidentes o tránsfugas, son todos, o casi todos, conocidos por el epistolario paulino y por los Hechos de los Apóstoles.

El cuadro histórico de las pastorales supone una actividad misionera y pastoral de Pablo en Oriente, sucesiva a su primer arresto o encarcelamiento romano, conocido por He 28,30-31. Además, tomando como base la segunda carta a Timoteo, se debe suponer un segundo encarcelamiento o detención romana de Pablo. Ahora bien, esta actividad de Pablo en Oriente no se puede incluir cronológicamente en el período que precede al último viaje a Roma bajo custodia militar. Además se debe observar que la segunda carta a Timoteo no sabe nada de una detención anterior del apóstol. Pues se habla de una primera audiencia del proceso, en la cual Pablo no fue asistido por nadie (2Tim 4,16-17). Finalmente, los datos que se pueden

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