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Tv En Los años 20

bladezk820 de Mayo de 2013

773 Palabras (4 Páginas)285 Visitas

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Marco recibió una carta de Julio, en la que éste le informaba que Craso era ahora pretor en Roma y

que los romanos lo querían por sus virtudes y espíritu de justicia. Julio y Pompeyo eran sus consejeros

do.

Al oír esto todos los presentes se rieron de Clodio, al que le gustaba mucho bromear sobre los otros;

pero al que no le hacía gracia que se chancearan de él.

En otra ocasión Cicerón dijo con tono acre a César:

—Tú insististe en que declarara contra Clodio y luego, cuando te citaron como testigo, alegaste no

saber nada del infame asunto, en el cual yo no quise verme mezclado desde el principio.

—Mi querido Marco —replicó Julio con indulgencia—. Puede que cambiara de opinión.

Al término de su mandato como cónsul, Cicerón se preparó para dirigirse al pueblo de Roma desde la

Rostra tal como era costumbre; pero Cecilio Metelo Nepos uno de los nuevos tribunos, se encaró con

Cicerón, diciendo que a un hombre que había pedido la muerte de ciudadanos romanos sin previo proceso

ante un jurado, no debería permitírsele que se dirigiera al pueblo para pronunciar un discurso justificando

su actuación como cónsul.

—Yo salvé a Roma —le contestó Cicerón—. ¿Acaso cometí un delito, de modo que al retirarme del

Consulado, un inferior pueda acusarme?

Y al oír esto el pueblo, recordando repentinamente la justeza de sus palabras, prorrumpió a grandes

gritos:

— ¡Ha dicho verdad!

Era el último aplauso público que había de recibir con tal fe y sinceridad.

Al retirarse como cónsul tenía derecho a elegir la mejor provincia para ser su gobernador. En aquel

tiempo Calcedonia era considerada la más agradable; pero recordando los servicios que Antonio Hybrida

había prestado al país al lado de él, nombró gobernador a este joven patricio y en su magnanimidad

nombró para el mismo cargo en la Galia Cisalpina a Metelo Celer, el hermano del mismo tribuno que lo

había desafiado ante la Rostra, Metelo Nepos, recordando la valiente actuación de aquel militar al impedir

que Catilina escapara por el paso de Faesulae; pero el tribuno se burló en público diciendo:

—Trata de ganarse mis simpatías.

Cicerón se quejaba a sus amigos:

—Dondequiera que me vuelva me encuentro enemigos. Parece como si hubiera un complot para

difamarme y hacerme caer en desgracia. Lo que ignoro es quién será el instigador.

Pensó verse libre de la maldad de todos aquellos a quienes había beneficiado con su bondad y

generosidad; pero pronto se desengañó. No tardaron en llegar a él informes escandalosos, dando cuenta

de que Antonio, su anterior colega, era culpable de opresión y extorsión en la provincia de Macedonia. Se

negó a creer esto de Antonio, que era hombre rico de nacimiento. Recibió una carta de Antonio

informándole con urgencia que iba a ser llamado para ser sometido a proceso, rogando a «su viejo y

querido amigo Cicerón», que lo defendiera ante los tribunales. Marco le escribió una tranquilizadora carta

de advertencia, que Antonio, astutamente, conservó. Antes de que su excolega llegara a Roma, Cicerón

preparó la defensa del caso con el mayor interés, en aras de una noble amistad. Y declaró públicamente

que aquella acusación era absurda y que Antonio era para él como un hermano. Palabras que fueron

recordadas por todos.

Entonces Cicerón recibió otro informe que le dejó estupefacto: Antonio había escrito a sus amigos en

el Senado, diciendo que Cicerón le había ordenado, antes de partir para Macedonia, que se repartiera con

él todos los despojos procedentes del saqueo

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