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VIOLENCIA Y ESCUELA


Enviado por   •  20 de Junio de 2014  •  605 Palabras (3 Páginas)  •  191 Visitas

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Las aulas de las escuelas públicas o privadas son una caja de resonancia, donde tarde o temprano los chicos descargan la turbulencia por la que transitan en su vida diaria.

Días pasados, en una escuela de la periferia de nuestra ciudad, aunque el lugar de procedencia no incida como determinante de los hechos, dos alumnos dirimieron sus diferencias con golpes y puntazos. Bien sabemos que sucesos como éstos ocurren a diario en distintos escenarios y que sus protagonistas no son siempre los jóvenes. Basta observar el riesgo que significa entrar a un boliche, cuando el personal encargado de la seguridad es precisamente quien suele arremeter con violencia contra la integridad física de los adolescentes. En otro contexto, un espectáculo deportivo puede transformarse en una guerra donde no se diferencian víctimas de victimarios.

Para comprobar que la violencia no es privativa de un sector social, recordemos aquellos casos en que conductores de autos lujosos resuelven problemas de tránsito con disparos a quemarropa.

Pero por encima de todo esto, no podemos ignorar que hay una cruda realidad de diferencias sociales, por un lado, y una ostentación de poder, por otro, que devienen en una violencia superior que penetra en todos los ámbitos. Por ello, consideramos que la escuela no puede escapar a las tensiones que hieren de muerte a la sociedad. En su seno, se cristaliza la realidad que los jóvenes padecen y reproducen descarnadamente. Pues a nosotros nos corresponde escuchar sus agudos llamados de atención.

Si no nos dejamos arrastrar por el análisis simplista de los hechos, podemos advertir que quienes instauran el terror no son justamente los jóvenes sino el poder de los adultos violentos. Y esta violencia pasa de una generación a otra como un funesto legado de lo irremediable.

La auto-desvalorización es una de las características de los sectores desfavorecidos, donde la vida pierde su valor. Pero los jóvenes de clases acomodadas tampoco encuentran referentes fuera de la agresión, el maltrato o el consumo exacerbado. La propia realización se ve amenazada tanto por la pobreza material como por la pobreza de valores. Y cuando la vida pierde su valor, ¿qué más queda por perder?

Las escuelas se convierten en espacios sociales donde repercute, sin filtros, la realidad social. Ya no son burbujas ni templos del saber como en otras épocas.

A principios del año 2005, en una entrevista que concediera al diario Clarín, el Ministro de Educación Daniel Filmus sostenía: “Sería hipócrita sorprendernos porque haya aumentado la violencia escolar cuando la sociedad sobrelleva un crecimiento alarmante de la pobreza, la exclusión, la disgregación familiar y los valores que frecuentemente proponen los medios de comunicación, muchas veces contrarios a los que trabaja la escuela”. Duele reconocer que hoy, dos años más tarde, el panorama social y escolar sigue siendo el mismo.

Pero

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