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Y SERÁS LLAMADO REPARADOR DE PORTILLOS


Enviado por   •  26 de Septiembre de 2013  •  18.399 Palabras (74 Páginas)  •  413 Visitas

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Y LOS TUYOS EDIFICARÁN LAS RUINAS ANTIGUAS; LOS CIMIENTOS DE GENERACIÓN Y GENERACIÓN LEVANTARÁS,

Y SERÁS LLAMADO REPARADOR DE PORTILLOS, RESTAURADOR DE CALZADAS PARA HABITAR. (ISAÍAS 58:12)

INTRODUCION

Edificar o reedificar, construir o reconstruir, casas o edificios, fábricas o ciudades; solo es posible a través de la sabiduría, esfuerzo e inversión económica. Los elementos a utilizar deben cambiarse de lugar y transformar los materiales para que sean útiles. En el caso de reedificar; existe la ventaja de poder usar como base algunos elementos ya existentes, y la desventaja de tener que remover los escombros, de derribar y retirar lo inútil.

Este libro está dedicado a las personas que reconocen que Dios los ha llamado a edificar y a reedificar las vidas destruidas; a los que van a remover los escombros dejados por el pecado, por la religiosidad y por el diablo; a los que han sido llamados a construir el edificio de Dios; la Iglesia, de la que el apóstol Pablo dijo: ...edificados para morada de Dios en el Espíritu.

Con las vidas que el diablo a destruido por la ignorancia de la voluntad de Dios, debemos edificar un templo Santo para el Señor. Con los oprimidos, con los débiles, con los pobres, con los necios, con los que no valen nada, ni son amados por nadie. Con la guianza y el poder del Espíritu Santo, debemos remover los escombros y levantar en su lugar bases sólidas que sostengan la nueva edificación.

“Serás llamado reparador de portillos”; es un conjunto de principios bíblicos que nos muestran lo primero que debemos hacer para reedificar vidas humanas. Es mi deseo que beneficien su vida y ministerio; y que practicándolos y enseñándolos, miles de almas sean

Reedificadas.

CAPITULO I

LOS OBREROS NO CALIFICADOS

PRIMER TIPO:

LOS HIPOCRITAS

REPRENSION DIVINA POR LA HIPOCRESIA.

En el capítulo 58 del profeta Isaías, el Señor envía una fuerte reprensión a su pueblo, el cual, continuamente a lo largo de más de 800 años, ha practicado una religiosidad externa e hipócrita.

Los Judíos provocaron al Señor de muchas maneras, incluyendo la idolatría; pero en este punto de la historia (cerca del año 700 a.C.), su pecado se enfoca en el hecho de pretender ser justos, a pesar de haber fallado totalmente en su compromiso de ser un pueblo Santo, consagrado, que debía obedecer la ley recibida en los tiempos de Moisés, lo cual era determinante para poder recibir las bendiciones del capítulo 28 del libro de Deuteronomio.

Dios escogió a Abraham, para levantar un pueblo Santo, en el cual mostraría su gloria y su poder, un pueblo del cual podría gloriarse por causa de su obediencia y piedad.

Pero a lo largo de las generaciones, encontramos que los Judíos permanecían fieles en su culto a Dios solamente por cortos periodos, pues la mayor parte del tiempo fallaron en el cumplimiento del pacto. No fueron obedientes, no se condujeron como un pueblo especial, sino que cometieron las mismas abominaciones que los demás pueblos paganos. Aún sus Reyes y sacerdotes fallaron al dirigir correctamente al pueblo, y la decadencia espiritual se hizo notoria.

Los judíos vivían ciegos y ajenos a los principios espirituales que contenían las ordenanzas de la ley, y en esa condición desarrollaron un estilo de vida religioso que no incluía la piedad, ni la santidad que Dios demandaba.

Por esto, surgió la necesidad de que el Profeta de Dios levantara su voz, este debía declararle al pueblo cual era la condición en que había caído. Era necesario que el pueblo de Dios reconociera su rebelión y su pecado, por ello Dios le da la siguiente instrucción a Isaías:

ALZA TU VOZ Y ANUNCIA A MÍ PUEBLO SU REBELION Y A LA CASA DE JACOB SU PECADO (ISA.58:1)

La rebelión que Dios señala a su pueblo, es la desobediencia a las instrucciones divinas, y el pecado mencionado es la Hipocresía.

Dios resiste a los altivos, porque su comunión intima es con los humildes; pero también resiste a los hipócritas que tienen confianza en sí mismos como justos. El Señor se agrada únicamente de los que le obedecen, esto es el cumplimiento de Pro.28:9

EL QUE APARTA SU OIDO PARA NO OIR LA LEY, SU ORACION TAMBIEN ES ABOMINABLE.

LA HIPOCRESIA DE LOS JUDIOS.

A pesar de su estado de pecado, los Judíos buscaban al Señor, querían conocer sus caminos, comportándose como gente que había hecho justicia. Es decir, que pasando por alto su condición espiritual pretendían tener comunión con Dios.

Se consideraban con derecho a invocarlo, y a recibir respuesta, como si fuesen gente que había obedecido a Dios.

La Biblia los describe a ellos, como gente que ha dejado la ley de su Dios; pero se atreven a pedirle juicios justos y quieren acercarse a él.

El Señor les dice: me buscan cada día, quieren saber mis caminos, me piden justos juicios, quieren acercarse a mi; pero no es posible, porque no han hecho justicia y han dejado mi ley.

En otras palabras él dice: Uds. no me han obedecido, y vienen a mí, como si lo hubieran hecho, esperando que yo les responda; quieren ignorar sus pecados y la separación que estos causan entre Uds. y Yo.

En Isa.58:2; se revela que los Judíos actúan como que fueran “gente que hubiese hecho justicia”; esto es idéntico al comportamiento del fariseo de Luc.18; y a la conducta de las personas a quienes el Señor Jesús les narró esta parábola, pues se dice de ellos; que eran “unos que confiaban en sí mismos como justos”.

Los fariseos se constituyeron en la máxima expresión de la hipocresía religiosa, es decir, de una religiosidad que consiste en actos y cumplimiento de ordenanzas sin que existan en el corazón los motivos o la actitud correcta.

El fariseo de Luc.18 (oraba consigo mismo) agradeciéndole a Dios por su santidad y justicia personal.

Sabiendo que los fariseos eran estrictos en el cumplimiento de la ley, y que eran celosos como nadie más; podemos creer que ciertamente el no era como los otros hombres, el no era ladrón, no era injusto en sus negocios, no era un adultero, ni pecaba de la manera que probablemente lo había hecho el publicano.

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