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EL PETRÓLEO: INNOVADORA Y DESTRUCTIVA REVOLUCIÓN

acorrea1662Ensayo13 de Octubre de 2016

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EL PETRÓLEO: INNOVADORA Y DESTRUCTIVA REVOLUCIÓN

En los últimos meses del 2014 el precio del petróleo ha venido una caída en sus precios internacionales, llegando a niveles por debajo de los US$50 que desde principios del siglo XXI parecería un precio anormal, a largo plazo el precio promedio (1970-2010), está por esto niveles e incluso menos (Esteve, 2010), por lo que he considerado de importancia dedicar unas líneas a como el petróleo llegó a ser el centro de la economía mundial en indisoluble simbiosis con el autoimovil, cosa que no siempre era así y, obviamente, no siempre lo será.

  1. DESPLAZAMIENTO DE LA MÁQUINA DE VAPOR

El desarrollo industrial de las grandes metrópolis durante el siglo XIX, la ampliación de los mercados para las mismas, tanto en el interior como en el exterior, y las investigaciones tecnológicas y científicas condujeron al descubrimiento de dos novedosas fuentes de energía, la de los derivados del petróleo y la electricidad, que desplazarían definitivamente la máquina de vapor en el transcurso de la primera mitad del siglo XX, pues resultarían más prácticas y menos costosas.

El petróleo es un líquido oleaginoso e inflamable que se ha formado en complejos procesos de millones de años en lechos continentales y marítimos, al igual que los demás combustibles fósiles como el carbón y el gas.

Se entiende por energía fósil la energía solar acumulada en las plantas y sepultada en el fondo de la tierra hace millones de años, transformándose allí lentamente en petróleo, carbón y gas.  (Vargas Gómez, 2007)

Aunque el petróleo era conocido por algunas culturas desde tiempos inmemoriales, la utilización solo en forma primaria de algunas de sus propiedades naturales, limitaría su impacto sobre la vida económica y social y sobre el medio ambiente.

Solamente a finales del siglo XX, con la invención del moderno automóvil impulsado por un motor de explosión, fundamentado en la combustión interna generada por un derivado del petróleo (la gasolina), que se vaporiza en el carburador y explosiona en un cilindro, en cuyo interior se mueve un émbolo o pistón que da origen al movimiento del vehículo, o de cualquier otro equipo.

El moderno automóvil aparece en la década de 1880, tanto en Estados Unidos como en Europa, época en que se originan varias de las más connotadas marcas mundiales de automóviles. Pero le cupo el mérito al industrial estadounidense Henry Ford (1863-1947), con la constitución de su empresa Ford Motor Company en 1903, la masificación y venta de automóviles.

A medida que avanzaría el siglo XX, se consolidaría el binomio conformado por las industrias petrolera y automovilística, que le darían dinámica a la sociedad capitalista y se transformarían en el símbolo de un sistema económico y de un modo de vida.

Otro acontecimiento trascendental en la vida económica y social del siglo XX serían los descubrimientos e invenciones realizados en el campo de la electricidad, en especial los llevados a cabo por el físico norteamericano Tomás Alba Edison (1847-1931).

Petróleo y electricidad se transformarían en otro binomio que contribuiría al desarrollo tecnológico y científico del siglo XX y al incesante auge de la sociedad de consumo.

  1. LA ECOLOGÍA ENFRENTA AGRESIONES AL MEDIO AMBIENTE

Desde finales del siglo XIX entran en escena los primeros científicos que se inquietan seriamente por las relaciones de los seres vivos con su entorno, disciplina que se denominaría ecología, palabra inventada en 1866 por el biólogo alemán Ernst Haeckel, aunque otros le atribuyen la paternidad al escritor libertario norteamericano Henry David Thoreau. El término ecología adquirió plena carta de ciudadanía internacional el 12 de abril de 1913 cuando un grupo de científicos británicos constituyen en Londres la British Ecological Society, primera sociedad, que se conoce, constituida en torno al problema ecológico, y que editará también el Journal of Ecology (Deléage, 1993).

La nueva ciencia se abriría camino muy lentamente, pues los humanos occidentales, por razones culturales están convencidos que tienen el pleno derecho, por disposición divina, de explotar y consumir todos los recursos que les ofrece la naturaleza.

Desde la década de 1980 se abrirían camino en los más diversos campos los temas relacionados con el medio ambiente y especialmente con el llamado cambio climático, que ha provocado el calentamiento global o aumento de la temperatura promedio de la tierra, como consecuencia de la contaminación atmosférica por el incremento del dióxido de carbono (CO2) y de otros gases que provocan el fenómeno conocido como “efecto invernadero”.

Los gases de efecto invernadero son los que producen una temperatura que ha permitido el surgimiento y desarrollo de la vida en el planeta tierra, pues su ausencia provocaría temperaturas muy bajas como acontece en otros planetas del sistema solar.

Sin embargo, el exceso de los gases de efecto invernadero, provocados generalmente por la acción de los humanos, altera la composición de nuestra atmósfera, atentando contra todas las expresiones de vida.

Ya existe un consenso  entre los ambientalistas de que las causas fundamentales que provocan el efecto invernadero son: el consumo de combustibles fósiles como los derivados del petróleo, el gas y el carbón, la deforestación, la ganadería extensiva y la agricultura intensiva.

En Colombia, especialmente en los últimos diez años, se ha venido afectando el medio ambiente en las ciudades por el incremento del parque automotor y la mala calidad del combustible consumido. Y este problema, además de poco preocupar a las  autoridades, es minimizado o distorsionado.

Es el caso de Medellín, presentada por sus autoridades como una ciudad modelo en todos los campos, en la  cual se derrochan miles de millones de pesos en obras de ornato y sin embargo en la capital antioqueña, “muere cada tres horas una persona por causa de la contaminación atmosférica”, en concepto del médico Elkin Martínez, director de investigaciones en Salud y Ambiente de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Antioquia.

La anterior afirmación hace parte de un informe sobre la contaminación ambiental,  redactado por la periodista Sonia Gómez, en el cual se afirma que de acuerdo a investigaciones de la Organización Mundial de la Salud, en Medellín se respira el aire más contaminado de América Latina. “Mientras para la OMS el límite crítico es de 20 microgramos por metro cúbico de partículas menores de 10 micrómetros en el ambiente que respiramos, ese nivel en Medellín es de 93, en comparación con los 74 de Santiago de Chile, los 66 de Bogotá y los 64 de Ciudad de México. (El Tiempo, 2009)

En el contexto general de Colombia, el medio ambiente se ha degradado como consecuencia de la deforestación, la agroindustria y la ganadería, tres fenómenos que están íntimamente interrelacionados con la irrupción en el campo de una activa clase empresarial emergente, buena parte de cuyos integrantes están relacionados con el paramilitarismo y el narcotráfico.

La intensa acumulación de capitales registrada en los anteriores sectores, a partir de las décadas de 1980 y 1990, y ante las dificultades para su inversión en actividades industriales o financieras tradicionales, se orientarían en acelerados e irracionales procesos de deforestación, sin respeto por las fuentes hídricas, en regiones con marcada vocación forestal, para:

  • El montaje de grandes haciendas ganaderas, actividad que aún otorga en Colombia status social y facilita la evasión tributaria y el lavado de dineros.

  • El establecimiento de grandes plantaciones de palma africana, orientadas a la producción de materia prima para la elaboración de agrocombustible, actividad para la cual el gobierno ha establecido un atractivo marco legal, tributario y financiero, a lo cual haremos referencia en otras unidades.

La deforestación ocasionada en países tropicales como Colombia es la responsable del 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero, ya que los árboles almacenan carbono, pero al ser talados ese carbón almacenado regresa a la atmósfera. Igualmente, los árboles almacenan agua y luego la liberan a la atmósfera mediante un proceso que se conoce como transpiración, pero al ser talados indiscriminadamente se deja de retener el agua en el ecosistema y el clima se vuelve más seco y los suelos se erosionan.[1]

La ganadería, especialmente la extensiva en los países tropicales como Colombia, es la causante del 18% de las emisiones de gases de efecto invernadero, como consecuencia de la deforestación que conlleva la siembra de pastos y las fermentaciones digestivas de los rumiantes que son generadoras de metano, fenómenos de provocan el calentamiento global.[2]

Igualmente, se considera que la agricultura comercial, por los numerosos químicos que incorpora en su proceso, contribuye con un 10% a las emisiones de gases de efecto invernadero.[3]

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