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Cibercultura


Enviado por   •  21 de Agosto de 2013  •  3.385 Palabras (14 Páginas)  •  305 Visitas

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Hace quince años, los argentinos colmaban las bibliotecas públicas para conseguir información, estudiar o investigar, iban de los shoppings a los locales para comparar precios de diferentes productos, ponían anuncios en carteleras urbanas para publicitar la compra o venta de sus bienes o utilizaban masivamente los libros de quejas para calificar un servicio en forma negativa, entre otras prácticas. Hoy, esas mismas costumbres perduran, pero también -y cada vez más- tienen lugar en la pantalla de la computadora, sin la riqueza insustituible del contacto personal. La llamada "cibercultura" llegó para quedarse, y ha producido un cambio de paradigma del que no parece haber vuelta atrás.

Los riesgos de hacer futurología se acrecientan, pero, como señala Alejandro Piscitelli en La generación Nasdaq (2001), es "fácil e inútil hacer prospección respecto de Internet. Todos los días aparecen mil promesas de cambio radical de la tecnología y de la vida cotidiana. Sin embargo, estos anuncios rara vez sobrepasan el nivel de una publicidad ingenua y descarriada. Es imposible entender el futuro de Internet sin hacer un poco (o mucho) de historia de los medios y, sobre todo, sin calibrar los modelos de negocios en relación con la evolución tecnológica y los cambios psicológicos y culturales de productores y consumidores".

Por ahora, en la cibercultura reina Internet. Algunas de sus características habían surgido primero en el ámbito de la ciencia ficción, por ejemplo en Neuromante (1984), de William Gibson, novela en la que el autor describe un universo lúdico y experiencias militares de comunicación a través de la mente. Poco antes, en su cuento "Quemando Cromo" (1981), Gibson llamaba "trocha" a la superautopista de la información y hablaba de unos "vaqueros de consola".

En este marco, para muchas personas, las prácticas on-line son parte de la vida diaria. En la Argentina, 14 millones de usuarios distribuyen su tiempo on-line entre la lectura del e-mail , el hallazgo de información y otros contenidos en los motores de búsqueda; el comentario vertido en un blog , la reserva de un pasaje aéreo o el pago de una cuenta a través de la banca electrónica son algunos eslabones de una cadena. Pero dado que la vida cibernética no es tanto una actividad individual como una experiencia compartida, también se tiene la posibilidad de construir comunidades de usuarios en torno a intereses comunes, con un único inconveniente todavía irresoluble: la ausencia del contacto cara a cara.

Cómo analizar la Web

La revolución de Internet no se limita exclusivamente al ciberespacio. En la "sociedad en Red" (una definición del sociólogo español Manuel Castells) convergen la Web (el gran generador de un cambio de paradigma que permite, al menos en los papeles, vencer las barreras espacio-temporales de las personas que habitan el planeta), la globalización y la crisis de las instituciones.

En Postales electrónicas , recopilación de ensayos sobre medios, cultura y sociedad publicada en 1996, el escritor, periodista e investigador Jorge Rivera decía: "Un panorama histórico de los medios puede optar por el enfilamiento cronológico o en proponer una perspectiva de análisis histórico-cultural, una presentación abierta de problemas, genealogías, reciclamientos, cruces y zonas de contacto y fuga entre los componentes de un sistema".

Esta última es la elección. Hay una evidencia: la tecnología no tiene impacto por sí misma sino en determinados contextos históricos, sociales, económicos y culturales. Entonces, el camino elegido es describir algunas tendencias, señalar cambios en los hábitos de producción, consumo y distribución de información, observar cómo la Web se despliega con su doble personalidad de plataforma de servicios y generadora de monopolios de conocimiento, y compartir una visión crítica sobre algunas zonas oscuras en el establecimiento de esta nueva tecnología de la información y la comunicación.

Estamos inmersos en la "sociedad de la información", una categoría promovida por las esferas gubernamentales de Estados Unidos y Europa en los años 90, que señala una era en la que las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) se convierten en motores del desarrollo. "La irrupción de Internet como red de acceso público impulsó esta expresión, que estaba basada en que la circulación sin obstáculos de la información emergía como garante de una nueva sociedad transparente y descentralizada", explica Armand Mattelart, uno de los analistas contemporáneos más preocupados por el debilitamiento de la reflexión crítica sobre los procesos de comunicación y su vinculación con los intereses industriales. Para el sociólogo belga, las lógicas de exclusión social, la concentración de los medios de comunicación y el peso del mercado conspiran contra el advenimiento de la Sociedad de la Información.

¿Cuáles son los hábitos vinculados al consumo cultural que modificó Internet? ¿La red incentiva la diversidad cultural o genera un monopolio de conocimiento?

Estos problemas se vuelven interrogantes porque mientras que algunas voces, como la de Nicholas Negroponte en Ser digital (1995), aseguran que estamos en presencia de un hito único en la historia de la comunicación, solo comparable a la imprenta como medio de transmisión, otras, más escépticas, sostienen que la Red es un simple y veloz vaso comunicante entre personas, tal como otras innovaciones que en su momento no eliminaron a sus antecesoras, sino que las obligaron a reacomodarse en un nuevo escenario, a reciclarse.

"El problema en Internet no es que el conocimiento sea monopolizado por unos pocos sitios porque, a diferencia de lo que ocurre en otros medios de comunicación, la barrera de entrada para publicar en la Red es muy baja; lo que genera inquietudes es que la clasificación y recuperación de todo el conocimiento almacenado on-line está a cargo de pocos sitios", dice Laura Siri, escritora, docente y periodista especializada en tecnologías de la información. Y añade: "Buscar en Internet ya es sinónimo de googlear . Si algo no aparece indexado en Google, es como si no existiera en la Red. Es tan difícil de hallar como un libro guardado en un estante que no le corresponde. Y si algo aparece en el buscador, pero en la página 300 de un listado de resultados, también es como si no existiera. Sería deseable, por ejemplo, que si uno busca información sobre Mali, aparecieran en primer término fuentes propias de ese país africano, y no lo que dice el FactBook de la CIA sobre él. Cuesta creer que ese país no tenga nada

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