El Consulado de Burgos
kika255656Síntesis6 de Febrero de 2015
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l Campo
Los años de mayor esplendor de la burguesía mercantil castellana se localizan en los decenios centrales del siglo XVI, cuando llegan a su máximo esplendor las ferias y se desarrolló una mayor actividad en los consulados. De todas las ferias, como las de Medina del Campo, Rioseco y Villalón, la más importante fue la de Medina del Campo.
Además de los comerciantes castellanos, acudían mercaderes de Valencia, Barcelona, Navarra, Lisboa, Flandes, Génova, Florencia, etc. Era, en su celebración semestral, un extraordinario centro de contratación de comercio de exportación e importación, y de cambios y giros nacionales e internacionales.
A partir del decenio de los sesenta, surgieron algunas dificultades serias a las ferias. Por un lado, en 1566, a los asentistas extranjeros se les autorizó para que pudieran sacar oro y plata de España. Ello llevó a que se desentendieran de la compra de productos españoles, puesto que anteriormente, al estarles prohibido sacar dichos metales, lo tenían que buscar a través de la compra de productos. Y esto hacía subir los precios, en beneficio de productores e intermediarios españoles. A partir del momento en que no es así, casi sólo se interesan por las finanzas.
A finales de dicho decenio tuvieron lugar serias quiebras en Burgos, debido, por un lado, a la expansión del otro eje de comercio, el del Sur, en torno a Sevilla, y dirigido a América, y, por otro, a la ruptura del eje comercial atlántico, en cuya base había que remontar el origen de la prosperidad de las ferias castellanas. La ruta marítima de exportación de metales y otros productos hacia Amberes, donde se distribuían a otros puntos, se cortó con la sublevación de los Países Bajos en 1566. A partir de entonces, las flotas corrían mucho peligro, y sólo podían llegar con dificultad, y se intenta utilizar otras vías. Por tierra a través de Nantes, que se encargaba el banquero y comerciante Ruiz, o gracias a los Fugger, a través de Lyon. Será mucho más segura, aunque más larga la vía utilizada a partir de 1578 a través de Barcelona, Génova, Augsburgo, Francfort y Amberes.
La suspensión de pagos del año 1575 se une a las dificultades anteriores y acelera la crisis y el declive de las ferias de Medina
A finales de siglo se acentuó el declive de dichas ferias, que sufrieron un golpe definitivo en 1601, al disponerse que los pagos que antes se hacían en Medina se hicieran en adelante en Burgos, y las ferias de esta ciudad quedaban bajo la jurisdicción del Consulado y se celebraban cuatro anuales, que debieron de tener poco éxito y durante pocos años. Ya se giraban las letras sobre la Corte y al volver a Madrid, la economía castellana entraba en la desastrosa pendiente del siglo XVII.
b) El Consulado de Burgos
El Consulado de Burgos llegó a tener una gran importancia en los dos primeros tercios del siglo XVI. Los consulados eran órganos rectores del comercio, que surgieron durante la Edad Media para agrupar a las corporaciones profesionales de las gentes del mar en defensa de sus intereses, y constituían un tribunal especial para resolver las cuestiones conflictivas que pudieran surgir. Los primeros consulados se hallan vinculados a ciudades de comercio marítimo, y se imitaron en ciudades mercantiles del interior, con estructura y funciones semejantes.
También se denominaban Universidad de los Mercaderes o Universidad de Contratación. Y el Consultado, propiamente, era el tribunal privativo o de fuero con una jurisdicción especial sobre los comerciantes.
El Consulado de Burgos tenía una amplia jurisdicción sobre la mayoría de los puertos que traficaban con el Atlántico. Se elegían anualmente, por votación, los cargos de prior, cónsules y bolsero, que componían el tribunal . Atendían aspectos de fletamiento de buques, letras de cambio, seguros, averías, etc. Lo componían un gran número de comerciantes y, como es lógico, el Consulado entra en declive al compás de las dificultades del siglo XVII.
El declive de Burgos corrió de una manera relativamente paralela al de Median. Las crisis de la Hacienda durante el reinado de Felipe II, el aumento del número de impuestos, la pérdida de seguridad de la navegación por el Atlántico y el desarrollo de Sevilla, se aunaron para que la ciudad castellana, durante siglos posteriores, contemplara con nostalgia el singular despliegue de actividad mercantil logrado en el primer siglo de los Austrias……………….-----------------------
Comercio libre
Para otros usos de este término, véase Libertad (desambiguación).
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El comercio libre, libre comercio o libertad de comercio, es un concepto económico que puede entenderse hacia el comercio interior y hacia el exterior. Hacia el interior es equivalente a la libertad de empresa en una economía de libre mercado (libertad económica), y se refiere a la ausencia de obstáculos que impidan el acceso de los agentes económicos a la actividad comercial, expresándose en distintas libertades (libertad de precios, libertad de horarios, libertad de apertura de establecimientos, libertad de contratación, etc.). El liberalismo económico sostiene que los principales obstáculos a la libertad de comercio interior son el intervencionismo del estado y la conformación de grupos de interés: sindicatos, patronales, o, históricamente, los gremios que durante el Antiguo Régimen establecían rígidas reglamentaciones para obstaculizar el acceso a los oficios, industrias y comercios.
En el ámbito del comercio exterior, el comercio libre es la vía opuesta al proteccionismo, y se basa en la ausencia de aranceles y de cualquier forma de barreras comerciales, (contingentes, cupos, reglamentos gubernamentales, requisitos teóricamente sanitarios o de calidad) destinadas a obstaculizar el intercambio de productos entre países que funcionan como unidades económicas separadas (mercado nacional) por efecto de su legislación, de su fiscalidad, de su moneda, de sus instituciones económicas, etc. El libre comercio supone la eliminación de barreras artificiales al comercio voluntario entre individuos y empresas de diferentes países. Es la expresión de la posición librecambista frente a la proteccionista en economía.
En una zona libre comercio los países firmantes del tratado se comprometen a anular entre sí los aranceles en frontera, es decir, los precios de todos los productos comerciales entre ellos serán los mismos para todos los integrantes de la zona, de forma que un país no puede aumentar (mediante aranceles a la importación) el precio de los bienes producidos en otro país que forma parte de la zona de libre comercio.
Artículo principal: Tratado de libre comercio
Artículo principal: Área de libre comercio
El comercio internacional es a menudo restringido por diferentes impuestos nacionales, aranceles, impuestos a los bienes exportados e importados, así como otras regulaciones no monetarias sobre bienes importados. El libre comercio se opone a todas estas restricciones.
Su premisa básica es que las restricciones impuestas por los gobiernos al intercambio voluntario de bienes y servicios perjudican a la economía y disminuyen el volumen de comercio
Sus defensores se dividían entre Utilitarios, que defendían el pragmatismo y las ventajas de incrementar el comercio, y los Manchesterianos (o liberales) que defendían el derecho fundamental de todo hombre a intercambiar libremente su propiedad con nacionales y extranjeros.
Su mayor victoria fue la derogación de las Leyes de Cereales por parte de Robert Peel en 1846 tras una larga y célebre campaña por parte de Cobden y Bright.
Desde 1950, cuando Robert Schuman lanza la idea que lleva a la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), lo que constituye el inicio de la actual Unión Europea (UE), esta organización ha implementado distintas formas de libre comercio entre sus miembros mediante las zonas francas.
En 1994, los Estados Unidos (EE.UU.) iniciaron su primer ejercicio de libre comercio con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), que incluye a México y Canadá.
Argumentos a favor y en contra[editar]
Algunos de los acuerdos que han sido denominados «libre comercio» por sus proponentes, pueden en realidad crear barreras al mercado libre. Los críticos de estos tratados los ven como una forma de protección estatal de los intereses de las empresas multinacionales. Otros más críticos aún como los anarquistas piensan que sencillamente la retórica del «libre comercio» o «libre mercado» ha sido cooptada por las élites económicas para favorecer el corporativismo y no el comercio libre. Véase liberalismo vulgar.
Los partidarios del comercio justo reclaman que no haya intervenciones o subsidios que distorsionen los precios.
Existe un debate permanente de si el libre comercio ayudará o no a las naciones del tercer mundo. Se cuestiona incluso si el libre comercio es conveniente o no para el mundo desarrollado.
Muchos economistas argumentan que el libre comercio mejora la calidad de vida a través de la teoría de la ventaja comparativa y de las economías de escala. Otros argumentan que el libre comercio permite a los Países desarrollados explotar a los países del tercer mundo, destruyendo la industria local de estos países. En contraposición se ha dicho que el libre comercio afecta al mundo desarrollado por la pérdida de empleos de estas naciones, los cuales se mueven a otros países, produciendo una carrera hacia el abismo que genera un deterioro general de los estándares de salud y seguridad. Como argumento a favor, el libre comercio supone un estímulo a los países a depender
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