El malestar en la tecnología, opiniones vagas
keyursacheEnsayo28 de Abril de 2019
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El malestar en la tecnología, opiniones vagas
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Stephanie Quenaya Jaque. Estudiante, U. Alberto Hurtado
Nuestra identidad tiene algo abstracto, propio de la cultura, las formas del ser y del saber. Con el paso de los años los individuos nos hemos preocupado de nuestras pasiones, nuestras necesidades, y de los otros, de los famosos otros. La sociedad ya no está fundada sobre la verdad, sino que está fundada sobre el mundo de las necesidades, y por lo tanto vive en constante ilusión para conectarse con alguna verdad que en su momento fue originaria; hoy por hoy, hemos dado una vuelta inapropiada para legitimar conductas que exacerban el encuadre de la omnipotencia, de ese querer saberlo todo y tener todo bajo control, aun cuando ya nada nos pertenezca.
Hemos querido dictar nuestras propias leyes, pero sólo nos hemos identificado con las que ellos nos han impuesto. Por medio de la renuncia, hemos perdido el reconocimiento; en un mundo de tecnologías estamos al desnudo, casi somos objetos constantes que deambulan en el deseo de recuperar un lugar en el universo. Las redes sociales y otras plataformas, se han transformado en el pilar fundamental de la nueva era tecnológica, como también se han transformado en el pilar fundamental del mercado. Actualmente, si pensamos desde la lógica del ciclo vital de un sujeto, somos adultos en base a las experiencias de vulnerabilidad, por tanto la tecnología reactiva esos recuerdos de la experiencia infantil, de aquella dependencia frente a los roles de autoridad; estamos en un mundo donde aceptar nuestra propia vulnerabilidad frente a estos elementos, significa enfrentar la realidad, madurar, comenzar a aceptar la paranoia de vivir en un mundo hipervigilante, y peor aún, el del ser tratado como paranoico.
La tecnología nos ha dado grandes beneficios, sobre todo en la agilización de los procesos; pero por otro lado, nos ha dado nuevas formas de dominación[1]; llegó para enfatizar nuestras carencias, y aumentar el apetito por los objetos, y sus secuaces llegaron para hacer estudios y tener todo en red. La transición de comunidad a sociedad como mencionan algunos sociólogos, no es más que una mera etiqueta, donde la comunidad fue socavada por la tecnología y el mercado, transformando a la comunidad en un centro de individualidades. Las tecnologías de la inteligencia, son nuevas formas de esclavización, están al servicio de las instituciones, y significan un salto más cualitativo que cuantitativo en el manejo informático de la comunicación; la tecnología contribuye a que hayan nuevas condiciones de vida, pero en el ámbito político-económico favorece la alineación en un mercado, que utiliza estos dispositivos de tecnología como una construcción de un lazo social, que expone nuestras experiencias de socialización a extraños. La cohesión social es pensada como una conducta individual, donde la cuestión funcional de la estructura social, hace que el sujeto se someta a la cultura de los “expertos”, esto hace que se promueva la resignación, dando un giro de sujetos de derechos hacia sujetos de consumo, en la medida de que somos productos y clientes de mercantilización que servirán para instituciones privadas y/o públicas.
Asimismo, dentro de las tecnologías de la inteligencia, el big data[2]es una cantidad de información inimaginable, donde todos nuestros datos en línea se han registrado, y son datos que se procesan, correlacionan y que pueden predecir ciertas conductas sociales, lo cual es muy beneficioso para las grandes empresas del mercado; la tecnología electrónica nos etiqueta constantemente, también nos exponemos a proporcionarles acceso a todo nuestro mundo, como por ejemplo: a través de nuestro uso de conexión de datos, o de instalaciones de aplicaciones en nuestros teléfonos móviles. Estas experiencias son las que crean una dependencia con un objeto atractivo, y que crean una interdependencia con un mundo que no conocemos directamente, dado que es un mundo virtual donde nosotros no podemos poner límites, ya que estos pueden ser fácilmente registros para empresas de marketing, en el cual el derecho a la privacidad está todavía en pañales; situándolo así, no hay un límite entre mi privacidad y el comportamiento económico del mercado.
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