Historia De Las Cosas

Interesante ha sido ver el despertar de muchos ciudadanos líderes Norteamericanos alzando su voz de protesta ante el sistema en las últimas décadas, y hablo de interesante, porque son el referente de un tercer mundo que idealiza a los del norte como una sociedad envidiable.

Documentales como “Una Verdad Incomoda” de Al Gore, “Addendum” del movimiento Zeistgeist, entre otros, se han convertido en revelaciones antagónicas de un sistema que no necesita esgrimirse mucho producto de su estructurada compra de conciencias. Se suma a la causa “La historia de las Cosas” de Annie Leonard, una muestra más de la incipiente tendencia en el pensar de algunos mostrada por estos tiempos, esfuerzo que por el bien de la humanidad debería ganar la partida y lograr calar en la emponzoñada conciencia del ser humano.

El sistema, aquella estructura de cosas de la que tanto se habla y pocos entienden, aquella que ha sometido a la humanidad hasta ser víctimas de sus propias necesidades (creadas por el sistema), queda al desnudo ante quienes se atreven a resistirlo.

El común señala a sus gobernantes por sus desdichas y desgracias, sin entender que como lo menciona Annie Leonard en su video, son los empresarios quienes rigen sus políticas globales tras su gobernante de turno.

Dueños de la economía, los medios y la banca, los empresarios compran conciencias y posicionan servidores en los cargos más influyentes, detrás de ellos han de ocultase fundamentados en democracias aparentes manipuladas por su poder, mueven sus fichas, establecen las políticas globales y juegan al “Tío Rico” con los recursos del planeta. Gestan guerras, hambruna, infelicidad y no conforme con esto amparados en la naturaleza, aprovechan su azote para brindar su mano amiga en los momentos de dificultad.

En este sistema todos tienen que cooperar y sin necesidad no hay sometimiento, es decir, el principio es la necesidad y donde no existe se crea, fieles a ello endeudan naciones, quienes gobiernan se someten y se sostienen, quienes no, luchan y claudican en el intento, al final quien esté dispuesto a servir prevalece.

Endeudados y agobiados hasta lo financieramente insostenible cada nación coopera, y sumidos en un callejón sin salida entregan sus recursos a la causa, recibiendo a cambio congratulaciones y dádivas para sus gobiernos que siguiendo su instinto de supervivencia, libran su propio prestigio.

Evitar el desprestigio y la desaprobación es natural, se trata de una corta vida en este lugar y el instinto de todo ser es sobrevivir a la adversidad, contrario a muchas otras especies el ser humano propende por su universo individual, incluso aun, poniendo en riesgo la estabilidad y sostenibilidad de su propia especie.

Conforme con lo anterior cada quien se preocupa por vivir su momento, se compra lo que el sistema impone y emite como regla a través de sus pilares de poder, se vende la conciencia por una oportunidad en un mundo escaso de oportunidades, se señala a quienes difieren y contrapesan al común y para colmo de males, se pisotea a quienes por el modelo nunca podrán emerger.

Y mientras el cubo mágico que el sistema ha logrado masificar en nuestras casas determina nuestras vidas y desafía nuestros egos, seguimos alimentando nuestra “espiritualidad” con aquello que no se interioriza y más bien se aparenta. Y es así, el ser humano se engaña así mismo con lo que ve y refleja, y siempre desecha lo que no pretende para su mundo perfecto en su cuarto de “San Alejo”. Cuarto que para él, se encuentra en lo más recóndito de su cuerpo (Donde oculta todas las porquerías de las cuales se alimenta) y como símil en su morada, es aquel habitáculo oculto de nunca mostrar.

Y así vive, y como lo hace con él mismo extrapola sus pensamientos a su vida productiva, a lo que le puede aportar a su mundo, retira de su camino todo aquello que afecte

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