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Capítulo 1

Introducción a la Biogestión

“La humanidad ha cambiado de paradigma en cuanto a la concepción de lo que es la ciencia de vanguardia, se ha trascendido desde los eslabones de lo artificial a la emulación del sistema más perfecto: la naturaleza”

Es fácil de entender esta premisa si nos remontamos a las películas de ciencia ficción de los años ochenta en donde los futuristas de la época nos presentaban una carrera espacial liderada por súper-máquinas conformadas de aleaciones de metales de gran resistencia, conductos eléctricos por doquier en oscuros y estrechos pasillos y una computadora madre que sugería el itinerario para el capitán del navío.

Para ese entonces la inteligencia artificial se presentaba como unos precarios y sencillos algoritmos que imitaban el comportamiento humano en aspectos sensoriales como una amigable voz femenina o un piloto automático movido por una majestuosa parafernalia electrónica.

Este paradigma se extendió durante una década más, en donde la era de los robots de “cable y acero” inundaron todos los campos de la imaginación y se hicieron protagonistas de las cuantiosas inversiones en I+D promovidas por los íconos empresariales más importantes alrededor del mundo.

Asimismo las teorías de gestión organizacional del siglo XX pretendían haber cubierto los problemas de incertidumbre en los negocios con la utilización de sistemas de información que permitían pequeños diagnósticos probabilísticos y la inserción de bases de datos que concatenaban una serie de variables conocidas previamente registradas por un usuario.

Sin embargo con el avance conjunto de varias disciplinas provenientes de las biociencias, en el siglo XXI se incubó lo que actualmente es una revolución tecnológica que se encuentra instalando un nuevo paradigma en los campos empresarial y humano, destruyendo las concepciones de la separación entre lo natural y lo artificial, volcando de esta manera la actividad humana hacia una sinergia con su entorno y generando una burbuja financiera para la adquisición de biomáquinas inteligentes y para implementar el desarrollo de estrategias gerenciales orgánicas que lideren asertivamente este cambio de escenario.

Desde esta nueva perspectiva se hace necesario visualizar y estructurar cada organización a través de un enfoque que sobrepase un simple análisis sistémico como ente jurídico que interactúa con una sociedad realizando procesos para satisfacer las necesidades presentes en ella.

Una concepción que se ajusta a estos requerimientos impulsados por el nuevo paradigma, que a su vez contextualiza la dinámica de las industrias en un entorno cambiante y polifacético, es el concebir a las organizaciones como un ente vivo que coexiste con un entorno biológico.

Por lo tanto, es de gran ayuda hacer el símil de una empresa con el cuerpo humano, en donde ambas estructuras son inteligibles, adaptables, dinámicas y compuestas a su vez por otros organismos que cooperan activamente para dar como resultado su buen funcionamiento.

Esta es precisamente la perspectiva organizacional de la Biogestión.

Si bien, la célula es considerada como la unidad morfológica y funcional más pequeña de cualquier ser vivo, ésta es entonces el primer elemento a analizar pues en una empresa cada trabajador involucrado representa fielmente a manera de analogía sus fundamentos operativos.

Consideremos entonces a la organización como un cuerpo humano en el cual diversos grupos de células (equipos de trabajo), generan diferentes clases de órganos y tejidos (departamentos y áreas de gestión), con el objetivo de sincronizar, coordinar y controlar todos los procesos para que a manera de sinergia el ente macro se desenvuelva

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