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Principios Del Poder Aereo Y Espacial

davidpirajon9 de Marzo de 2015

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PRINCIPIOS DEL PODER AÉREO Y ESPACIAL

Son ideas fundamentales que no deben ponerse en práctica de manera independiente, pues cada uno de los principios necesita, en mayor o menor grado, de la contribución de otros. Este último concepto y los principios del poder aéreo que aquí se definen, deben regir el pensamiento y la conducta del integrante de la Fuerza Aérea, que por ser principios, conducirán al uso efectivo del Poder Aéreo y Espacial.

Control Centralizado - Ejecución Descentralizada

El Poder Aéreo y Espacial debe estar controlado centralizadamente para alcanzar la sinergia, establecer prioridades, capitalizar flexibilidad en apoyo estratégico, asegurar unidad de propósito y minimizar la posibilidad de seleccionar objetivos conflictivos. La ejecución de misiones aéreas debe ser descentralizada para lograr un efectivo control, respuesta y flexibilidad.

La Fuerza Aérea Colombiana cuenta con un sistema de Comando y Control, que permite mantener un control centralizado de las operaciones aéreas a la par que facilita la fluida ejecución descentralizada de dichas operaciones.

Este principio es el más importante, puesto que es posible explotar la velocidad y flexibilidad de las aeronaves para concentrar fuerzas en ataque o en defensa de una manera oportuna o, de acuerdo con el planeamiento, determinar y reforzar prioridades en el Teatro de Operaciones para establecer un balance adecuado y asegurar ataques persistentes.

Flexibilidad y Versatilidad

Este principio permite explotar una de las más grandes fortalezas del poder aéreo y espacial, la cual es la capacidad de concentrar la fuerza de combate en cualquier lugar y atacar cualquier faceta del poder enemigo.

El planeamiento de la misión se efectúa sobre supuestos, pero la dinámica de la ejecución del plan en el campo de batalla, implica que se presenten desviaciones de los planes originales. Consecuentemente, la flexibilidad se define como la capacidad de adaptarse y permitir al Comandante modificar los planes de acuerdo con los nuevos escenarios del campo de batalla.

La flexibilidad permite explotar la masa (precisión) y la maniobra, con el fin de cambiar los objetivos rápidamente, de acuerdo con la información disponible y a los efectos que se esperan. Lo anterior también necesita del control centralizado, que sugiere al Comandante las prioridades a cumplir en el campo de batalla.

Como complemento de esta flexibilidad se tiene la versatilidad, la cual busca el empleo de la fuerza aérea en cualquiera de los tres niveles de la guerra: estratégico, operacional o táctico, explotando así la capacidad de cambiar misiones rápidamente, a diferencia de las de las fuerzas de superficie.

Al respecto, el General Bernard L. Montgomery, Comandante del Octavo Ejército Británico, emitió en enero de 1943 un pequeño folleto titulado "Algunas notas sobre el Alto Mando en la guerra", donde describió su experiencia en la guerra. Montgomery hizo hincapié en que el mayor activo de la Fuerza Aérea era su flexibilidad. Sostuvo que ésta solo se puede lograr cuando la fuerza aérea sea controlada de forma centralizada por un oficial del aire que mantenga una estrecha asociación con el Comandante de tierra. Montgomery escribió: "Nada puede ser más fatal para los resultados exitosos, que disipar los recursos del aire en pequeños paquetes bajo el mando de Comandantes del ejército, cada uno trabajando su propio plan”.

Prioridad

Es el resultado del análisis hecho por los Comandantes para establecer un determinado orden en el empleo del poder aéreo y espacial, de acuerdo con su resultado o impacto (Efectividad Operativa) en los diferentes niveles de la guerra: estratégico militar, operacional o táctico, evitando el empleo sin un planeamiento y favoreciendo, a la vez, la eficacia en la utilización de los recursos de la Institución y de la Nación.

La primera prioridad deben ser aquellos blancos cuya neutralización tenga el mayor efecto en la guerra, es decir, los centros de gravedad del enemigo. La segunda prioridad deben ser aquellos cuya neutralización afecta toda la campaña en un determinado Teatro de Operaciones. La última prioridad son los blancos encaminados a moldear el comportamiento del enemigo en el campo de batalla, de tal manera que le permita al Comandante ejecutar su plan.

La asignación de las prioridades tiene las siguientes características:

El objetivo primario del Comandante Aéreo debe ser alcanzar un grado adecuado de control del espacio aéreo, que permita ejecutar las prioridades dadas. Es decir, alcanzar la superioridad aérea.

Las restricciones políticas pueden impedir que se asignen las prioridades mencionadas.

Los resultados de una batalla o de una campaña ayudan a evaluar si la prioridad de selección de objetivos fue la correcta.

Como conclusión, las prioridades efectivas para el uso de la Fuerza Aérea fluyen en todo el espectro de la guerra. El Comandante Aéreo debe valorar su uso en relación a su importancia: primero, la guerra; segundo, la campaña; y tercero, la batalla. Los Comandantes Aéreos deben estar alertas sobre una desviación del Poder Aéreo y Espacial hacia misiones de poca importancia para evitar la pérdida de recursos, tiempo e iniciativa en el alcance del objetivo principal. El poder aéreo y espacial se debe orientar primordialmente hacia el esfuerzo principal, y en segundo plano, hacia el esfuerzo secundario.

Sinergia

Es la participación activa y complementaria de las partes involucradas en el planeamiento y desarrollo de una misión para obtener de esta forma un resultado superior a la suma de los efectos individuales.

Si los linderos y barreras entre las partes comprometidas dejan de ser obstáculo y el respeto e integración de habilidades y capacidades logran un acople apropiado, se obtendrá, como reflejo de estos esfuerzos, el más alto logro en el planeamiento y ejecución de operaciones conjuntas, coordinadas o combinadas.

Cuando la misión aérea facilita o aumenta la capacidad de otras fuerzas para atacar o para defenderse, se dice que hay sinergia externa. La sinergia externa entre el Poder Aéreo y Espacial, y los Poderes Terrestre y Naval es la esencia de las operaciones conjuntas.

En adición a lo anterior, los sistemas de armas se han vuelto más complejos y requieren considerable especialización de los hombres y su organización. Bajo estas condiciones, el progreso del poder aéreo no debe ser un esfuerzo aislado, para que éste no termine siendo excluido de las misiones que mutuamente se deben cumplir. En otros términos, las tecnologías deben ser compatibles para contribuir con una verdadera sinergia.

Balance

El balance consiste en la evaluación de los resultados esperados frente a los riesgos proyectados, lo anterior implica poseer información apropiada y a tiempo, con el fin de producir una decisión efectiva.

Adicionalmente, el primer escenario para la aplicación de este principio se presenta en la planeación, donde también se establece la necesidad militar y la ventaja militar a obtener respecto a los eventuales daños incidentales o colaterales (Principio del DIH llamado proporcionalidad); en el segundo escenario, es decir, después de la acción, se debe contemplar la consolidación del resultado, pues éste permite, además, la retroalimentación operacional.

El primer escenario ayuda a la toma de decisiones y a determinar la viabilidad de un ataque, para finalmente ejecutar o no la operación aérea correspondiente. Por lo tanto, los Comandantes deben estar preparados para afrontar situaciones en las que se requiere un balance entre el cumplimiento de una misión y el riesgo que se toma al ejecutarla.

En conclusión, el Comandante debe reflejar el correcto empleo de los principios de la guerra y del poder aéreo con decisiones equilibradas entre el riesgo y el resultado. Lo anterior se logra con información pertinente.

Concentración

Es la localización de los esfuerzos necesarios en la obtención de un propósito, supone también que el poder aéreo y espacial no es muy efectivo cuando está neciamente disperso. Nótese que para la aplicación de este principio, se requiere de la aplicación simultánea de los principios restantes.

Una de las más importantes y permanentes tendencias en la historia militar ha sido el esfuerzo para concentrar gran poder de combate en el tiempo y lugar preciso. Bien sea en las maniobras de Napoleón, en las tácticas de la guerra relámpago, o en los bombardeos aéreos masivos, el propósito ha sido el mismo, concentrar fuerzas en el tiempo y lugar adecuado contra vulnerabilidades enemigas.

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