Starlink, megaconstelaciones y sus implicaciones astronómicas

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Starlink, megaconstelaciones y sus implicaciones astronómicas.[pic 2]

La carrera espacial entre Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas que tuvo lugar alrededor de 1955 y hasta 1975[1], es el antecedente por excelencia de cualquier proyecto relacionado con la exploración espacial en tiempos modernos. Las dos naciones más poderosas del planeta en ese entonces compitieron por ver quién sería el primero en conquistar el espacio exterior. En la actualidad, los gobiernos ya no son solamente quienes intentan explorar el espacio exterior, en gran parte debido a que vivimos en un planeta que funge bajo las reglas del capitalismo y en este ámbito prosperan todo tipo de empresas, la “carrera espacial” que antaño fue orquestada por potencial mundiales ahora es encabezada por empresas privadas que han conseguido lo inimaginable, ¿la más sonada? Por supuesto, SpaceX.

Fundada en 2002 por el mundialmente conocido Elon Musk, originalmente tenía el objetivo de reducir los costos de viajar al espacio, SpaceX es ahora una empresa gigante que tiene en su historial una gran cantidad de éxitos en lo recurrente a la exploración espacial. Comenzando en 2008 con el lanzamiento del Falcon 1 (primer cohete de financiación privada en colocarse en órbita), en 2016 consiguieron recuperar la primera etapa del Falcon 9 (lo que les permitió reutilizar este cohete y por consecuencia reducir los costos de lanzamiento) y en 2020 se convirtieron en la primera empresa en llevar humanos a la estación espacial internacional[2][spacexcita]. La trayectoria de SpaceX ha sido exitosa los últimos años y el futuro próximo que les aguarda parece estar lleno de luz, en manos de esta empresa nace un proyecto, que de funcionar como se tiene planeado, revolucionara en muchas formas la conectividad como la conocemos hoy en día. Este proyecto es Starlink, una gigantesca apuesta que buscará revolucionar la conectividad como la conocemos actualmente, además a servido como ejemplo para que empresas privadas como Amazon, Facebook o Oneweb anuncien proyectos similares.

¿Qué es Starlink?

Se trata de una constelación de satélites que se colocará en la órbita del planeta de manera no geoestacionaria [3], con los que se busca brindar internet de banda ancha por medio de antenas receptoras. La empresa buscaba originalmente colocar alrededor de 12 000 satélites (aunque en los últimos años han cambiado sus objetivos a cerca de 40 000) [12]. En 2018

comenzaron los lanzamientos, planeando originalmente llegar a un total de 4 425 satélites que se pondrán en órbita a 1 127 km de altura mientras que 7 518 estarán en una órbita a 322 km de altura, ambos grupos de satélites operarán en diferentes frecuencias y además sus bandas de radio no afectarán los servicios de telecomunicaciones que ya utilizamos. Esta constelación permanecerá en constante movimiento alrededor del planeta y una vez colocados todos los satélites en órbita brindara internet a prácticamente cualquier lugar del globo trabajando velocidades de iniciales de entre 50-150 Mbps y con latencias menores a 30 milisegundos.[3][10] Se prometió un aumento en las velocidades del servicio en un futuro próximo. Por supuesto mantener está increíble cantidad de satélites en órbita es todo un desafío, la cantidad de objetos que orbitan alrededor del planeta ya es preocupante y agregar a la ecuación todos estos nuevos objetos fue tema de discusión en la comunidad científica.

Actualmente hay 20.000 'objetos' catalogados en el espacio de los cuales, solo 2500 son satélites activos.[7]

El número de objetos que hay en nuestra orbita por si sólo ya es impresionante, a pesar de ello otras empresas como OneWeb, Samsung, Facebook o Amazon han anunciado proyectos de similar naturaleza, sin embargo, ninguna empresa mostro números de lanzamiento tan impresionantes como los de SpaceX. Se proyecta que la cantidad de satélites que orbiten nuestro planeta sea de alrededor de 50 000 antes de que termine la década.[5][6] Con esto dicho es inminente que en un futuro cercano nos encontraremos rodeados de satélites y es conveniente conocer los posibles riesgos que provocará un número tan grande de objetos en nuestra cercanía espacial.

¿Pueden chocar entre sí los satélites?

Las distancias en el espacio son grandes, muy grandes, los incidentes de esta naturaleza suelen desafiar la probabilidad a pesar de ello ocurren y cada vez con más frecuencia. La última colisión entre 2 satélites de la que tenemos registro fue en febrero de 2009, el satélite ruso Cosmos 2251 colisionó con un satélite de telecomunicaciones de nombre Iridium. Ambos satélites, aunque en desuso, seguían siendo estudiados para conocer sus trayectorias y predecir posibles colisiones, incluso con estas medidas la colisión que parecía improbable ocurrió y con un mayor número de satélites en órbita las probabilidades seguirán aumentando.[15][8]

Quizá la menor de las preocupaciones cuando hablamos de colisiones en el espacio sea la colisión entre satélites pues existe un mayor problema en nuestro espacio cercano, hablamos de la llamada basura espacial que se origina de diferentes maneras y debido a las limitaciones tecnológicas que padecemos es imposible deshacerse de ella. Restos de cohetes, misiones fallidas o residuos resultantes de colisiones tienen que esperar décadas e incluso siglos (dependiendo de la altura a la que se encuentren orbitando) para reingresar a la superficie terrestre está basura viaja a grandes velocidades y sin importar su tamaño pueden ser muy peligrosas para cualquier satélite artificial que se coloque en órbita.[8] En 2017 la NASA impulso una serie de normas para regular el crecimiento de la basura espacial, estas medidas tuvieron cierto éxito pues la cantidad de objetos nuevos por año comenzó a descender[9] pero con la llegada de las megaconstelaciones y su número masivo de nuevos satélites se espera que la curva de objetos en el espacio se dispare de manera exponencial durante los próximos años. SpaceX ha dado a conocer las especificaciones de sus satélites que tienen ciertos protocolos para evitar colisiones o generar basura espacial, su ubicación en la órbita terrestre baja (LEO por sus siglas en inglés) permite que una vez terminada la vida útil de los satélites estos pueden reingresar a la tierra fácilmente, si se llegase a perder la comunicación con algún satélite su privilegiada posición en LEO haría que éste abandonara la órbita de la tierra en alrededor de 5 años.[10][12] SpaceX trabajo en conjunto con la NASA para implementar un sistema

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