TARJETEROS, TERROR DE LOS CAJEROS
felipefuentes9323 de Noviembre de 2014
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TARJETEROS, TERROR DE LOS CAJEROS
Hacer colas en los cajeros electrónicos de Cúcuta se convirtió en el negocio de moda para los habitantes de la frontera, que hasta hace cuatro meses tenían en el comercio informal y el contrabando, sus principales fuentes de ingresos.
La historia de los tarjeteros como se conocen a los profesionales de esta nueva empresa, se inició en noviembre, cuando los bancos venezolanos fijaron la apertura de cuentas corrientes y de ahorro con 500.000 bolívares (1.260.000 pesos aproximadamente) y obtener la tarjeta débito de la red Cirrus para retiros en cualquier parte del mundo.
Lo que en un principio era un nuevo servicio para los ahorradores del vecino país se convirtió pronto en una manera rápida y segura de ganar dinero gracias a las diferencias entre la tasa cambiaria internacional y la local en esta capital.
En la banca internacional los 500.000 bolívares representan 949 dólares. Esos mismos 949 dólares, valen en Colombia a precios del día, de acuerdo con el Banco de la República, 1 293.847.62 pesos. Es decir que por consignar en Venezuela (San Antonio o Ureña) y retirar el dinero en Cúcuta, Villa del Rosario o Los Patios (Norte de Santander) a unos 20 minutos de distancia, cada cuentahabiente se gana por consignación 13.431 bolívares, es decir 33.850 pesos colombianos.
Con el dinero que les entregaban los cajeros electrónicos compraban nuevamente bolívares en las casa de cambio y se ganaban entre 9.000 y 20.000 bolívares dependiendo del precio de la moneda ese día.
La operación se repetía hasta tres veces por día y algunos tarjeteros abrían cuentas para la mamá, el papá y los hermanos. Funcionarios de la sucursal de San Antonio del Táchira del Banco de Venezuela, precisaron que algunos de los beneficiados con el negocio tenían hasta 20 tarjetas en su poder.
El lucrativo negocio ha dejado ganancias hasta para los almacenes de Cúcuta que en los últimos meses han gozado de una inusual clientela del vecino país, al estilo de los años 70 s cuando la capital nortesantandereana era el centro comercial de los venezolanos.
Aunque el negocio es totalmente legal empezó a causar problemas en las operaciones bancarias tanto en Venezuela como en Cúcuta como consecuencia de la sobresaturación de clientes.
Los bancos y la red ganaban 175 bolívares por cada transacción, pero los verdaderos usuarios del banco empezaron a sufrir con la congestión de las personas que venían a consignar y muchos prefirieron retirar sus ahorros , aseguró un funcionario del Banco de Venezuela.
La situación obligó a las entidades financieras a adoptar medidas para evitar que los tarjeteros colmaran las ventanillas de sus sucursales y los autobancos; algunos optaron por sólo recibir consignaciones para estas cuentas por una sola casilla.
Otros bancos se retiraron de la red y la gran mayoría empezó un control interno para cazar a los tarjeteros y cancelarles su plástico, con el fin de disminuir el número de los beneficiados.
En Colombia los traumatismos también fueron evidentes y los ahorradores de Las Villas, el BIC y Davivienda, entre otros, se empezaron a quejar por la falta de efectivo en los cajeros que eran prácticamente saqueados por los tarjeteros .
Incocrédito, entidad encargada de regular las operaciones con tarjetas crédito y débito en el país fue informado sobre el problema y realizó una investigación al respecto.
Al parecer, además de los controles en Venezuela lo único que pueden hacer las entidades de ahorro en Cúcuta es cancelar de manera temporal las transacciones internacionales.
Algunos de los tarjeteros cazados por los investigadores de los bancos de Venezuela manifestaron que es una forma honrada de ganarse
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