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Amante Fantasma


Enviado por   •  31 de Agosto de 2014  •  1.348 Palabras (6 Páginas)  •  255 Visitas

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titulo: Amante fantasma (Adaptado)

Categoria: +18

Autora:Mosterbooks

Por primera vez en semanas, se sintió a salvo. Protegida.

Y se lo debía todo a él.

V'Aidan capturó su mano con la suya y estudió sus dedos como si nunca hubiera visto nada como ellos. Había una luz tan tierna en su mirada fija que ella no podía entender qué la causaba.

Gimiendo tan profundamente en su garganta que vibró a través de ella, él llevó la mano de Erin a su boca y recorrió con su lengua las líneas de la palma. Su lengua acarició su carne con caricias parecidas a una pluma mientras sus dientes con cuidado mordían sus dedos y palma. Con sus ojos cerrados, él pareció saborear la esencia misma de su piel, su toque. Su gusto.

Erin tembló ante la mirada caliente sobre su rostro mientras él la besaba otra vez. Sus manos vagaron por su cuerpo, acariciando y hurgando, buscando cada parte de ella, alimentando su fuego interior hasta que ella temió que esto pudiera consumirla completamente.

Él deslizó su boca de sus labios, bajando a su cuerpo y a su pecho. Erin siseó de placer. Su mano gentilmente se ahuecó sobre su pecho, levantando su cima para que él pudiera tomarse su tiempo probándola, haciéndola rodar sobre su lengua mientras gruñía otra vez. Ella nunca había visto antes que un hombre obtuviera tal placer de simplemente probar a una mujer.

V'Aidan era el cielo. Cielo puro y simple. El amante perfecto, atento. Era como si él pudiera leer su mente y saber exactamente dónde y cómo quería ella ser tocada.

Su erección presionaba contra su cadera mientras su mano buscaba el fuego entre sus piernas. Separando más sus piernas para él, Erin arrastró sus manos sobre los músculos de su espalda, músculos que se ondulaban y flexionaban con cada exquisito y sensual movimiento que él hacía.

Ella enterró sus labios contra su garganta, probando la sal de su piel. Escalofríos se propagaron por su cuerpo, haciéndola sonreír al saber que ella le regresaba el placer.

Nunca antes en sus sueños había ella estado a gusto con un hombre. Esto era la primera vez que había hecho el amor sin preocuparse si su amante encontrara defectos en su cuerpo. Si de alguna manera no fuera lo bastante buena para él.

Su amante del sueño la hacía sentir especial. La hacía sentir femenina y atractiva. Ardiente. Deseable.

Ella contuvo su aliento mientras él deslizaba sus dedos por sus húmedos rizos en la coyuntura de sus muslos, separando los pliegues sensibles de su cuerpo hasta que él pudo deslizar sus largos, delgados dedos profundamente dentro de ella. Un fuego ardiente estalló en su interior.

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Gimiendo por la exquisitez de su toque, ella pasó sus manos por su pelo de seda y lo mantuvo cerca.

Él acarició y tentó su cuerpo con sus dedos mientras su boca hacía magia sobre sus pechos. El poder de su toque, el tacto de esos duros, definidos músculos que hacían presión sobre ella…

Esto era más que lo que ella podía soportar.

Dejando caer su cabeza hacia atrás, ella gritó mientras chorros de éxtasis la atravesaban. De todos modos él siguió dándole placer. No redujo la velocidad hasta que el último estremecimiento profundo se hubiera escurrido de ella.

Sin aliento y débil, ella lo quiso complacer del modo en que él la había complacido. Ella deseaba mirar dentro de sus ojos y verlo culminar, también.

Haciéndolo rodar sobre su espalda, Erin corrió sus manos sobre los perfectos músculos broceados de sus hombros, su pecho, su abdomen y caderas y arrastró despacio sus dedos por los rizos oscuros entre sus piernas. V'Aidan retuvo su aliento bruscamente entre sus dientes mientras ella arrastraba sus labios sobre los duros músculos de su pecho bajando a su abdomen duro como una piedra.

Y mientras ella lamía su oscura carne, tomó su rígido pene en su mano. V'Aidan se estremeció en sus brazos. El placer en su rostro la emocionó mientras él lentamente se mecía contra su palma.

Ella lo envainó con sus manos, deleitándose con la aterciopelada sensación de él palpitando entre sus palmas. Él arrastró sus dedos por su pelo. Los músculos en su mandíbula se tensaron al mirarla a los ojos mientras ella tiernamente chupaba su cuerpo.

—Adoro tus manos sobre mí —dijo él, su voz profunda

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