Apenas cinco árboles
galapd6Trabajo23 de Noviembre de 2015
797 Palabras (4 Páginas)209 Visitas
A P E N A S C I N C O Á R B O L E S
Al salir vimos los apenas cinco árboles restantes, un banco y un charco de agua sucia cuya única vida en su interior eran un par de lombrices. Pero no siempre había sido así. Recuerdo que cuando éramos niños y ni siquiera Ramón y yo nos conocíamos, solíamos bañarnos en ella junto a los pececillos de colores que huían temerosos al vernos. De vez en cuando tropezabas con alguna piña que había llegado hasta allí desde el pinar que rodeaba la cala. A las orillas de esta crecía hierba fresca donde casi siempre jugábamos a las cartas o nos dormíamos bajo el sol. Pero para mí lo mejor de todo era aquel banco viejo, desgastado y solitario. Era de madera gris y bronce oxidado o eso parecía, después del transcurso de los años. La madera que lo ía estaba carcomida y en ella crecía musgo verde . Pero eso era lo que más me gustaba del banco. Solía imaginar que era una bonita casa. Cambiaba a mi antojo de utilidad, si necesitaba cocinar algo pues el banco era una cocina, pero si, por contrario, quería descansar se convertía en un cómodo sofá. Jugaba yo sola porque a nadie le gustaba mi banco, pero tampoco quería yo que jugaran conmigo.
Ahora esto es todo lo que es, recuerdos. Los hombres de negro vinieron, vinieron con sus grandes maquinas y destruyeron todo el paisaje y nuestra infancia con él. Ya no hubo más días en el agua, ni mas días de dormir bajo el sol, ni mas canciones de pájaros, ni mas casas en el banco. Después solo había una gran fábrica dentro de una valla en la que se leía "Prohibido pasar". Comenzaron revuelos en el pueblo que fueron amainados con puestos de trabajo. Al principio el humo molestaba pero poco a poco nos fuimos habituando. Luego el agua cambio de sabor y solo podíamos beber agua del supermercado.
Pero también sucedieron cosas buenas; como que conocí a Ramón. Ramón, como yo, estaba en contra de la destrucción del planeta. Los dos participábamos en las protestas, organizábamos movimientos sociales o hacíamos boicot a sus productos. Al principio funcionaba, pero más tarde la gente se desanimó al no ver resultados. La verdad es que también nosotros nos frustramos , pero no teníamos algo que los demás tenían, no teníamos miedo. Debíamos idear un plan, él y yo contra el enemigo. Este plan llego al año siguiente. Ramón leía la prensa mientras yo me divertía viendo Ocean's eleven, la famosa película del atraco al casino. Fue entonces cuando se me ocurrió que debíamos colarnos en la fábrica y destruirla desde dentro, sería nuestra mejor reivindicación .
- ¡ Estás loca!- me contesto el al oír mi propuesta.
- No me digas que no te gusta
- La verdad es que me encanta
Preparamos el plan durante cinco largos meses. Estudiamos las posibles entradas y salidas, las medidas de seguridad, la maquinaria, la tecnología con la que se dirigían aquellos cachivaches malignos, que creaban aquellas estúpidas fundas de móviles que la gente compraba y tiraba a los dos meses. El plan era el siguiente, nos colaríamos en el cambio de turno de las 11:30 la noche de fin de año. Una vez en el interior Ramón conectaría su ordenador al corazón del sistema y metería un virus letal. Mientras, yo destruiría las cámaras de video y escribiría la frase de "Hasta aquí hemos llegado y vosotros también".
Tal y como estaba organizado, mi compañero y yo entramos mientras el nuevo segurata se despedía con tristeza de sus niños, pues no compartiría la noche mas especial del año con ellos. Tampoco me resulto difícil deshacerme de los vigilantes ya que se dedicaban a beber champagne en el comedor y pasar mejor aquella noche de fiesta trabajando. Tardamos más de lo previsto en encontrar el ordenador, lo cual nos redujo el tiempo para lo demás. Ramón insertó el virus, yo escribí la famosa frase . Y nos dirigíamos
...