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Arrepentimiento Verdadero Y Falso

20031202011 de Junio de 2015

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ARREPENTIMIENTO VERDADERO Y FALSO

Por Charles G. Finney

"Porque la tristeza que es según Dios produce un arrepentimiento para salvación, del que no hay que tener pesar; pero la tristeza del mundo produce muerte" (2 Corintios 7:10).

En este capítulo, el apóstol se refiere a otra epístola que había escrito antes a la iglesia de Corinto, sobre cierto punto, en el que grandemente se les culpaba. Aquí habla él del efecto que tuvo, al llevarlos al verdadero arrepentimiento. Se contristaron según Dios. Esto fue la evidencia de que su arrepentimiento era genuino.

"Porque he aquí, esto mismo de que hayáis sido contristados según Dios, ¡qué gran diligencia produjo en vosotros, y qué disculpas, qué indignación, qué temor, qué ardiente afecto, qué celo, y qué vindicación! En todo os habéis mostrado inocentes en el asunto" (2 Corintios 7:11).

En el versículo que he tomado para mi texto, Pablo habla de dos clases de tristeza: una que obra para salvación, y la otra que obra para muerte. Alude a lo que generalmente se entiende por dos clases de arrepentimiento. Y éste es el tema de esta noche.

ARREPENTIMIENTO VERDADERO Y FALSO

Al hablar de este tema me propongo mostrar:

I. Qué es arrepentimiento verdadero.

II. Cómo se puede conocer.

III. Qué es arrepentimiento falso y espurio.

IV. Cómo se puede conocer.

Ya es hora de que a los profesantes de religión se les enseñe a discriminar mucho más de lo que hacen con respecto a la naturaleza y el carácter de varios ejercicios en el tema de religión. Si fuera así, la Iglesia no estaría llena de profesantes falsos y sin provecho. Últimamente he sido llevado a examinar, una y otra vez, la razón por la que hay tanta religión espuria, y he procurado averiguar la causa de este problema. Es notorio que hay multitudes de personas que se consideran religiosas y que no lo son, a menos que la Biblia sea falsa. ¿Por qué hay tantos que se engañan? ¿Por qué hay tantos que tienen la idea de que se han arrepentido cuando todavía son pecadores impenitentes? La causa está, sin duda, en una falta de instrucción que les permita discriminar los fundamentos de la religión, y especialmente en una falta de discriminación con respecto a lo que es arrepentimiento verdadero y falso.

I. Voy a mostrar ahora qué es arrepentimiento verdadero.

Consiste en un cambio de opinión con respecto a la naturaleza del pecado, y este cambio de opinión seguido de un cambio correspondiente de sentimientos hacia el pecado. El sentimiento es el resultado del pensamiento. Y cuando este cambio de opinión es tal, que produce un cambio correspondiente de sentimiento, si la opinión es correcta y el sentimiento corresponde, esto es arrepentimiento verdadero. Debe ser una opinión correcta. La opinión adoptada ahora ha de ser una opinión semejante a la que Dios tiene respecto al pecado. La contrición según Dios, como él requiere, debe proceder del modo de ver que Dios tiene del pecado.

Primero: Tiene que haber un cambio de opinión con respecto al pecado.

1. Un cambio de opinión con respecto a la naturaleza del pecado.

Quien se ha arrepentido ve el pecado como algo muy diferente de quien no se ha arrepentido. En vez de verlo como algo deseable o fascinante, le parece algo aborrecible, detestable, y se asombra de que pudo haber deseado algo así. Los pecadores impenitentes pueden ver el pecado que los arruina, porque Dios va a castigarles por eso. Pero, después de todo, parece deseable en sí mismo; les encanta tanto que no quieren separarse de él. Lo saborean. Si pudiera terminar en felicidad, nunca pensarían en abandonarlo. Pero, para el otro, es diferente; ve su propia conducta como perfectamente aborrecible. Mira hacia atrás y exclama: "¡Qué detestable!, ¡qué odioso!, ¡cuán digno del infierno!; y ¡eso estaba antes en mí!"

2. Un cambio de opinión del carácter del pecado con respecto a su relación con Dios.

Los pecadores no ven la razón por la que Dios amenaza el pecado con un castigo tan horrible. Lo aman tanto que no pueden ver por qué Dios debe verlo en una luz tal como para considerarlo merecedor de castigo eterno. Cuando han sido fuertemente acusados, lo ven bajo la misma luz que un cristiano, y entonces sólo quieren un cambio correspondiente de sentimiento para volverse cristianos. Muchos pecadores ven que su relación con Dios es tal que merecen la muerte eterna, pero su corazón no va con sus opiniones. Éste es el caso de los demonios y los espíritus malignos en el infierno. Nótese, entonces; es indispensable un cambio de opinión antes del arrepentimiento verdadero. El corazón nunca recurre a Dios con un arrepentimiento verdadero sin un cambio previo de opinión. Puede haber un cambio de opinión sin arrepentimiento, pero no hay arrepentimiento genuino sin un cambio de opinión.

3. Un cambio de opinión con relación a las tendencias del pecado.

Antes, el pecador piensa que es totalmente increíble que el pecado deba tener tales tendencias como para merecer muerte eterna. Puede ser cambiado plenamente, no obstante, en cuanto a sus opiniones sobre este punto sin arrepentimiento, pero es imposible que alguien se arrepienta verdaderamente sin un cambio de opinión. El hombre ve el pecado en su tendencia, como destructivo para él, y para los demás, cuerpo y alma, para el tiempo y la eternidad, y sin concordar con todo lo que es bueno y feliz en el universo. Ve que el pecado es calculado en sus tendencias para hacerle daño y a los demás, y que no hay más remedio que la abstinencia universal. El diablo sabe que así es. Y es posible que haya algunos pecadores en esta congregación que lo sepan.

4. Un cambio de opinión con respecto al merecimiento del pecado.

La palabra arrepentimiento implica todo esto. Implica un cambio en el estado de la mente que incluye todo esto. El pecador negligente casi no tiene ideas correctas, incluso, en cuanto se refiere a esta vida, con respecto al merecimiento del pecado. Supóngase que admita en teoría que el pecado merece muerte eterna. No lo cree. Si lo creyera, le sería imposible permanecer un pecador negligente. Está engañado si supone que honestamente tiene una opinión así de que el pecado merece la ira de Dios por siempre. Pero el pecador que ha verdaderamente despertado, y ha sido reprendido, no tiene más dudas que las que tiene de la existencia de Dios. Ve claramente que el pecado merece el castigo eterno de Dios. Sabe que esto es un hecho simple.

Segundo: En el arrepentimiento verdadero debe haber un cambio correspondiente de sentimiento.

El cambio de sentimiento se refiere al pecado en todos estos puntos: su naturaleza, sus relaciones, sus tendencias y sus merecimientos. El individuo que se arrepiente verdaderamente no sólo ve el pecado como detestable y ruin, merecedor de aborrecimiento, sino que realmente lo aborrece, lo odia en su corazón. Una persona puede ver el pecado como perjudicial y abominable; mientras que su corazón lo ama, lo desea, se aferra a él. Pero cuando se arrepiente verdaderamente, lo aborrece de corazón y renuncia a él.

En relación con Dios, su sentimiento hacia el pecado es como realmente es. Y he aquí el origen de este torrente de tristeza en el cual los cristianos irrumpen cuando contemplan el pecado. El cristiano lo ve en cuanto a su naturaleza, y simplemente siente aborrecimiento. Pero cuando lo ve en su relación a Dios, entonces llora; las fuentes de su tristeza brotan y quiere postrarse y dejar correr un torrente de lágrimas por sus pecados.

Entonces, en cuanto a las tendencias del pecado, el individuo que se arrepiente verdaderamente lo siente tal cual es. Cuando mira el pecado en sus tendencias, se despierta un deseo vehemente de pararlo, y de salvar a la gente de sus pecados, de empujar hacia atrás la ola muerte. Se enciende su corazón, se pone a orar, a trabajar, a sacar con todas sus fuerzas a los pecadores del fuego, para salvarlos de las terribles tendencias del pecado. Cuando el cristiano fija su mente en esto, se mueve para que los hombres renuncien a sus pecados. Es como si viera a los hombres tomar veneno, que sabe que los destruirá, y levanta la voz, advirtiéndoles que tengan cuidado.

Siente lo correcto en cuanto al merecimiento del pecado. No sólo tiene una convicción intelectual que el pecado merece castigo eterno, sino que siente que es muy correcto y razonable, y tan justo para Dios de condenarlo a la muerte eterna que en vez de encontrar falta con la sentencia de la ley que lo condena, lo cree un prodigio del cielo, el prodigio de prodigios, si Dios puede perdonarlo. En vez de creer que es duro, o severo o poco amable en Dios, que los pecadores incorregibles sean enviados al infierno, él está maravillado de que no sea enviado al infierno, y que todo este mundo culpable no ha sido lanzado a las llamas eternas. Es lo último en el mundo de lo que pensaría en quejarse, de que todos los pecadores no son salvos, pero ah, es el prodigio de la misericordia que todo el mundo no está condenado. Y cuando piensa de un pecador que se salva, siente un sentido de gratitud de que nunca supo nada hasta que fue cristiano.

II. Voy a mostrar cuáles son las obras o efectos del arrepentimiento genuino.

Quiero mostrarles cuáles son las obras del verdadero arrepentimiento y dejar tan claro en sus mentes como para que puedan saber de manera infalible si se han arrepentido.

1. Si su arrepentimiento es genuino, hay en su mente un cambio consciente de los puntos de vista y sentimientos con respecto al pecado.

De esto estarán tan conscientes como lo fueron de un cambio de modo de ver y de sentimientos sobre cualquier otro tema. Ahora, ¿pueden decir

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