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Arrésteme, No Merezco Este Tipo De Libertad


Enviado por   •  23 de Octubre de 2012  •  1.701 Palabras (7 Páginas)  •  449 Visitas

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¡ARRÉSTENME! NO MEREZCO ESTE TIPO DE LIBERTAD. Abelardo León

En su “Libro del desasosiego”, el escritor portugués Fernando Pessoa declara que ni Dios es tan desechable, ni la humanidad tan digna de ser venerada. El primero, siendo tan poco probable su existencia, siempre resulta un punto de partida para toda disquisición sobre la vida y la muerte, lo espiritual y lo material, así como para los motivos más mezquinos o aquellos que nos llevan al arrojo y al altruismo. La humanidad en tanto, siendo no menos idea que Dios, se ha transformado en una razón de culto en donde lo que se suele olvidar es nuestra condición de especie entre tantas otras. Reconozcámoslo, como categoría biológica nos creemos superiores, y para elogiar nuestra soberbia hemos inventado gobiernos, sistemas como la ciencia, la política, la religión o la educación y nos hemos amparado en monumentales palabras como democracia, igualdad, solidaridad y fraternidad, ficciones todas, al fin y al cabo.

Al respecto de lo humano y lo divino, y sin ánimo de amplificar cualquier chauvinismo emanado del mito de que los chilenos vivimos en “la copia feliz del Edén”, la inmediatez de los medios nos ha demostrado que también existen réplicas de nuestro “paraíso”. Otras sociedades experimentan procesos similares a los nuestros más allá de aquella muralla natural llamada Cordillera de los Andes —nuestra cárcel y nuestro refugio a la vez. Con este mismo sentimiento insular habremos escuchado que un amplio movimiento universitario se está desarrollado en la lejana provincia de Québec, en Canadá, la única región francófona de Norteamérica. Su demanda principal es el congelamiento de los cargos de escolaridad que el gobierno provincial de Jean Charest pretende establecer de manera paulatina a lo largo de 5 años, lo que representa un alza al costo actual de un de 80%. Sin embargo, este movimiento, ha tomado también posición sobre otras realidades que van más allá de las dificultades económicas y la falta de garantías para acceder a la educación superior. Intoxicados de entusiasmo juvenil, las principales federaciones de estudiantes han destapado la cloaca de la administración de las universidades quebequenses, como su ineficiente administración y endeudamiento sin precedentes, el fraude y la corrupción que se expresan en la construcción de instalaciones de elevados costos y gastos excesivos en publicidad y los altos salarios de algunos de sus funcionarios.

Tres meses en huelga han sido el detonante para que el gobierno de Québec aprobara en 20 horas de discusión en la Asamblea General la llamada “Ley especial 78” el pasado 18 de mayo. Dicha normativa establece medidas para toda manifestación de más de 50 personas y entrega a las autoridades policiales amplios poderes para decidir transformar el circuito de las manifestaciones o simplemente no permitirlas. De igual forma declara ilegal cualquier piquete por partidarios de la huelga a menos de 50 metros de los límites externos de cualquier edificio académico, aplicando fuertes multas a particulares o federaciones si no acatan la ley. A las medidas ya explicadas, la ley declaró, de golpe y porrazo, suspendido el semestre de invierno para que sea retomado en agosto y septiembre, buscando de esta forma debilitar el movimiento estudiantil. Cuanto más opresiva es una reacción más disparatada su justificación, y la del gobierno de Charest fue la de resguardar que “los estudiantes reciban la instrucción de las instituciones de educación superior a las que asisten".

Como suele ocurrir, de estos movimientos resulta una serie de disgustos sociales que se libera en racimo. De tal manera que los estudiantes han sumando a sus cuestionamientos desde el aumento de las tarifas de los servicios públicos, como la electricidad o la salud, hasta el denominado “Plan Norte” que pretende explotar recursos naturales y minerales en territorios donde habitan mayoritariamente comunidades indígenas entre Inuits, Cris, Naskapis e Innus. Ante toda este expansionismo liberal, indignados, pacifistas, ecologistas y ciudadanos comunes se han sumando a la protesta bajo la consigna “Avec nous, dans la rue!”(Con nosotros, a la calle), siendo el cacerolazo la expresión ciudadana más espontánea en una sociedad donde reconozcámoslo, si la espontaneidad fuera un bien de consumo material colgaría en las vitrinas de las joyerías por su exclusividad. Aquella vieja práctica de los setenta patentada made in Chile, luego de dar la vuelta por toda Latinoamérica, ha sido adoptada en los barrios de Montreal como una pintoresca forma de manifestación justo a la hora 20.

Al igual que en las movilizaciones en Chile, internet ha jugado un papel fundamental. Si usted se dirige al sitio www.arretezmoiquelquun.com (“que alguien me arreste”) podrá ver como hombres, mujeres, niños, jóvenes y personas mayores, exhiben de las formas mas inimaginables la proclama “je désobéis” (desobedezco), enfrentando la nueva disposición con la desobediencia civil. La lista de retratados alcanza a casi cinco mil y avanza a cada hora que pasa, sus rostros parecieran expresar en conjunto: “Arréstenme, no merezco este tipo de libertad”.

En todos estos movimientos surge un ánimo por recuperar aquello de lo que el ciudadano supone ha sido despojado:

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