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Con Hambre no hay libertad


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2015  •  Tesinas  •  1.917 Palabras (8 Páginas)  •  211 Visitas

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Con Hambre No Hay Libertad

Por Alejandro Thomas Corona Gómez

ID: 0151648

Ensayo Final para la clase de Filosofía Social,

impartida por la profesora María José Pietrini


Dedicado a la profesora Pietrini,

ya que como diría Henry Brooks:

“Un profesor trabaja para la eternidad,

nadie puede decir donde acaba su influencia”

Espero que este ensayo sea la prueba fidedigna que su labor

ha logrado traspasar una generación más…


Introducción

La economía hoy en día está tomando un papel preponderante en nuestras vidas, ya que nadie quiere que sus hijos mueran de hambre, y la única forma de evitar eso es trabajando para ganar dinero. Lo que esto provoca, es que poco a poco desplazamos en nuestras vidas lo importante con lo urgente. Reordenamos erróneamente nuestras prioridades, colocando primero cosas urgentes como (por ejemplo) el pago de la escuela de nuestros hijos, donde se nos impone una fecha límite para hacer el pago o de otra forma se tiene que afrontar las consecuencias; cuando deberíamos centrar nuestra atención en las cosas importantes, la cual en este caso (siendo el tema principal de este ensayo) es la familia.

Según Marx, las personas trabajan para ganar dinero y así comprar bienes de consumo. En la familia, se decide el tiempo libre en relación a las horas de trabajo; mientras los trabajadores luchan por reducir sus horas laborales, los capitalistas ven la forma de cómo incrementarlas.

¿Por qué? Porque vivimos bajo una estructura económica que es la base y raíz de las superestructuras culturales e ideológicas. Una persona, una familia, una sociedad, una clase y/o una época poseen superestructuras que dependen fundamentalmente de las condiciones imperantes de producción económica (tomando como punto de partida del materialismo la incógnita ¿Qué es primero, la materia o el espíritu?). [1]

Como ya se mencionó, este ensayo (basado en una ardua investigación con fuentes fidedignas) expondrá la problemática de por que el aspecto en la vida familiar no debería de ser condicionado por nada; demostrando a su vez la triste realidad de cómo la economía es el principal causante de su inestabilidad.

NOTA DEL AUTOR: Se le recomienda al lector sentarse cómodamente y abrir la mente sin permitirse llegar a un estado de negación ante los hechos por los cuales la mayoría de las familias mexicanas (y seguramente en otros países del mundo) están aconteciendo.

Condicionamiento de la economía en el ámbito familiar

Hoy en día el salario mínimo en México está en $70.10 pesos[2];  la remuneración de la población estrictamente asalariada, se observa que más de 17 millones de personas, o 68.3 por ciento del total de los trabajadores formales, reciben de uno hasta tres salarios mínimos, esto es, de 58.2 hasta 174.6 pesos al día[3]. Mientras que los precios de los productos de la canasta básica en el país está en $38.70 pesos el precio máximo del fruto, la bolsa con dos kilos de azúcar $26.49 pesos, el kilo de jitomate en $19.49 pesos, el de limón en $11.20 pesos y el de cebolla en $9.90 pesos; el huevo se cotizó en $27 pesos, la cebolla se ofreció en $9 pesos y el limón se vendió en $7 pesos por kilo.[4]

En base a esta información, queda claro que el salario mínimo en nuestro país es ineficiente.

En la típica familia Mexicana (así como en otros países) se acostumbra que el labor principal (y a veces único) de la mujer sea el de quedarse en casa a cuidar de ella y ver por sus hijos: educarlos, darles de comer, procurar un ambiente constructivo, en paz y armonía, privándola de las funciones públicas y del trabajo laboral en muchas empresas; tal y como Jaun Pablo II lo expresó:

“…no se puede dejar de observar cómo en el campo más específicamente familiar una amplia y difundida tradición social y cultural ha querido reservar a la mujer solamente la tarea de esposa y madre, sin abrirla adecuadamente a las funciones públicas, reservadas en general al hombre… Por otra parte, la verdadera  remoción de la mujer exige también que sea claramente reconocido el valor de su función materna y familiar respecto a las demás funciones públicas y a las otras profesiones... Por otra parte, tales funciones y profesiones deben integrarse entre sí, si se quiere que la evolución social y cultural sea verdadera y plenamente humana;… Se debe superar además la mentalidad según la cual el honor de la mujer deriva más del trabajo exterior que de la actividad familiar. Pero esto exige que los hombres estimen y amen verdaderamente a la mujer con todo el respeto de su dignidad personal, y que la sociedad cree y desarrolle las condiciones adecuadas para el trabajo doméstico …” [5]

Espero que el lector no sea herido en su susceptibilidad (y en dado caso que si, le pido de antemano una disculpa) ante el comentario que haré, el cual es de mi sincera opinión: pero la mujer no debería de quejarse al tener una responsabilidad tan sagrada como el de cuidar y ver por sus hijos todos los días de la semana. No me cierro a que las amas de casa aspiren a una meta mayor o a la culminación de su carrera profesional, pero la responsabilidad de que sus hijos crezcan con una educación moral y que sus bases éticas hayan sido bien cimentadas es de mucha importancia para el crecimiento de estos.

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