ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Breve Historia De La Evolución De La Basura


Enviado por   •  6 de Diciembre de 2012  •  1.434 Palabras (6 Páginas)  •  310 Visitas

Página 1 de 6

Breve historia de la evolución de la basura| Los días, los hombres, las ideas

Por: Francisco José Amparán

28 de oct, 2007

(Fragmento de la ponencia expuesta en el Foro de la Paz, organizado por los Rotarios el pasado septiembre)

Cabría recordar que, cuando nacimos como especie, éramos tan frugales y poco desperdiciados como las demás bestezuelas que nos acompañaban en este planeta. En aquel entonces éramos cazadores y recolectores y no dejábamos nada a nuestro paso: todo era aprovechable. Hasta los huesos de los animales cazados eran rotos a pedradas para usar el tuétano, una inmejorable fuente de proteína. Siendo nómadas, el llevar poco equipaje era de rigor, de manera tal que había poco o nada que pudiera considerarse prescindible.

Las cosas cambiaron notablemente cuando alguno de nuestros antepasados sumó dos más dos, y cayó en la cuenta de que una semilla que tiempo atrás había escupido, se había convertido en una planta comestible. No sé cuánto tiempo habrán escupido semillas por todos lados, pero de esa forma descubrieron la agricultura: por primera vez, para alimentarse el hombre no dependería del azar, el deambuleo y las erráticas costumbres migratorias de los bisontes.

Claro que ello tuvo otras consecuencias. La más importante, que para sembrar, regar, cuidar y cosechar, había que permanecer mucho tiempo en el mismo lugar. Si las condiciones eran ideales, de hecho, se trataba de quedarse permanentemente en el sitio. Ello implicaba la construcción de viviendas con materiales poco perecederos, para no tener que estarlas reparando y reconstruyendo cada año, como si fueran de Infonavit. Con ello, el hombre se hizo sedentario y se enfrentó a dos importantes problemas que (otra vez) antes no había tenido que enfrentar:

El primero tiene que ver con el éxito del fenómeno agrícola: la relativa certidumbre de que se tendría alimento para el futuro, determinó que más y más gente se dedicara a lo mismo. ¿El resultado? Que las comunidades sedentarias empezaron a crecer, y con frecuencia esa expansión no correspondía a miembros de la misma familia, clan o tribu. De nuevo, por primera vez el hombre tuvo que enfrentarse al conflicto de convivir con personas cuyo origen, nombre y malas mañas desconocía. Para enfrentar las complicaciones fruto del urbanismo, que es como llamamos al rozarnos diariamente con cientos de desconocidos, se crearon el Estado y las religiones oficiales. Sólo a garrotazos legítimos, y con el temor de un posible diluvio, era posible tener un cierto sentido del orden morando entre desconocidos.

El segundo problema importante del sedentarismo fue que, debido a la permanencia de comunidades relativamente grandes en un mismo lugar, el qué hacer con los desechos se volvió un asunto serio. Empezando por la cuestión de los despojos dejados por las necesidades más perentorias. Habría que recordar que esos beneméritos inventos que son el excusado y el drenaje sanitario tienen menos de 160 años. Ese reto en particular lo resolvió cada civilización de la manera en que Dios (o dioses) le dio a entender. De hecho, en algunos casos esas tecnologías definían a la civilización. Durante varios siglos, la obra que los romanos le presumían a los visitantes no era un templo, foro o edificio público, sino la Cloaca Máxima, el drenaje profundo de la Ciudad Eterna… sistema que aún se utiliza… y se nota.

De los desechos de otro tipo se disponía también según el ambiente y necesidades de la colectividad. A partir de cómo se hacían cargo de sus basuras, se ha desarrollado toda una rama de la arqueología: ya existen especialistas en determinar hábitos, costumbres, alimentación y hasta tendencia a fallar pénalties entre las culturas antiguas sólo a partir del tipo de desechos, la ubicación de los basureros y la forma que tenían de lidiar con ellos. Es a través de la basura, por ejemplo, que hemos sacado en claro no pocas cosas de Jamestown, Virginia, la primera colonia inglesa permanente en la costa oriental de Norteamérica.

Ahora bien, cabe hacer notar que durante milenios la basura como tal era más bien escasa. Y es que aunque el sedentarismo había cambiado las circunstancias, la vida humana, como dijera Thomas Hobbes ya en el siglo XVII, seguía siendo “solitaria, pobre, sucia, brutal y corta”. Muchos de esos adjetivos se debían a que la mayor

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (8.7 Kb)  
Leer 5 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com