COMUNICACIÓN Y ASERTIVIDAD

COMUNICACIÓN Y ASERTIVIDAD

Ya hace algún tiempo tuve la oportunidad de leer un libro sobre la Asertividad, y a partir de ese momento he hecho de esta una herramienta fundamental para la comunicación en mis relaciones personales y laborales.

Para el desarrollo de esta actividad traeré como ejemplos algunas situaciones que he vivido en mi entorno laboral.

1. Como policía debo de intervenir en algunas ocasiones en discusiones o problemas en los que personas o grupos se enfrentan de forma agresiva y altanera entre si tratando de imponer sus puntos de vista o sus derechos, y es muy importante que al yo hacer presencia inmediatamente restablezca el orden y tome una actitud neutral ante la situación que se pueda estar presentando, toda vez que inmediatamente comienzo a comportarme como un conciliador u orientador para la solución de estos conflictos.

Por lo tanto es vital para la efectividad de mi función ser respetuoso, claro, considerado y puntual en el manejo de la comunicación, y requerirle a las partes involucradas el mismo manejo de estas actitudes para una mejor comunicación. Por eso conmino a las personas a tener un orden al momento del uso de la palabra, analizo sus posturas (pasivos o agresivos), identifico el centro u origen de la discordia y procedo a orientar la solución del mismo según me lo indique la razón y la ley para un correcto restablecimiento de derechos. El éxito de lo anterior radica en que desde el comienzo yo intervenga con equilibrio, respeto, congruencia y de forma directa para causar un impacto éntrelos interlocutores eso sí, sin dejar de lado la amabilidad y el objetivo de hacer respetar los derechos de todos los implicados.

2. En cierta ocasión tenía que socializar un tema muy importante de carácter institucional con la persona a la cual brindaba el servicio de Protección, como el ostentaba un cargo importante en una entidad gubernamental y contaba con estudios superiores, especializaciones y demás, asumía una aptitud algo soberbia, prepotente y arrogante, de esta manera los asuntos que yo le trataba a él, le parecían irrelevantes, inoportunos o de poca importancia.

En vista de que él no me había atendido en su despacho aun teniendo tiempo, me vi en la penosa situación de interrumpirlo tan pronto vi la oportunidad, comencé por explicarle por qué irrumpía de esa forma en su oficina y entre a tratar el tema de forma puntual, sin titubeos ni vacilaciones, con suficientes argumentos y demostrando seguridad y profesionalismo en el tema que debía de tratar, asumiendo una actitud equilibrada, amable y congruente logre tener una buena comunicación y le cause una impresión bastante favorable respecto del tema que le socialice y de la labor que yo venía cumpliendo en pro de garantizar su vida y medidas de seguridad. A partir de ese momento cambio nuestra relación

...