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CRISOL DE FUEGUITOS El olvido y la memoria


Enviado por   •  25 de Enero de 2017  •  Ensayos  •  402 Palabras (2 Páginas)  •  81 Visitas

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CRISOL DE FUEGUITOS

El olvido y la memoria

Entre el calor que azotaba a los ya de por si azotados campos de la nación que en algún momento disfrutó de los paisajes más paradisiacos del mundo; un camión paró frente a aproximadamente diez campesinos, quienes miraron sorprendidos la visita de aquellos jóvenes extraños, que de uno en uno bajaban, con libreta en mano,  y sin dar crédito a lo que veían.

No era la imagen que les habían pintado los tergiversados medios, ni mucho menos la representación discursiva de los siempre ilocutivos discursos presidenciales. En el mejor de los casos, la postal que quedaría desde ahí y para siempre en sus mentes, correspondía a un pasado que les habían contado a esos estudiantes pertenecientes a una clase media, que nació de abajo pero subió tanto que olvidó de dónde vino.

Pero ellos, los campesinos que reflejaban el azul de los cielos entre sus machetes, no olvidan de dónde son y parecen tener claro más cosas de las que la obnubilada memoria colectiva suele recordarnos.

El mayor de los campesinos se acercó a los jóvenes. Grandes, pequeños, críticos, hípsters y fresas; los había de todo. No faltaban quienes, pensando en salir del campus universitario portaban extravagantes lentes de sol y tacones adquiridos en las tiendas globales más clase medieras de la clase media. Tampoco faltaron quienes ya querían subir al camión: por la zona, la inseguridad, el calor, y otra serie de argumentos que él escuchaba.

Acto seguido: los miro una vez más. 1 minuto de silencio. Nadie decía nada. Nadie sabía lo que iba a pasar. Nadie explicaba el motivo de esa práctica de campo. Los mosquitos sonaban y picaban. Picaban y volvían a sonar. Luego, el campesino abrió la boca. En su cabeza puso su mano izquierda: grande, morena, maltratada por el paso del tiempo, por los años de tanto esfuerzo. Y entonces exclamó:

-Nosotros pagamos sus estudios. Y estamos muy contentos por ello. Porque ustedes, jóvenes de universidad pública, podrán volver un día a ayudarnos. No sólo a nosotros sino a su país.

El resto de los campesinos alzaron sus machetes y exclamaron “SÍ”. La imagen parecía sacada de un cuento subversivo bolchevique. Pero no era así. Se trata de la pura realidad. Luego, quien pronunciara el discurso sonrío y pidió silencio a sus compañeros. Volvió a tomar la palabra y finalizó: “no lo olviden jóvenes, por favor no lo olviden”.

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