CRÍTICA SOBRE “EL PODER ANESTESIANTE DE LA TV EN LOS NIÑOS”

CRÍTICA SOBRE “EL PODER ANESTESIANTE DE LA TV EN LOS NIÑOS”

        Vivimos en unos tiempos que podrían ser definidos como la era de la información. El estar informado se considera algo muy importante, casi una necesidad básica. Las personas que no tienen acceso a los medios de comunicación (TV, radio, prensa o Internet) quedan excluidas de la sociedad o ven notablemente disminuidas sus posibilidades de realización. Los medios de comunicación social, especialmente la televisión, son poderosos formadores de opinión, transmisores de ideas, valores y contravalores. Esta capacidad, sumada a su extraordinario alcance y a la gran velocidad con que realizan su labor, los transforma en herramientas capaces de conducir a masas. Quien es dueño de un medio de comunicación, tiene el poder de forjar la conciencia de muchas personas. Quien informa tiene el poder.

        El tiempo que un niño pasa frente al televisor es tiempo que se le resta a actividades importantes, tales como la lectura, el trabajo escolar, el juego, la interacción con la familia y el desarrollo social. De hecho, en ocasiones puede suceder que aprendan cosas inapropiadas o incorrectas en la televisión. Muchas veces no saben diferenciar entre la fantasía y la realidad. Se encuentran bajo la influencia de miles de anuncios comerciales que ven al año, muchos de los cuales son de bebidas alcohólicas, comidas de preparación rápida e incluso juguetes, entre otros muchos.

        En un principio, ver televisión no requiere un esfuerzo mental especial, a diferencia de la lectura, por ejemplo. No implica esfuerzo por aprender, no exige inteligencia. Las personas se sientan frente al televisor, como espectadores, con una actitud totalmente pasiva. Las imágenes no requieren capacidad reflexiva o analítica alguna. Por tanto, veo lógico que se considere que frente al televisor estamos por debajo del estado de alerta normal en una persona.

        Y de ahí que podamos sacar, por lo tanto, las siguientes conclusiones: ¿qué experimenta un feto? No deberíamos olvidar nunca que, por supuesto, tiene sus derechos. Refiriéndome a la práctica de anestesia en intervenciones médicas en los

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recién nacidos, debo decir que me parece totalmente inaceptable su falta de uso en estos casos. Si reflexionamos un poco nos daremos cuenta de que cuando nacen prematuramente, durante meses deberán permanecer en sofisticadas incubadoras, atendidos y controlados 24 horas al día con instrumentos de alta tecnología. Por ello, no sólo pienso que, en efecto, sí sienten dolor, sino que su percepción aparentemente podría ser más profunda que la de un niño más mayor. Estoy en desacuerdo con tratar la vida prenatal como existencia de segunda fila.

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