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CUENTOS QUE AYUDAN A LOS NIÑOS” HISTORIAS PARA VENCER EL MIEDO Y OTROS PROBLEMAS COTIDIANOS


Enviado por   •  11 de Abril de 2022  •  Tareas  •  1.977 Palabras (8 Páginas)  •  769 Visitas

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TAREA 4. IFAM:

“CUENTOS QUE AYUDAN A LOS NIÑOS” HISTORIAS PARA VENCER EL MIEDO Y OTROS PROBLEMAS COTIDIANOS

AUTORA: GERLINDE ORTONER

EL NIÑO ALBOROTA EN CLASE

El payaso que tenía una bocina en la nariz

Al principio, a Ricardo no le gustaba ir al colegio, porque a su clase no iba ningún amigo de la guardería. Los niños casi no le hablaban y él se sentía solo e inseguro.
Pero desde hace varias semanas las cosas han cambiado: Ricardo es muy popular entre sus compañeros. Esto empezó el día en que la maestra preguntó a Ricardo una cosa a la que él no supo contestar. Todos los niños lo miraban. Ricardo, nervioso, empezó a hacer muecas y, para que sus compañeros no pensaran que era tonto, hizo un chiste y todos se rieron. No le importo que la maestra se enfadara. Lo importante era que los niños se habían reído y que ahora ya le habían aceptado, o eso le parecía a él.

Desde aquel día, Ricardo no ha vuelto a sentirse solo. Desde que le rieron la gracia, ha seguido haciendo tonterías, porque quiere hacer reír a toda costa. Los niños que se ríen son cada vez menos, porque la mayoría ya empiezan a encontrarlo pesado, pero Ricardo no se ha dado cuenta. El piensa que es el más gracioso de la clase. En realidad, es un plomo.

Un día la maestra dice a los niños que, si quieren, los llevará al circo. Los niños se ponen muy contentos.

Llega el día. Han tenido suerte de que la maestra haya sacado las entradas con anticipación, porque están en primera fila, en el mejor sitio.

La orquesta toca una marcha y empieza el espectáculo. Salen acróbatas que andan sobre las manos y hacen piruetas, caballos que trotan alrededor de la pista, perros disfrazados que andas solo con las patas de atrás, un burro que da brincos y, detrás del burro, los payasos que dan volteretas. El más tonto de todos tropieza con sus zapatones.

El director, muy elegante, saluda al público y anuncia el primer número. Los leones. Ricardo, muy quieto, mira cómo los leones saltan por el aro. Dan respeto aquellos animales tan grandes. Cuando termina el número, Ricardo se alegra de que los leones hayan obedecido al domador y no haya ocurrido una desgracia.
Después de este número tan emocionante salen los payasos. Los niños se ríen. Ricardo quiere llamar la atención y empieza a imitarlos. Los niños ni se fijan en Ricardo, porque sólo miran a los payasos.

Pero un payaso se fija en las tonterías de Ricardo. Es un payaso muy gracioso que lleva un sombrerito muy pequeño encima de una revuelta pelambrera verde y tiene una enorme nariz roya y redonda que hace ruido de bocina cada vez que el payaso se suena.

De pronto, el payaso dice dirigiéndose a Ricardo: “¡Ah, aquí tengo a un colega! ¿Tiene la bondad de salir a la pista, caballero? Salga para que todos podamos admirar su arte”

Ricardo su asusta. Se queda un poco cortado, pero también le enorgullece que el payaso se haya fijado en él, y sale a la pista.

“Tu, que eres tan bromista, enséñanos lo que sabes hacer”, le invita alegremente el payaso. Pero Ricardo no se le ocurre nada divertido. Sólo sabe repetir las bromas que hace en clase. Saca la lengua, pone los ojos bizcos, hace el signo de las orejas de burro a espaldas del payaso y dice tonterías, pero nadie se ríe.
Una niña grita “¡Que siga el payaso! Este chico no tiene gracia. No sirve para hacer el tonto”. Algunos niños empiezan a silbar. Otros gritan “¡Fuera! ¡A tu sitio! ¡Molestas!”

Ricardo se ha quedado como pasmado en la pista, muy colorado y a punto de echarse a llorar. El payaso siente lástima y decide apartar de él la atención. “Señoras y caballeros, un momento de silencio, por favor. Ahora voy a tocar para ustedes con mi trompeta la canción “Señor don Gato” y les agradeceré que canten todos”.

El payaso hace una gran reverencia. Tanto se agacha que toca el suelo con su narizota roja, que empieza a sonar como una bocina. “¡Socorro! ¡Silencio, nariz descarada! Con esta bocina no puedo tocar la trompeta.” Pero la nariz no deja de sonar. El payaso observa a Ricardo se le ha pasado la vergüenza, le pide que de dos palmadas; quizá la dichosa nariz le obedezca y se calle. Ricardo da dos fuerte palmadas y, como por arte de magia, la nariz deja de sonar.

“Muchas gracias, compañero. Por fin voy a poder deleitarles con mi concierto de trompeta”. El payaso pone en la mano a Ricardo una trompetita pequeña. “Haz el favor de darme el tono”, le dice. Ricardo sopla con todas sus fuerzas… y de la trompeta sale, en lugar del tono, una nueve de confeti. Ricardo queda cubierto de pies a cabeza con los papelitos de colores. Todos ríen de la broma y nadie se mete ya con Ricardo. Ya eres un payaso de verdad, porque te ríes con todos sin querer destacar más que nadie –le dice el payaso al oído con una sonrisa-. Y ahora todos a cantar “Señor don Gato”. Yo os acompaño con la trompeta”. El payaso desfila por la pista y Ricardo va detrás de él. Así terminar el número, y a todos les ha gustado mucho el espectáculo.

Al siguiente día de colegio, durante el recreo, la maestra llama a Ricardo y le dice: “Aquella broma del confeti que te salvo de una situación violenta me ha dado una idea. Después de cada clase en la que no hayas hecho tonterías, en premio, te pegaré en el cuaderno un confeti, que será como un punto de color vivo. Cuando tengas diez puntos, podrás ayudarme en clase. Tus compañeros también han de tomar parte en el juego. Si dejan de reírse con tus tonterías y te animan a ser un buen estudiante y prestar atención como ellos, la clase podrá elegir adonde iremos en la próxima excursión. Seguro que ya no vuelves a hacer el ridículo como aquel día en el circo. Ya verás, es mucho mejor que los demás te quieran que no se rían de tus gansadas” Ricardo piensa que tiene razón la maestra.

A que no sabes cuantos puntos de colores ha conseguido. Te lo voy a decir. Como Ricardo ya ha dejado hacer tonterías, parece que en su cuaderno ha caído una lluvia de confeti.

ACTIVIDAD:

  1. Lee el cuento atentamente e identifica que problema debemos tratar con las familias.

El problema que vamos a tratar con las familias, es un problema de conducta de los niños/as ya que se portan mal para llamar la atención de los demás y conseguir su aprobación e integración. Esto puede ocurrir tanto para llamar la atención de sus iguales como de los adultos.
El niño (Ricardo) comprueba que se le presta mayor atención cuando se porta mal (
hace gansadas) y pasa desapercibido cuando su comportamiento es el adecuado, por lo que empieza a portarse mal continuamente. Cuando un niño se porta mal para atraer la atención, desea ser el centro de todas las miradas y oídos, y no le importa el modo, aunque también reciba enfados y regañinas. Si recibe un refuerzo positivo a su conducta, entenderá que tiene que portarse mal para que se den cuenta de que está allí.
En el cuento en el que vamos a centrar nuestra actividad, la mala conducta para llamar la atención es provocada por una falta de relación y aceptación de sus iguales por lo que también daremos unas orientaciones a los padres para fomentar y mejorar dicho problema.

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