Capitalismo Periferico
arianny8727 de Junio de 2014
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El capitalismo periférico, el neoliberalismo y las Instituciones de defensa de la comunidad[1]
Leif Korsbaek[2]
Se presenta una etnografía básica de diversas instancias de instituciones de defensa de la comunidad: la ronda campesina del Perú y la guardia tribal del Valle del Cauca en Colombia, en el marco de un prolongado conflicto entre un mundo tradicional y uno moderno.
Palabras clave: capitalismo, cultura, tradición, modernidad, comunidad
Introducción
El capitalismo periférico es heterogéneo, por lo menos en dos sentidos: en primer lugar, es culturalmente heterogéneo, pues coexisten con lo que injustamente se llama la “cultura nacional“ varios grupos étnicos y subculturas, con sus diversas culturas, sistemas normativas y lenguas, y al mismo tiempo coexisten, en mi opinión (no estoy seguro de que sea una opinión generalmente compartida) un mundo moderno que es individualista, materialista, y secular, con un mundo tradicional que es colectivista, espiritual, y religiosa.
Políticamente se finca el mundo moderno en la existencia del estado y del ciudadano, económicamente en el individuo y la propiedad privada, y culturalmente en alguna ideología del mundo moderno, mientras que la unidad primordial del mundo tradicional es la comunidad.
En Mesoamérica (y hasta cierto grado en la región andina) la institución dominante en el mundo tradicional ha sido la institución conocida como el “sistema de cargos” que es, curiosamente, en parte la creación de los tempranos emisarios de Europa, los frailes mendicantes franciscanos, dominicos y agustinos, pero desde la llamada conquista en el siglo XV-XVI la comunidad ha tenido que defenderse contra el mundo moderno, a través del sistema de cargos.
La coexistencia de los dos mundos, el moderno y el tradicional, nunca ha sido tranquila y pacifica, siempre ha tenido el carácter de eliminación y etnocidio, pero recientemente, en tiempos de globalización y neoliberalismo, los conflictos se han escalado y la comunidad indígena y campesina ha tenido que movilizar todas sus fuerzas para defenderse, en particular su institución matriz, el sistema de cargos. El resultado ha sido una movilización de las instituciones, una movilización que se manifiesta de maneras muy diversas en diferentes regiones y contextos socio-culturales.
Se presentan los rasgos generales de dos de estas respuestas culturalmente específicas, la ronda campesina en el Perú y la guardia tribal en el Valle del Cauca de Colombia, y como material de comparación se presentan algunos de los rasgos generales de la policía comunitaria en Guerrero. Falta solamente señalar que los datos provienen de mi trabajo de campo en el Perú y Colombia en el transcurso de mi año sabático en 2007.
La comunidad
En primer lugar, ¿qué es una comunidad[3]? En otra ocasión he dicho que “la comunidad, como concepto, tiene que poseer seis características: es un proceso llevado a cabo por una colectividad, frecuentemente pero no siempre dentro de un marco territorial, que tiene coherencia horizontal, coherencia vertical e historia”. La comunidad es el espacio de la seguridad y de la confianza, donde las cosas están en su lugar, no es un costal de papas, como decía en algún momento Carlos Marx acerca de los campesinos franceses.
Volviendo a nuestro punto de partida, la comunidad es un proceso que se lleva a cabo por un grupo de gentes, lo que significa, en primer lugar, que no es un proceso natural (el ser humano es, como unidad biológica, una unidad casi universalmente aceptada), sino social y cultural y, en segundo lugar, que no es un proceso individual, sino colectivo (lo que complica el uso de la analogía de organismo y deja a los participantes en el proceso cierta libertad que no tiene las partes de mi cuerpo en los movimientos del mismo).
Típicamente el proceso que es la comunidad se lleva a cabo dentro de un marco territorial, sin embargo, no siempre es el caso[4], y no siempre la territorialidad tiene el mismo significado. Por un lado podemos construir una especie de geografía espiritual, donde lo que cuenta no son los elementos físicos del ambiente, sino el sentido y el significado que tienen estos, y por otro lado podemos considerar los casos de los gitanos y y los judíos que aparentemente no cuentan con un marco teritorial, pero sí lo tienen exactamente en el sentido de una geografía espiritual.
Con coherencia horizontal se quiere decir que tiene "estructura", pues sus diferentes miembros están de alguna manera mutuamente ordenados en un momento dado, con coherencia vertical se quiere decir que la comunidad abarca diferentes niveles que están articulados, así que modificaciones en un nivel causa modificaciones en los demás niveles o tensión. Distinguimos tres niveles.
El primer nivel es el nivel socio-económico, en el sentido más amplio, el segundo nivel es el nivel político, y el tercer nivel es el nivel ritual, donde los roles no son los roles sociales de la vida cotidiana, sino roles rituales que pertenecen al espacio sagrado, y donde los roles se pueden caracterizar como roles del sistema de cargos[5]. Y finalmente existe, en estrecha relación con el nivel de los roles rituales, el nivel de "comunitas", que es el último nivel de legitimación y autoreferencia y donde no existen roles, pues "es como si existiera aquí dos modelos mayores de las relaciones humanas, yuxtapuestos y alternantes. El primero es de la sociedad como un sistema estructurado, diferenciado y frecuentemente jerarquizado de posiciones político-legal-económicas con muchos tipos de evaluación, separando a los hombres en términos de más o menos. El segundo, que emerge distinguible en el periodo liminal, es de la sociedad como un comitatus no estructurado o rudimentariamente estructurado, comunidad, o aún comunión de miembros de individuos iguales que juntos se someten a la autoridad general de los ancianos especialistas rituales", pero "la distinción entre la estructura y la comunitas no es sencillamente la familiar distinción entre lo secular y lo sagrado ni, por ejemplo, entre la política y la religión": "eso no es sencillamente, como ha propuesto sabiamente Fortes, una cuestión de proporcionarle un sello general de legitimidad a las posiciones estructurales de una sociedad. La cuestión es más bien la de conferirle reconocimiento a una relación humana esencial y genérica, sin la cual no podría haber sociedad alguna"[6], con lo que Turner (y Fortes) se acerca al planteamiento de Simmel: "¿cómo es posible la sociedad?"[7].
Una comunidad tiene historia, con lo que se presenta la complicación de definir ¿qué es la historia? Las definiciones son legión. Con historia se quiere decir que tiene continuidad a través del tiempo, pero es importante tener en mente de qué tiempo trata la historia, pues existe una variada gama de opiniones: el pasado, el presente o el futuro. El tiempo que tiene mayor importancia en la historia es el futuro, sin de ninguna manera querer minimizar la importancia del pasado y del presente, y este futuro se presenta en la forma de un proyecto social. Las gentes que comparten una comunidad (o sea, que pertenecen a una comunidad) comparten también, de manera comprometida, un proyecto social, que puede asumir las formas más variadas.
Las instituciones de la comunidad
Una de las cosas que sostiene una sociedad es su conjunto de instituciones, de igual manera una comunidad es sostenida por sus instituciones. Es la experiencia de los antropólogos que cada región en el mundo tiende a tener una institución que domina a la comunidad e integra a las demás instituciones, hasta cierto grado, a su antojo. En la región mesoamericana y en los Andes le tocó a la institución conocida como el sistema de cargos cumplir esta función como la institución dominante, y por lo regular se supone que el sistema de cargos nació antropológicamente en un artículo de Sol Tax de 1937, y con este artículo inició un proceso de febril investigación de esta nueva institución, al principio concentrando la atención en su aspecto religioso, pero luego incluyendo sus aspectos económicos y políticos[8], y el sistema de cargos fue víctima de todos los imaginables enfoques teóricos y metodológicos[9].
El primer resultado concreto de este proceso de investigación fue un sólido consenso alrededor de la forma cultural e institucional que asumiría el sistema de cargos en el área cultural de Mesoamérica, consenso que se conocería como el típico sistema de cargos. Este sistema ha sido descrito de esta manera: "El sistema de cargos consiste en un número de oficios que están claramente definidos como tales y que se rotan entre los miembros de la comunidad quienes asumen un oficio por un período corto de tiempo después de lo cual se retiran a su vida normal por un largo período. Los oficios están ordenados jerárquicamente y el sistema de cargos comprende a todos - o a casi todos - los miembros de la comunidad. Los cargueros no reciben pago alguno durante su período de servicio, por el contrario, muy a menudo el cargo significa un costo considerable en tiempo de trabajo perdido y en gastos en dinero en efectivo, pero como compensación el cargo confiere al responsable un gran prestigio en la comunidad. El sistema de cargos comprende dos jerarquías separadas, una política y una religiosa. Estas están íntimamente relacionadas, y después de haber asumido los cargos más importantes del sistema
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