Capitulo primero: la ignorancia de la arquitectura

Capitulo primero: la ignorancia de la arquitectura.

Bruno Zevi considera a la arquitectura como un arte olvidado. Dice que el público se interesa por otras artes como la pintura, la música o la escultura, pero no por la arquitectura, pero un intelectual se avergüenza de no saber de pintura o poesía.

Además, no existe una propaganda adecuada, ya que, aunque diarios encontremos noticias sobre nuevas exposiciones de arte, algunas grandes obras musicales o cinematográficas, ignoran la edificación de una nueva obra arquitectónica, pese a haber sido ejecutada por un autor renombrado. A parte de no existir una difusión adecuada de la arquitectura, tampoco existen instrumentos eficaces para impedir que se realicen fealdades arquitectónicas, como son los escándalos urbanísticos y arquitectónicos.

Hay también una incapacidad por parte de los arquitectos, historiadores y críticos de arte para hacerse portadores del mensaje arquitectónico y difundirlo. En cuanto a esto, destacar la imposibilidad material de transportar edificios a un lugar dado y hacer allí una exposición como se hace con los cuadros. Es necesario poseer un interés por el tema y estar provisto de una gran buena voluntad para ver la arquitectura con cierto orden e inteligencia. Una exposición tiene cada uno que creársela con su propio esfuerzo físico y moral, que presupone una pasión por la arquitectura. Esta pasión no existe.

Otro concepto importante es la situación de los arquitectos modernos, que se han desbordado en su obsesión por una arquitectura funcionalista, lo cual les ha llevado a carecer de interés por la cultura arquitectónica. Es tarea de la segunda generación de arquitectos modernos insertar la arquitectura moderna en la cultura arquitectónica.

La situación de los críticos de arte es distinta. Podemos encontrar en todos los países críticos de arte que se ocupan casi exclusivamente de arquitectura. Los mejores críticos de arte, mediante la revistas de artes figurativas, colaboran a la difusión de la arquitectura. Sin embargo, se repite con frecuencia un error, los edificios son analizados como si fuesen esculturas o pinturas, de un modo externo y superficial. Así, olvidan considerar lo más importante de la arquitectura, el espacio.

Concluir este primer diciendo que si queremos verdaderamente enseñar a saber ver la arquitectura, deberá estar aclarada la esencia de la arquitectura.

Capitulo segundo: el espacio, protagonista de la arquitectura.

Comenzar señalando que para la mayoría de las personas es costoso comprender el espacio representado mediante plantas, frentes y secciones, ya que estos son solo planos que representan el volumen arquitectónico. Pero la arquitectura no deriva de una suma de longitudes, anchuras y alturas de los elementos constructivos que envuelven el espacio, sino que dimana propiamente del vacío, del espacio envuelto en el cual nos movemos.

La experiencia espacial propia de la arquitectura tiene su prolongación en la ciudad, en las calles, en las plazas, etc., allí donde una obra arquitectónica ha delimitado “vacios”, es decir, donde ha creado espacios cerrados. Todo el espacio urbanístico, lo que está limitado por muros, filas de arboles, etc., esta caracterizado por los mismos elementos que distinguen el espacio arquitectónico. Todo edificio colabora en la creación de dos espacios: los internos y los externos.

Decir que el espacio interno es la esencia de la arquitectura, no significa de ninguna manera que el valor de una obra arquitectónica se agote en su valor espacial. El espacio, a pesar de ser la esencia de la arquitectura, no basta para definirla. Si una decoración bella no creara un espacio satisfactorio, este mismo no creara un ambiente artístico sin el correcto tratamiento de sus paredes.

Capítulo tercero: la representación del espacio.

Según Bruno Zevi, el

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