Proceso de Cristo CAPITULO PRIMERO

EL PROCESO DE CRISTO

CAPITULO PRIMERO

Derecho penal romano

Comienza diciendo que el proceso de cristo se llevó en dos juicios, el primero ante Sanhedrín que era un juicio judío o religioso, y el segundo se llevó ante Poncio Pilato, el cual fue un juicio político, el primero de los juicios se rigió por la ley judía y el segundo por la ley romana. Nos dice que de ese modo se toma el estudio de los dos de manera separada, para determinar si dichos juicios acataron o no el principio de juridicidad, que exige que todos los actos de autoridad se lleven a cabo conforme a derecho.

Como primer punto nos describe datos relacionados con Jesús, que nació en el año 748 de la fundación de roma bajo el gobierno de Octavio augusto, quien fue el primer emperador de roma, nos dice que la vida de Jesús transcurrió durante el gobierno de este y el de tiberio, quien sucedió a augusto, nos dice que la pasión y muerte de Jesús transcurrieron durante este periodo y el lugar de nacimiento de Jesús fue Belén, en la provincia de Judea en palestina, y que la mayor parte de su vida la paso en galilea, perteneciente a dicha provincia, que estaba bajo el dominio romano.

Nos hace un énfasis de que los datos anteriores son de suma importancia porque con ellos se pueden constar los factores de tiempo y espacio en los procesos mencionados con anterioridad.

La monarquía

Nos dice que este régimen no estaba constituido por leyes positivas si no por la costumbre cuando se cometía un delito contra la cosa pública el delito era de carácter político, cuya persecución correspondía a dos ciudadanos. Esta encomienda sólo importaba la instrucción del proceso y la acusación contra el autor de dicho atentado ante el pueblo que tenía la facultad de juzgarlo. Todo atentado contra la res pública era castigado con la pena de muerte, cuya ejecución se confería a los lictores. La justificación de esa irreversible pena radicaba en que el ofendido era el Estado mismo por la traición que contra la Patria entrañaba el delito político y que recibía el nombre de perduellio.

La república

Surgió el régimen al ser derrocado el último rey romano, Tarquino el Antiguo, y se depositó el gobierno en dos cónsules investidos con el jus imperi compartido por ambos. La justicia queda en manos de la institución pretoriana, el pretor tenía la función que consistían en ejercer esta facultad, sobre todo tratándose de los delitos que se castigaban con la pena capital, como los de carácter político. Cuando los romanos conquistaban una región habitada por pueblos que llamaban "bárbaros", los jefes militares establecían guarniciones en los lugares ocupados, encomendándose a un pretor la tarea administrativa. A falta de reglas generales, cada provincia se regía por leyes especiales que este funcionario podía expedir. El gobernador de cada provincia, que era el mismo pretor, velaba por la administración de justicia y también tenía el "derecho de vida y muerte" sobre los ciudadanos de la provincia que regía.

Los pueblos conquistados no estaban incorporados al pueblo romano ni tenían los derechos de los ciudadanos romanos. Estos pueblos, como el hebreo, conservaron sus leyes y costumbres. Sin embargo, las ordenanzas de los pretores o gobernadores provinciales y los edictos provenientes de Roma, tenían hegemonía normativa sobre las disposiciones legales y las costumbres de cada provincia.

El imperio

En este régimen nos menciona que el emperador mismo tenía la facultad de conocer de los negocios penales o de someterlos a la jurisdicción del Senado. También nos menciona que era obligación de todo funcionario público perseguir en casos extraordinarios, los hechos que parecieran castigables. La aplicación de la pena de muerte llegó a ser frecuente, los esclavos podían ser condenados a trabajos obligatorios en las minas, así como los individuos de baja extracción social. Bajo el gobierno de Augusto subsistieron los derechos de las provincias. Sin embargo, en lo que respecta a la administración de la justicia, se permitió la subsistencia de los derechos vigentes en ellas. Para resumir, en las provincias, sus gobernadores nombrados por el emperador o por el Senado, estaban investidos con la potestad de homologar las sentencias que pronunciaran los tribunales locales cuando en ellas se impusiese la pena de muerte. En este caso el gobernador romano debía de revisar el proceso correspondiente para determinar la homologación, misma que se negaba cuando de dicha revisión resultaran graves anomalías procesales.

CAPÍTULO SEGUNDO

Derecho penal hebreo

Nos menciona que en el año 63 a.C., Pompeyo toma la ciudad de Jerusalén en nombre de Roma, pero, la monarquía judía no se destruyó, pues Hircono II, Antígono y Herodes el Grande, siguieron gobernando bajo el poder romano y cuyo período comprendió los años 37 a 4 anteriores a la era cristiana y después desde el año 6 a. C. Judea gobernada por procuradores romanos de los cuales destaca Poncio Pilato. Como provincia imperial Judea gozó de autonomía frente a Roma, Conservó su organización político-religiosa, sus leyes, sus costumbres y la jurisdicción de sus tribunales. En cuanto a los delitos que pudieren llamarse "del orden común" su conocimiento incumbía a los órganos judiciales vernáculos. Únicamente en los "delicta pública" que afectaran al Estado romano tenía injerencia dicho procurador o gobernador provincial.

La dualidad de competencia ocurrió con Jesús, ya que fue acusado, por delitos religiosos y delitos políticos, por este motivo el proceso contra de Jesús se divide en dos juicios autónomos que se desarrollaron respectivamente ante el Sanhedrín y Poncio Pilato.

Derecho sustantivo y adjetivo

Las leyes de Judea eran religiosas y jurídicas, pues estaban en la Biblia y su fundamento eran los diez mandamientos que, fueron ordenados por Dios al pueblo judío, por medio de Moisés. En tales mandamientos entraban normas rectoras de la conducta del hombre frente a Dios así como del comportamiento de las personas entre sí y frente a la sociedad, los diez mandamientos eran la fuente principal del derecho penal hebreo, ya que su violación no solamente implicaba una ofensa a Dios sino al mismo pueblo judío. Igualmente, este Derecho derivó de los cinco libros que forman el Pentateuco y que los hebreos denominaron

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