Caracterización de la Orientación Educativa

Caracterización de la Orientación Educativa.

La orientación educativa forma parte de una serie de herramientas que le funcionan al sujeto para la toma de decisiones, así como para el cumplimiento y exigencias que el entorno le demande. Digamos que es parte de la formación de las personas desde lo individual hasta lo colectivo, si la o las personas tienen contacto con la orientación.

En el contexto de la orientación educativa, resulta complejo definir lo que ésta hace encapsulando toda su labor; las funciones están conectadas son relevantes; éstas funciones operan en áreas, niveles de atención e intervención y enfoques distintos que se van entrelazando para funcionar de manera conjunta, es decir, que lo que se aprende de un área o nivel servirá para un desenvolvimiento para otro u otros.

Dentro de los quehaceres de la orientación educativa está: el apoyo a los estudiantes para la integración en los diferentes niveles e instituciones educativos, dependiendo de las capacidades, conocimientos, habilidades, hábitos, etcétera, que éste requiera; canaliza las dificultades de aprendizaje que se le presenten a los o las alumnas durante el proceso educativo; así como también le brinda herramientas y estrategias para el estudio. Promueve una relación estable de su identidad personal y su bienestar para una mejora del rendimiento y aprovechamiento escolar. Asesora al alumnado en la formación de un plan de estudio, basado en sus habilidades, conocimientos y en las opciones laborales y educativas que mejor le convengan, tomando en cuenta la realidad social colectiva e individual; obteniendo una serie de capacidades analíticas, reflectivas y críticas que le servirán en todo momento.

Tomando en cuenta las funciones mencionadas anteriormente, la orientación educativa interviene de maneras distintas para un mejor funcionamiento; dentro de las intervenciones existentes, la información transmitida (desde cualquier medio de difusión) a los y las alumnas (como becas, ofertas laborales o educativas, etc.) resulta de suma importancia, pues debe ser clara, favorecedora en la toma de decisiones y en la integración de la vida social. Propicia una capacidad de reflexión y análisis de información que desemboca en su actuar dentro y fuera de la institución o instituciones.

Las y los pedagogos, psicólogos y trabajadores sociales son los profesionales que pueden trabajar en orientación educativa, pues su formación tiene una relación estrecha con ésta; así podemos deducir que deben tener ciertos conocimientos, habilidades y destrezas que permitan vincular el contexto económico, político, social y cultural con las necesidades, preferencias, etcétera, que el alumnado presente, facilitando el aprendizaje. Es consciente de lo que es capaz y de cuáles son sus limitaciones. Debe cumplir con herramientas para el asesoramiento y difusión de información contextuales.

A manera de ilustración, aquí se mencionan algunas de las características para el perfil. Necesitan experiencia previa (de trabajo con adolescentes y en nivel medio superior); actitudes como ser objetivo y mantenerse actualizado, tener una estabilidad emocional, valores aplicados con el alumnado, así como el interés en éste y en el trabajo en equipo. Conocimientos: características del desarrollo y conducta humanos (principalmente en adolescentes), de las teorías, técnicas, métodos de trabajo con grupos. Habilidades como la adaptación al alumnado y a las condiciones contextuales que se le presenten en su desempeño, trabajo de liderazgo individual y masivo, comunicación, mejoras de desempeño con materiales didácticos.

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Algo que debe ser claro en esta guía que acompaña a las personas es, que no sólo implica un apoyo en un momento o aspecto de la vida. Ésta tiene diferentes métodos y áreas de trabajo que, si bien tienen puntos o formas específicas de empleo, no son del todo indiferentes, tienen una conectividad que no sólo aplican en un tiempo y espacio determinados.

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