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Casa De Cambio


Enviado por   •  6 de Febrero de 2014  •  2.550 Palabras (11 Páginas)  •  199 Visitas

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TEMA 3: CASA DE CAMBIO Y CONTROL DE CAMBIO

La POLITICA CAMBIARIA atiende el comportamiento de la tasa de Cambio. Es un tipo de cambio que equilibra el tipo de cambio nominal con el tipo de cambio real. La escasez de dólares hace que cada vez sean más caros, esto beneficia a los agros exportadores, por lo tanto el gobierno debería sacar dólares a circulación. Cuando hay muchos dólares en circulación, por el contrario, se cotizan más baratos, eso beneficia a los importadores que compran dólares para comprar productos del extranjero, en este caso, el gobierno debería retirar dólares de circulación para equilibrar el tipo de Cambio. Tipo de Cambio real: qué se compra con qué cantidad de dinero. Si algo cuesta 100 dólares en USA, y eso mismo cuesta Q.800 en Guatemala (o moneda nacional), el tipo de cambio real es 8 x 1. la diferencia entre el tipo de cambio real y el tipo de cambio nominal depende de las acciones del Estado(que compre o venda dólares)

POLITICA CAMBIARIA.

Se refiere a las normas o reglas a las cuales se adopta el Banco de México para llevar acabo el intercambio entre la moneda nacional y extranjera, sobre todo a partir de 1992 cuando se dio el cambio de denominación de pesos a nuevos pesos, la política cambiaria se tuvo que adoptar a los cambios que sufrió el peso mexicano.

ANTECEDENTES

La historia del tipo de cambio en México es vasta y en su mayor parte triste. En los últimos cincuenta años podemos recordar nueve devaluaciones traumáticas, periodos de excesiva apreciación y la aplicación de prácticamente todas las variantes de política cambiaria. La diferencia entre el tipo de cambio real más elevado (enero de 1983) y el más bajo (agosto de 1976) es tan sustancial, que si consideramos el promedio de enero de este año como el mínimo histórico de los últimos cincuenta años, el máximo sería el equivalente a un tipo de cambio de 25.67 pesos por dólar. En el transcurso de estos diez lustros, la preocupación por la política cambiaria ha sido constante. Hemos experimentado con un régimen fijo y semi-fijo, con bandas de intervención, con deslices programados, con flotación administrada y con tipos de cambio duales. Los resultados han sido mixtos, ya que cada régimen tuvo periodos de relativo éxito y otros de obvio fracaso. En cada caso, hubo puntos favorables y negativos, sin que ninguno haya predominado.

Muchos economistas han dedicado bastante tiempo a estudiar el tema y no han llegado a un consenso. Se reconoce que la experiencia de México es similar a la de la mayoría de los países. Se han probado un sinnúmero de opciones, sin encontrar una ideal. Con el tiempo se ha concluido que ciertas políticas son menos deseables que otras. Por ejemplo, la mayoría de los esquemas complejos que involucran reglas de intervención se han descartado. Poco a poco han quedado lo que los académicos llaman las “soluciones de esquina”, que representan los dos extremos: un régimen totalmente fijo, ya sea a través de una caja (regla) de convertibilidad o la dolarización, o bien, un régimen de flotación. Se ha encontrado que las experiencias con las soluciones “intermedias”, ya sea de bandas, de reglas preestablecidas o de intervención discrecional, han sido desastrosas, no solamente en México sino en prácticamente todo el mundo.

Hace cinco años estaba muy de moda el régimen del Consejo Monetario, mediante el cual se establece una regla de convertibilidad. En este caso se adopta un tipo de cambio de uno a uno contra una moneda fuerte y se establece que únicamente circularán billetes respaldados por dólares. Por lo mismo, la reserva internacional de divisas es la que determina el monto de billetes y moneda en circulación. Se le considera una solución “extrema” ya que prácticamente desaparece el banco central y el país cede al exterior el control de su política monetaria.

Este esquema fue inventado hace más de doscientos años para las colonias de los países poderosos y con el se quería ejercer un control total sobre la masa monetaria de sus colonias. Por ejemplo, Inglaterra lo estableció hace mucho tiempo en Hong Kong, el cual sigue en pie todavía. Sin embargo, no son muchos países que lo han intentado.

La mayoría de los países que han elegido una solución de “esquina” han adoptado esquemas muy similares al que tenemos en México. Pero no solamente se han escogido soluciones de esquina, sino que últimamente la mayoría de los países se decidió por políticas parecidas a la mexicana. Por ejemplo, en las últimas semanas Venezuela y Argentina han optado por la flotación de su moneda. Brasil y Chile tomaron decisiones parecidas hace un par de años. Si el régimen cambiario que tenemos fuera incorrecto o no muy recomendable, observaríamos justamente lo contrario.

Una de las preocupaciones continuas de la política cambiaria ha sido mantener el tipo de cambio real relativamente constante alrededor de su valor “correcto”. El problema es que resulta prácticamente imposible definir adecuadamente qué significa “correcto”, además de que lo recomendable para un periodo no necesariamente lo es para otro.

Un ejemplo excelente radica en la experiencia de Chile, que tenía una política cambiaria que calculaba un tipo “teórico” determinado a través de la ponderación de tres monedas (el dólar, el marco y el yen) y se modificaba cada mes en función del diferencial de inflación entre Chile y el resto del mundo. A partir de este tipo teórico, se establecía una banda de intervención de más/menos 10 por ciento, que en momentos se ampliaba o se estrechaba según lo que se consideraba pertinente. El problema es que siempre hubo una tendencia hacia la apreciación, a tal grado que tuvieron que realizar ajustes técnicos en varias ocasiones al valor teórico, que consistía en apreciarlo. Después de varios años decidieron abandonarlo y utilizar una flotación parecida a la mexicana.

El problema con cualquier regla de intervención es que a final de cuentas se apuesta contra el mercado. En otras palabras, se requiere modificar la demanda o la oferta de divisas continuamente, lo que resulta muy caro e ineficiente.

Por ejemplo, existen toneladas de artículos, ensayos y libros sobre las desventajas de imponer restricciones al comercio exterior. Fue un esquema que se utilizó en México por mucho tiempo y terminó en una estructura industrial exageradamente ineficiente.

Otra opción sería aumentar la demanda a través de la compra continua de dólares por parte del Banco de México, o bien, reducir la oferta a través de medidas que entorpecen la entrada de capital al país. Sin embargo, las experiencias con estos esquemas tampoco

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