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Chaman Como Entidad Etnopsiquiatrica Indigenista


Enviado por   •  18 de Septiembre de 2012  •  4.643 Palabras (19 Páginas)  •  435 Visitas

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anuario GRHIAL. Universidad de Los Andes. Mérida. Enero-Diciembre, Nº 2, 2008.

El chamán como enfermo mental según George Devereux. Franco, Francisco, pp. 35-50.

El chamán como enfermo mental

según George Devereux*

Franco, Francisco**

Universidad de Los Andes (Mérida - Venezuela)

* Nota del Comité Editorial: Artículo culminado en mayo de 2006, enviado

a ANUARIO GRHIAL en junio y aprobado para su publicación en

septiembre del mismo año.

** Licenciado en Historia, con Maestría en Etnología (ULA). Profesor

Asistente, adscrito al Departamento de Antropología y Sociología. Escuela

de Historia, Facultad de Humanidades y Educación de la Universidad de

Los Andes. Mérida, Venezuela. e-mail: franco@ula.ve

Resumen

Este artículo son unas notas acerca de la discusión sobre el carácter

patológico o enfermo del chamán, propuesto por Devereux, fundador

de la Etnopsiquiatría y su correspondencia con lo que llama Morin el

carácter “demens” del homo sapiens sapiens.

Palabras clave: Chamán. Enfermedad mental. Devereux.

Abstract

This article is notes about the discussion on the pathological or

ill character of chamán, proposed by Devereux, founder of the

Etnopsiquiatría and his correspondence and so the character calls Morin

“demens” of homo sapiens sapiens.

Key words: Shaman. Mental patient. Devereux.

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anuario GRHIAL. Universidad de Los Andes. Mérida. Enero-Diciembre, Nº 2, 2008.

El chamán como enfermo mental según George Devereux. Franco, Francisco, pp. 35-50.

La figura del chamán pervive y ronda en muchos movimientos

religiosos no indígenas de la actualidad, especialmente en aquellos

calificados como New Age; corriente religiosa de difícil definición,

que toma elementos, rituales y creencias de distintas tradiciones,

reactualizando prácticas antiguas y reinventando otras con un cariz,

light, novedoso y postmoderno.1

En este contexto, la figura del chamán se ha convertido en

una especie de modelo, de arquetipo del hombre religioso. El chamán

parece fascinar por su referencia a lo supuestamente más primitivo de

la naturaleza humana, así como por los poderes extrahumanos que

detenta y que, en la actualidad, se ofrecen como posibles a cualquier

persona, siempre y cuando cumpla con los requisitos de una “iniciación

chamánica”. Esta exaltación y rescate de la figura del chamán se explica

también por la importancia del uso de drogas alucinógenas en sus

rituales; lo cual parece hacerlo más atractivo. Tal como lo muestra el

consumo excesivo del peyote en México, el cual llegó a estar en peligro

de extinción, luego de la fama que alcanzaron los libros de Carlos

Castaneda, donde relata sus supuestas experiencias como aprendíz de

chamán con Don Juan, un indígena yaqui (Castaneda 1985; 1987).

Como veremos, el chamán no es un intermediario, ni

un medium, posee el control de los espíritus y de las deidades,

manteniendo la consciencia durante sus rituales y sus experiencias

extrasensoriales. Tiene el poder de curar y de hacer daño, pero es a

la vez un reservorio de sabiduría de su propia cultura. Así es descrito

tanto por los religiosos interesados en el chamanismo del pasado

y del presente, así como por antropólogos e historiadores de las

religiones. Sin duda, existe una gran influencia de los relatos de los

antropólogos en esa fascinación moderna o actual por el chamán.

Incluso en el ámbito académico, en la arqueología especificamente,

la relación entre el chamanismo descrito por los etnógrafos y el

chamanismo prehistórico de los arqueologos propuesto por Jean Clottes

y David Lewis-Williams (2001) creo una gran polémica. Estos autores

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El chamán como enfermo mental según George Devereux. Franco, Francisco, pp. 35-50.

estblecieron una correspondencia entre el chamanismo registrado por

los etnógrafos, historiadores y los mismos arqueológos en sociedades

de distintas épocas de cazadores-recolectores, algunas explicaciones

neurofisiológicas acerca del trance (Clottes y Lewis-Williams, 2001:11-

33) con el arte de las cuevas del paleolítico superior. Para este período

la única evidencia directa con las que se cuenta es el llamado arte

paleolítico. Lo que en parte explica la polémica que desató la hipótesis

de estos autores.

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