Chocolate

En el siguiente apartado se hablará de uno de los temas que han tomado gran importancia hoy en día en el ámbito gastronómico y del que la mayoría de los estudiantes de gastronomía están interesados, y es que, hablar de “el chocolate” es hablar del antiguo México y de la metamorfosis que el mismo chocolate ha tenido dentro y fuera del país a lo largo del tiempo. Puesto que es un tema bastante amplio que puede resultar muy interesante hasta para personas ajenas a la carrera, ya que la adicción que genera este alimento en las personas es de gran importancia. Por tal motivo solo me enfocare a dar argumentos a mis tres hipótesis.

Mis hipótesis son las siguientes. Primera: antes de que las industrias chocolateras convirtieran al cacao como una de las semillas más preciadas en el mundo, está ya tenía su importancia en la antigüedad por los mismos pobladores que sembraban y cosechaban esta semilla, aquellos que le adjudicaban un valor inmutable.

Segunda hipótesis: cada uno de los procesos que se realizan para los diferentes tipos de chocolate son muy importantes, puesto que aunque el cacao en un elemento importante para la elaboración de los chocolates; no es lo mismo preparar un chocolate amargo que es casi puro cacao a preparar un chocolate blanco que en su mayoría este es manteca de cacao.

La tercera y última hipótesis intenta concretar y afirmar que este elemento, a pesar de los años transcurridos sigue siendo uno de los favoritos, no solo en el México, sino en el mundo entero gracias a su versatilidad y manejabilidad en los distintos tipos de comidas.

La historia del cacao es tan antigua e inmensurable como la dimensión del continente americano, pero podemos tomar como punto de partida a dos grandes culturas en el territorio mexicano. Culturas cuya predominancia a diferencia de los demás es bastante, puesto que sobresalieron por su desarrollo y avances.

Hablamos de la cultura Azteca y la cultura Maya, comarcas que desde sus principios le atribuían una divinidad distinta a dicha semilla, pero con el mismo fin, el cual era la protección y abundancia de este elemento ya que esta semilla era utilizada tanto en la preparación de una de las bebidas más antiguas (el chocolate) y a su vez, esta semilla era utilizada entre las mismas tribus como moneda de cambio para adquirir otros productos o como mejor es conocido realizando el tan llamado “trueque” .

A pesar de que la importancia del cacao era basta en ambas culturas, no solo porque se utilizaba como bebida de gran homenaje o como moneda; a su vez, a esta semilla se le atribuían otros propiedades tales como las alucinógenas, ya que en aquellos tiempos se decía que esta bebida era embriagante e intoxicante, pero, paradójicamente se le adjudicaban propiedades curativas y se creía que beber chocolate por las mañanas inmunizaba contra las picaduras de serpientes.

Entre los antiguos mayas, el cacao tenía una importancia política y económica, pues se ofrecía en festines en los que se forjaban alianzas y se redistribuía la riqueza. Así, gracias a aquella pequeña semilla que estaba lejos de ser el sustento básico del pueblo maya, germinaron estructuras sociales fundamentales para aquella civilización. ( Obón 2011. P. 37)

Pero principal y mitológicamente se creía que este alimento era afrodisiaco, según nos relata Vernal Díaz del Castillo que esta bebida se le era entregada a Moctezuma para poder tener acceso a las mujeres pues según sus palabras excitaba el apetito venéreo.

El cacao como producto lucrativo de los mexicas también fue aprovechado por los españoles, quienes a su vez lo intercambiaban por esclavos africanos, además de utilizarlo en el contrabando, según nos deja ver Nikita Hrwich en su texto sobre el cacao como moneda. (Obón 2011.p. 7)

Es aquí donde confirmo la primera hipótesis, pues a la llegada de los españoles al antiguo México, estos quedan asombrados por la riqueza que ofrecía esta semilla en aquellos tiempos, no solo como moneda, sino como elemento abundante para la preparación del chocolate, aquel que se utilizaba en rituales, ofrendas y hasta en la misma meza de Moctezuma. “cada semana se hacían en el templo ofrendas de chocolate con abundante espuma. Su gran valor se trasluce

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