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Clase 2. Compartiendo mí historia


Enviado por   •  2 de Noviembre de 2015  •  Exámen  •  989 Palabras (4 Páginas)  •  72 Visitas

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     Datos personales:

Apellido y nombre:Decoberti, Vilma María de Lujan

DNI: 21402520

Domicilio: Dr Bruno 856

Localidad: General Levalle

Provincia: Córdoba – Dpto: Pte. Roque S. Peña

Teléfono: 03385-1550197

Mail: vilmadecoberti@hotmail.com

Datos de la institución:

Escuela: C.E. General Nicolás Levalle.- Región 4

      Escuela Primaria estatal de Primera Categoría- Cód.Empresa:    EE0640228

Domicilio: Bernardino Ance 231

Teléfono: 03385-481081

Tutora: Marina Nagel

Aula: 01_PEM_PRI_134

Clase 2. Compartiendo mí historia 

DESARROLLO DE LA ACTIVIDAD:

Leyendo el material de la clase volví a mi más tierna infancia…. Yo fui alumna de la matemática clásica durante toda mi primaria en los años 1975 hasta el año 82….

Sobre mi aprendizaje de la matemática en la escuela primaria no puedo dejar de mencionar la bolsita que debíamos llevar a clases con 'ataditos' de a 10 fósforos para cuando debíamos contar. De la misma manera que manipulábamos los fósforos, teníamos que dibujarlos uno por uno cuando sumábamos o restábamos. Imagínense lo tedioso de ello. El uso de los materiales para operar tiene que ver con esas marcas de lo clásico que menciona la Clase 2 cuando hace referencia a la necesidad de “…usar objetos del entorno como lápices, libros, o eventualmente dibujos que pudieran contarse, [lo que] permitía generar las primeras experiencias con la operación.” (INFD, 2014: 3)

Además, se enseñaba a sumar y restar de forma tradicional: '...me llevo dos...', '...le pido uno al compañero...', '...dejamos un espacio y seguimos multiplicando...', etc. También usábamos la cuenta parada (formato convencional) con estos modos tradicionales de operar, evidenciando “…la presencia de actividades centradas en la aplicación de técnicas. (…) prácticas de enseñanza [que] proponen la resolución de tareas aisladas, sin que el alumno se vea enfrentado a la toma de decisiones o a la necesidad de controlar el resultado de lo que hace o justificar la técnica que utiliza.” (INFD, 2014: 4)

También encuentro rasgos de los “modernos” en el que se buscaba que el estudiante desarrollara su capacidad para relacionar y resolver distintas situaciones apoyándose en la teoría de los conjuntos, sin brindarnos la posibilidad de construir ni atribuirle un significado al objeto matemático. En línea con esta idea, Freudenthal, citado por Bressan, Zolkower & Gallego (2004), aseguraba que, contraponiendo lo que argumentaba Chevallard, la matemática que se enseñaba en las escuelas “no debía reflejar ninguna clase de interpretación, con propósitos didácticos o de otra clase, de ideas filosóficas o científicas, a menos que sean de una época muy anterior”. (p. 2)

Dentro de todo el movimiento educativo de la época destaco lo que sucedía en torno a la idea de la escuela en sí:

“A la luz del fracaso de la Matemática moderna,  otros sostienen la necesidad de volver a lo básico y se retoman las prácticas propias de la enseñanza tradicional y, en especial, los procedimientos básicos de cálculo. En los años setenta la escuela, para algunos, comienza a pensarse como una empresa; se mira la eficiencia y, bajo los supuestos psicológicos del conductismo, aparece un discurso tecnocrático que intenta controlar la gestión escolar. Se busca planificar en detalle cada actividad del alumno a través de objetivos específicos y de formas de evaluación que permitan verificar los logros obtenidos.”

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