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Colaboracionismo de Clases y Populismo.

Jesus_1302Reseña22 de Enero de 2016

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Colaboracionismo de Clases y Populismo

El nuevo orden político enmarcaba muy bien con las reformas sociales los intereses de obreros, campesinos y propietarios con el objetivo de mejorar las condiciones de producción, asegurar el crecimiento de la industria, mejorar la economía y progreso intelectual de los laborantes, en cuento a los campesinos se pretendía crear una clase rural, libre y próspera capaz de mejorar sus técnicas de cultivo con la consecuencia de mejorar su economía individual y la del país en general.

El general Álvaro Obregón contaba con un gran apoyo militar y con el sindicato más fuerte del momento que era la CROM liderada por Luis N. Morones. Con la ayuda de Obregón Luis Morones fundó el Partido Laborista con el fin de ayudar a Álvaro Obregón en las elecciones. Posteriormente, cuando Obregón llegó a la presidencia recompensó a Morones y a quienes lo ayudaron con importantes puestos en el gobierno.

Se empieza a organizar un partido oficial, a instancias y por influencia del general Calles. El proyecto era crear un organismo de carácter político, en el cual se fusionen todos los elementos revolucionarios que sinceramente deseen el cumplimiento de un programa y el ejercicio de la democracia.

El Partido Nacional Revolucionario quedó constituido en marzo de 1929. Más que un partido, el PNR comenzó siendo una verdadera coalición de fuerzas bajo el mando de un Comité Ejecutivo Nacional a través del cual se imponía la autoridad de Calles. Las fuerzas políticas, partidos u organismos populares, que no formaron parte del partido oficial comenzaron a ser combatidas por la nueva organización y el gobierno.

Cuatro años después de su creación, el partido oficial fue modificado en su estructura interna acordándose la disolución obligatoria de las agrupaciones que la habían integrado inicialmente. Con ello multiplicó su fuerza y se transformó rápidamente en la principal organización política del país. En 1938 el PNR se transformó en Partido de la Revolución Mexicano (PRM), englobando a sus filas la mayoría de los sectores obreros, campesinos y medio.

El partido oficial, que en 1946 se convirtió en el actual Partido Revolucionario Institucional. Su tendencia hacia el corporativismo, refleja la tendencia más general del país hacia la conciliación de Clases que el partido promueve y afianza.

El hecho es que sobre la existencia oficial del partido y sobre la verdadera realidad de los controles que el Estado mantiene sobre individuos y organizaciones, se ha impuesto la ficción populista de un gobierno y de un Estado que proceden de un partido que es enteramente popular, distinguible justamente por los sectores que lo integran y que se deben a ese partido. Las organizaciones de empresarios eran políticamente marginadas, ahora se han convertido sectores políticos de elite que que sólo operan en la cumbre con el Estado haciendo tratos en secreto.

El proceso de modernización "occidentalización" supone toda la problemática del desarrollo de un país atrasado y dependiente como lo es el nuestro, una problemática que abarca por completo el proceso político del país, incluyendo corruptelas y latrocinios, e implica, desde luego, algo más que simples valores ideológicos.

En el régimen posrevolucionario las clases no juegan su papel a través de los individuos aislados, sino a través de grupos reconocidos jurídicamente por el Estado y, en el fondo, de los círculos de dirigentes encargados de representarlos y de tratar en lo que toca a sus intereses.

El tratamiento de favor o de privilegio se ha institucionalizado también. La misma corrupción gubernamental constituye un fenómeno previsto y aceptado en este tipo de maquinaria política. La contrapartida es el trato con las organizaciones obreros, campesinas y de clase media.

La alianza desde la época de Cárdenas, se concibe como unión y compromiso entre el Estado y las organizaciones mediante los cuales ciertos beneficios se otorgan a cambio de actos de adhesión al Estado o de fidelidad para el régimen. Es a Cárdenas a quien corresponde el mérito de haber construido, en sus términos esenciales y permanentes, el contrato social populista que ha consolidado la estabilidad política y social de México, en la que el Estado constituye el eje entorno del cual giran los más diversos intereses.

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