Como Funciona La Comunicacion
sercho22904 de Diciembre de 2012
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Schramm, Wilbur ¿Cómo funciona la comunicación? En: La ciencia de la Comunicación Humana. Fdez. Collado, C. y Dahnke, G. McGraw Hill. Pp 3-25.
CÓMO FUNCIONA LA COMUNICACIÓN
EL PROCESO. ........................................................................................................................................ 1
LA COMUNICACION SEGUN LA TEORIA DEL APRENDIZAJE. ........................................................... 5
COMO AFECTA LA COMUNICACION ................................................................................................... 6
LA NATURALEZA DE LA COMUNICACION MASIVA. ......................................................................... 10
Algunos macroenfoques .................................................................................................................... 15
EL PROCESO.
Seguramente será más fácil saber cómo funciona la comunicación masiva si en primera instancia consideramos el proceso de la comunicación en general.
La palabra comunicación proviene del latín communis, común. Al comunicarnos pretendemos establecer algo "en común" con alguien o, lo que es lo mismo, tratamos de compartir alguna información, alguna idea o actitud. En este caso yo pretendo comunicar la idea de que la esencia de la comunicación consiste en que el emisor y el receptor estén "sintonizados" respecto a algún mensaje en particular. En este preciso momento alguien, en algún lugar, está llamando desesperadamente a los bomberos porque su casa se está incendiando. En algún otro lugar, un muchacho, en su automóvil detenido, está tratando de proyectar la imagen de alguien que tiene la mirada perdida porque está enamorado de una joven. En otro lado, un periódico trata de persuadir a sus lectores de que crean, igual que él, en un partido político determinado. Todas éstas son formas de comunicación y en cada caso el proceso es esencialmente el mismo.
En la comunicación siempre se requiere por lo menos tres elementos: la fuente, el mensaje y el destino. La fuente puede ser un individuo (que habla, escribe, dibuja o gesticula) o una organización de comunicación (un periódico, una agencia publicitaria, una estación de televisión o un estudio cinematográfico). El mensaje puede presentarse como la tinta impresa en el papel, las ondas de sonido en el aire en forma de impulsos electromagnéticos, el movimiento de la mano, una bandera en el aire o cualquier otra señal capaz de ser interpretada significativamente. El destino puede ser un individuo que escucha, ve o lee, o el miembro de un grupo, como un grupo de discusión, o el público de una conferencia, los asistentes a un encuentro deportivo o un concierto, o un individuo perteneciente a un grupo particular al que llamamos público masivo, por ejemplo, un lector de periódico o un televidente.
Ahora bien, ¿qué sucede cuando la fuente trata de establecer "algo en común" con un receptor determinado? Primero, la fuente codifica su mensaje. Esto es, toma la información o sentimiento que desea compartir y la dispone de tal forma que pueda ser transmitida. Las ideas o imágenes que tenemos no pueden ser transmitidas hasta que son codificadas. Cuando ya lo están por medio de la palabra hablada, se pueden transmitir fácil y eficazmente, pero no pueden desplazarse a grandes distancias a menos de que sea por medio de la radio. Si se codifican por medio de la palabra escrita, su transmisión es más lenta que la palabra hablada, aunque pueden durar más. De hecho, algunos mensajes sobreviven a sus emisores: La Iliada, el discurso de Gettysburg y la catedral de Chartres son algunos ejemplos de ello. Una vez codificado y enunciado, el mensaje se vuelve independiente del emisor, y cualquier cosa que haga el mensaje está más allá del poder del emisor para cambiarlo. Todo escritor siente una sensación de impotencia cuando finalmente entrega su cuento o su poema para su impresión; lo mismo se siente cuando enviamos una carta importante. ¿Llegará a manos de la persona indicada? ¿Comprenderá lo que pretendía transmitir? ¿Responderá como lo deseo? Esto se debe a que para completar el acto de la comunicación se tiene que decodificar el mensaje. Y existe una buena razón como veremos, para que el emisor se pregunte si el receptor estará realmente sintonizado con él, si el mensaje será interpretado sin distorsión, si la imagen que conciba el receptor estará acorde con la que pretendía presentar el emisor.
Nos estamos refiriendo a algo muy similar a un circuito de radio o telefónico. De hecho, es perfectamente posible dibujar (Fig. 1-1) la forma que toma el sistema de comunicación humano:
Sustitúyase "micrófono" por codificador, y "audífono" por decodificador y ya estamos hablando en el lenguaje de la comunicación electrónica. Considérese que la "fuente" y el "codificador" son la misma persona, que el "decodificador" y el "destino" son otra persona, que la señal es el lenguaje, y estaremos hablando acerca de la comunicación humana.
Ahora, al contemplar estos diagramas vemos que es perfectamente posible el predecir cómo funcionará tal sistema, considerando que el mismo no puede ser más fuerte que su eslabón más débil. En términos de ingeniería, podría haber una filtración o distorsión en cualquier etapa. En términos de la comunicación humana, si la fuente no tiene una información clara o adecuada, si el mensaje no está completa y correctamente codificado, y en signos transmisibles, si los mismos no se transmiten en forma adecuada y con suficiente rapidez pese a las interferencias y a la competencia hasta el receptor deseado, si el mensaje no es decodificado de acuerdo con un patrón que corresponda a la codificación y finalmente, si el destinatario no es capaz de manejar el mensaje descifrado de tal forma que se produzca la respuesta deseada, entonces, obviamente, el sistema estará funcionando por debajo de su máxima eficacia. Cuando nos damos cuenta de que todos estos pasos se deben realizar con eficacia relativamente alta si se pretende que la comunicación tenga éxito, el hecho cotidiano de explicar algo a un extraño o de escribir una carta parece un pequeño milagro.
Un sistema como éste tendrá una capacidad máxima para manejar información, y ello dependerá de la capacidad individual de cada parte en la cadena: por ejemplo, la capacidad del canal (¿Cuán rápidamente pude uno hablar?) o la capacidad del codificador (¿pueden entender sus estudiantes algo que se les explicara rápidamente?). Si la codificación es buena (P. Ej., sin palabras innecesarias), entonces se pude aproximar a la capacidad del canal, pero nunca la podrá exceder. Con cierta facilidad se puede advertir que una de las principales habilidades de la comunicación se apoya en saber cuán cerca de su capacidad se puede operar un canal.
En parte, esto no es determinado por nosotros, sino por la naturaleza del lenguaje. En cualquier idioma, la secuencia de las palabras y los sonidos se rige por determinadas probabilidades. Carecería de sentido común que el idioma estuviera organizado de tal forma que no tuviera ninguna secuencia. De hecho podemos calcular la cantidad relativa de libertad en el manejo del idioma, suficiente para que podamos escribir cualquier cosa. En inglés, la libertad es de 50% (Casualmente, ésta es, más o menos, la cantidad de vocablos requeridos para elaborar interesantes crucigramas. Shannon ha considerado que si la libertad en el manejo de palabras se elevara al 70% se podría preparar crucigramas tridimensionales. Y si sólo fuera de 20% no tendría sentido hacer crucigramas.)
Hasta aquí la redundancia del lenguaje (como lo llaman los teóricos de la comunicación), la cual representa el porcentaje del mensaje que no es susceptible de elegirse libremente. Pero también existe la redundancia del comunicador, y éste es un aspecto importante para elaborar un mensaje, pues si pensamos que nuestro público tiene problemas para comprenderlo, podemos introducir deliberadamente más redundancia; podemos repetir los conceptos (así como el operador de radio en un barco puede transmitir el "SOS" una y otra vez para asegurarse de que lo escuchen y lo decodifiquen), o podemos dar ejemplos y analogías. En otras palabras, siempre tenemos que escoger entre transmitir más información en un momento dado o transmitir menos y repetir más, con la esperanza de ser mejor comprendidos. Y como se sabe, es una elección delicada, porque la lentitud de exposición aburre al público, mientras que una gran velocidad lo puede confundir.
Tal vez lo más importante del sistema es algo de lo que hemos estado hablando con cierta informalidad: el hecho de que el receptor y el emisor deben estar sintonizados. Esto es muy claro en el caso de un radiotransmisor y de un receptor, pero resulta un poco más complicado cuando se refiere a que un receptor humano deber ser capaz de comprender a un emisor humano.
Rediseñaremos nuestro diagrama en una forma muy simple (Fig. 1-2)
Considérense los círculos como la experiencia acumulada de los dos individuos que tratan de comunicarse. La fuente puede codificar y el destino puede decodificar, pero sólo en función de la experiencia que cada uno haya tenido. Si nunca hemos aprendido ruso, no podremos codificar ni descifrar en ese lenguaje. Si un miembro de una tribu africana nunca ha visto ni escuchado un avión sólo podría interpretar la visión de un avión en relación con la experiencia que haya tenido: le podría parecer que el avión es un pájaro, y que el piloto es un dios que nació en sus alas. Si los círculos comprenden una gran área en común,
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