Concursos De Belleza Infantil

Concursos de belleza infantil, ¿princesitas o títeres?

Por: Sara Díaz.

Hay quienes piensan que los concursos de belleza infantil son un beneficio para las niñas e incluso las ayuda a superar la timidez y elevar su autoestima. Sin embargo, crean obsesión en los padres al grado de presionar y obligar a las niñas a madurar aceleradamente.

Esta industria es una de las de mayor crecimiento en los últimos años. La mayoría de los concursos son “de gala” donde niñas con llamativos vestuarios, maquillajes y peinados, muestran en pocos segundos su belleza y talento. Para esto, cada niña debe seguir un conjunto de reglas y disciplinas; horarios estrictos y hábitos alimentarios son sólo unos cuantos. Dado que las niñas deben practicar durante largas horas, pueden sentir que están perdiendo la experiencia que a su edad deberían tener.

Incluso, la psicóloga y directora del área infantil del Centro de Psicología Ávala Reyes, Silvia Ávala advierte que en algunos casos, las niñas comienzan a ganar dinero y se convierten en una fuente de recurso para la familia, es ahí donde comienza la explotación infantil. Aunque sin duda el mayor de los problemas es que “la infancia de los niños está desprotegida. No es lo mismo cuando una niña juega en casa a ser mayor y se pone la ropa de su madre que cuando es juzgada por su apariencia. Algunas participantes tienden a desarrollar problemas de autoestima y frustración cuando crecen”.

Explica la psicóloga.

Hace apenas unos meses, por ejemplo, la obsesión de Lindsay Jackson de convertir a su hija de 5 años, Maddy, en la reina de belleza infantil, le llevo a presentar a la pequeña vestida de Dolly Parton, con pechos y traseros postizos, actualmente Jackson corre el riesgo de perder la custodia de la niña. Igualmente, otra madre hizo fumar a su hija de 4 años en el escenario de otro concurso mientras representaba de la película Grease.

A partir de los 4 o 5 años, los niños y las niñas prefieren convivir y jugar con otros niños de su edad, se encolerizan con facilidad y lloran si se les presiona demasiado. Ellos merecen desarrollarse plenamente, conforme su edad y no pasar el día entero practicando bajo la observación de sus padres o preocupándose porque la otra participante es más bonita o tiene un mejor vestido. Pero al fin y al cabo, los padres tienen la decisión en sus manos, enseñar a sus hijas que todas son especiales aunque no tengan una corona o volverlas un simple títere, pendiente de la opinión de los demás hacia ellas.

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