Consumo, Luego Existo

“La enfermedad de Occidente es la de la abundancia: Tener todo lo material y haber reducido al mínimo lo espiritual” Enrique Rojas, Psicólogo español

CONSUMO, LUEGO EXISTO

Con el nombre progreso se está disfrazando el cruel. El cruel llega sonriendo a ofrecer capacidad adquisitiva a manos ingenua, que buscan dinero para TENER felicidad, dejando de SER felices. Y por alcanzar este tener, los ingenuos se mueven sin pausa, conformándose con pocos teneres a cambio de romperse la espalda. El trabajo de estos pocos es aprovechado por otros que crecieron teniendo pero nunca fueron. Su espalda esta tan magullada como en el caso anterior, pero sus teneres son más vistosos, y con un disfraz maliciosamente símil a la gloria. Pero el cruel, es el peor de todos, porque no es; y tiene tanto, que no tiene nada, mirando con malicia, al que tiene felicidad y al que es feliz, aunque de estos últimos ya queden pocos.

Durante décadas se nos ha programado mentalmente a través de súperestructuras como la religión, la educación, la sociedad y los medios, hasta convertirnos en soldados de plástico muy parecidos entre sí, luchando en una guerra individual, por ser el polímero más reluciente. Lamentablemente este esplendor anhelado no surge de los conocimientos, las experiencias o las virtudes; sino de las posesiones.

Al terminar la segunda guerra mundial en 1945, y tras superar los horrores del holocausto judío, el nazismo, y las bombas de Hiroshima y Nagasaki. Se instauró un nuevo orden mundial, un nuevo modelo de sociedad, siendo el pilar de ésta, el consumo.

Vivimos para consumir, estudiamos para trabajar y trabajamos para pagar nuestra lápida. Para Paul Hayne economista norteamericano “La brecha en nuestra economía se encuentra entre lo que tenemos y lo que pensamos que deberíamos tener; es un problema moral, no de carácter económico.”

Se han creado necesidades artificiales. Vivimos rodeados de cosas que muchas veces no necesitamos. Todas nuestras posesiones vienen de algún lado y van hacia otro, pasando por transformaciones transitorias desde lo bello otorgado por el eterno, hasta la putrefacta basura del mísero antropoide. Al vivir en un planeta finito, los recursos naturales terminarán convirtiéndose en excremento tecnológico. El resultado es palpable.

Los recursos se agotan en el globo; sin embargo esto no ha sido un problema para las grandes corporaciones que se han encargado de extraerlos en suelos más fértiles, con ayuda de campañas mediáticas, y gobiernos del mal llamado primer mundo, mediante manipulación y desinformación. Con el pretexto de la democracia y de la ayuda humanitaria, el caimán del norte y sus colegas reptiles, han hundido sus dientes por todas partes. Y haciéndose pasar por héroes toman el control de los recursos minerales y naturales, en las regiones que les conviene.

Los medios han impuesto el “sueño

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