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Contesto Historico Delas Practicas Medicas


Enviado por   •  9 de Junio de 2013  •  3.458 Palabras (14 Páginas)  •  478 Visitas

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CONTEXTO HISTORICO DE LAS PRACTICAS MEDICAS EN LA REVOLUCION DE MAYO

En el contexto sociopolítico y militar de nuestro ciclo emancipador, se presenta el desarrollo historiográfico de la etapa fundacional de la medicina en el país, vista desde su comienzo colonial hasta la transformación en el período revolucionario que llevaría al nacimiento de las actuales instituciones médicas, y a la actividad del arte de curar.

El objetivo propuesto es el análisis de los procesos históricos de la medicina en 1810, con sus antecedentes en la época colonial del Virreinato del Río de la Plata. Síntesis de la función médica desarrollada en este período, las instituciones existentes y los primeros médicos de la época en estudio.

Para ello, se recolectaron y revisaron datos históricos obtenidos de diversas fuentes, siendo éstas de la especialidad de la Historia de la Medicina, de la historiografía general y de diversos artículos periodísticos.

Se utilizó la técnica de muestreo y se realizó un formato de análisis-síntesis para su desarrollo.

El fin de este trabajo, más allá de un homenaje a la medicina del Bicentenario, es divulgar los acontecimientos históricos de un período fundamental en la medicina de nuestro país, dando relevancia a las estructuras e instituciones que se transformarían en la actualidad en la base de la formación médica y de la asistencia global de la salud, pero primariamente resaltar la actitud, profesionalidad en el arte de curar y sacrificio de nuestros médicos pioneros en un período tan complejo como fue el nacimiento de nuestro país.

Prácticas e innovacines en el campo de la salud en los XVII y XVIII

El comienzo del estudio realizado, en relación con la medicina en 1810, época del nacimiento de nuestra patria luego de la Revolución de Mayo, nos obliga a tener en cuenta los antecedentes de la salud previos a esta época.

En los siglos XVII y XVIII podemos observar como principales acontecimientos, a nivel de la medicina, el descubrimiento realizado por el médico inglés William Harvey en relación con la naturaleza de los latidos cardíacos y la circulación de la sangre en su libro “Sobre el movimiento del corazón”, donde establece los principios fundamentales sobre la fisiología moderna en relación con esta temática. Asimismo, la invención del microscopio en este período proporciona una contribución insoslayable, ya que este instrumento posibilitó las primeras investigaciones a escala celular. A su vez, a nivel de la cirugía, el escocés John Hunter estableció los principios técnicos modernos sobre esta disciplina, avanzando sobre el valor de la cirugía experimental. También el anatomista italiano Giovanni Morgagni argumentó la enfermedad como localización de parte del cuerpo y su posible repercusión de dispersión orgánica. Otra de las grandes contribuciones de este período fue la invención del estetoscopio por el médico francés René Laennec. Asimismo, a nivel de la prevención de las enfermedades, se considera la introducción de la vacuna descubierta por el médico inglés Edward Jenner uno de los mayores logros de este período.

Podríamos decir que en el territorio de la actual República Argentina, previamente denominado Gobernación y luego Virreinato del Río de la Plata, en el período anteriormente descrito (siglos XVII y XVIII), si bien la medicina tenía una aplicación individual relativamente similar a la de toda la América hispana, nutriéndose de los conocimientos de la época, mayormente europeos, carecía fundamentalmente de estructuras de contralor y regulación para el ejercicio de la profesión, así como de niveles institucionales que permitieran establecer políticas de salud, asistencia social y evaluación de los profesionales de la medicina, también carecía de instrumentos para su formación. Es de hacer notar que los médicos actuantes en este período se habían formado todos fuera de nuestro territorio.

La creación del Virreinato del Río de la Plata en 1776, específicamente durante el gobierno del segundo virrey (Juan José de Vértiz), da un impulso muy importante a la estructura colonial vigente hasta la época; en este período se produce lo que podríamos llamar el nacimiento de la organización de la salud en nuestro territorio.

Son justamente el virrey Vértiz y el médico irlandés Miguel O’Gorman, destacado profesional ya establecido en Buenos Aires, quienes impulsan en forma conjunta la creación del Protomedicato en el Virreinato del Río de la Plata en 1780, con la autorización real de España. Esta institución tenía sus antecedentes en el medioevo español.

El Protomedicato se convierte así en un centro de políticas de salud, científicas y profesionales que tenía como funciones principales vigilar el cumplimiento de las medidas sanitarias, supervisar la función médica, examinar la idoneidad profesional y además aplicar sanciones en caso de necesidad; se dividía básicamente en tres secciones de contralor: de la medicina, de la cirugía y de la farmacia; concomitantemente se crean protomedicatos en todos los virreinatos de la América española.

Es llamativa la visión de la medicina en esta época. En ella convivían escasos médicos –recibidos como tales mediante estudios universitarios–; cirujanos, considerados tiempo antes como una categoría diferenciada; boticarios, como auxiliares de la medicina, junto con barberos, sangradores, curanderos, yuyeros y algebristas.

En ese tiempo las infecciones más comunes en la población eran las infecciones respiratorias, las enfermedades osteoartromusculares y las gastroenterológicas. También las epidemias eran frecuentes, debido a la deficiente higiene de la población, así como a la utilización de agua inadecuada para el consumo.

Como dato interesante y demostrativo, los aranceles estipulado en el virreinato eran, por ejemplo, para la visita simple, 4 reales; visita a medianoche, 1 peso; visita lejos, 1 peso por legua; ventosas o sanguijuelas, 2 reales; sangría común, 3 reales; operación simple, 2 pesos; operación compuesta, 4 pesos. Como referencia de equivalencia económica 1 real de 1780 correspondería en la actualidad a $ 50 a $ 100 argentinos, aproximadamente.

La formación de los profesionales de la Revolución

Una de las principales decisiones del Protomedicato fue la creación de la primera Escuela de Medicina del país, en 1801, que comenzó sus clases con un reglamento redactado por el Dr. O’Gorman, que estipulaba que los estudios duraban 6 años, dictándose las siguientes materias: anatomía y vendajes, química farmacéutica, fisiología botánica, instituciones médicas, materia médica, heridas-tumores-úlceras y enfermedades de los huesos, operaciones y partos, elementos de medicina clínica.

En la cátedra de medicina es nombrado Miguel O’Gorman, quien luego sería reemplazado por el médico criollo Cosme Mariano Argerich. En la cátedra de cirugía es nombrado el licenciado español Agustín Fabre. Por esta escuela pasaron profesionales de la talla de Francisco Argerich, Mariano Vico, Juan Madera y Juan Fernández.

Tanto esta escuela, como la formación de los profesionales y el ejercicio médico tuvieron desde ese punto de partida diversas alternativas de cambio derivadas de los procesos sociopolíticos y militares devenidos de los cambios en la corona española, de las invasiones inglesas y de la Revolución de Mayo, así como de las guerras de la Independencia.

Acompaña a los cambios descritos la falta de instituciones hospitalarias adecuadas. En el Virreinato de Buenos Aires existían solamente tres instituciones asistenciales: la Casa de Niños Expósitos, el Hospital de Mujeres y el Hospital de Mendigos, todos creados por Vértiz. Solamente luego de la fundación de la Escuela de Medicina se crea el nuevo Hospital San Martín.

En relación con la colaboración de los auxiliares de la medicina (actuales enfermeros), la asistencia de los pacientes estaba a cargo primariamente por los sacerdotes jesuitas, hasta su expulsión del Virreinato en 1777, y luego por los frailes betlemitas, que continuaron con dicha función en forma muy dedicada.

A pesar de lo expresado en relación con la asistencia hospitalaria, la mayor parte de la atención médica se realizaba en los domicilios particulares.

Entre las acciones llevadas adelante por el Protomedicato y la Escuela de Salud es de valorar la implementación de la vacunación antivariólica, a partir de 1805.

En 1810, y más específicamente luego de la Revolución de Mayo, el país se encontraba, debido a los acontecimientos políticos del momento, alejado de las realidades científicas y con una Escuela de Medicina con escaso funcionamiento.

La realidad militar para consolidar la epopeya emancipadora fue la determinante de la salud y de la actuación de los médicos de ese entonces, los cuales participaron activamente tanto en la política como en las acciones militares de la guerra de la Independencia, como profesionales médicos y, a veces, como soldados.

La Primera Junta encarga al doctor Cosme Argerich la organización básica sanitaria del momento y la elaboración de un listado de profesionales de la salud, fueran éstos médicos, cirujanos o boticarios, tanto de origen criollo como extranjeros, por las inmensas necesidades de los ejércitos en lucha. Como ejemplo, el doctor Juan Madera fue nombrado médico cirujano primero en jefe del Ejército del Norte, acompañando al general Balcarce y a Juan José Castelli, y el doctor Mariano Vico fue nombrado médico cirujano primero en jefe en la expedición al Paraguay, acompañando a Manuel Belgrano. A su vez, la Junta de Gobierno difundió la vacunación de los soldados en campaña.

En 1813, la Asamblea de este año creó la Facultad Médica y Quirúrgica, que luego pasó a llamarse Instituto Médico Militar, destinado a mejorar la capacitación de los profesionales del arte de curar y aumentar su dotación en los ejércitos patrios.

El doctor Cosme Argerich fue nombrado director de este instituto, que a su vez continuó con la formación médica del alumnado, acompañaba al profesor Argerich, el profesor doctor Juan A. Fernández.

La falta de médicos criollos obligó a la incorporación de médicos extranjeros. Entre ellos se destacó el médico español, plegado a la causa patria, Francisco de Paula Rivero, quien manejó la logística sanitaria de la Primera Junta de Gobierno, sobre todo en lo relativo a los planes de vacunación. También se destacó el médico norteamericano José Reedhead, quien acompañó al general Güemes, y sobre todo a Belgrano, en todas las campañas militares que éste comandó en el norte del país. Fue este médico quien asistió al propio Belgrano hasta su muerte, en 1820 en Buenos Aires.

Sin lugar a dudas el doctor Diego Paroissien –inglés de nacimiento y patriota por convicción personal– es tal vez uno de los profesionales más emblemáticos, ya que fue médico cirujano del Regimiento de Granaderos y del Ejército de los Andes comandados por el general San Martín, con quien entabló una estrecha amistad. Además de combatir contra los españoles, fue el creador del Departamento de Hospitales del Ejército de los Andes, obtuvo el cargo de coronel y fue parte del Comando en Jefe del general San Martín.

La Universidad de Buenos Aires

Es de hacer notar la precariedad en que se desarrollaron médicamente estos profesionales durante la guerra de la Independencia, debido fundamentalmente a la falta de recursos materiales y económicos.

Finalizadas las guerras por la liberación de nuestros territorios del dominio español, el Instituto Médico Militar fue reemplazado, tras la creación de la Universidad de Buenos Aires, en 1822, por el Departamento de Medicina dependiente de esta Universidad, cuyo decano fue el Dr. Martín de Montúfar.

El Departamento de Medicina fue formado por tres cátedras: Instituciones Médicas, Instituciones Quirúrgicas e Instituciones de Clínica Médica y Clínica Quirúrgica, sus profesores fueron Juan A. Fernández, Francisco C. Argerich y Francisco de Paula Rivero.

Comienza así la nueva historia de la medicina bajo la dirección de la Universidad de Buenos Aires, de donde egresarían grandes glorias de nuestra profesión médica.

Nacida un 22 de Noviembre de 1859, Cecilia Grierson fue la primera mujer en recibir el título de Medicina en la Argentina, y fue fundadora de la la Primera Escuela de Enfermeras y la la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios.

Se recibió en la Escuela Normal Nº 1, que otorgaba el título de Maestra de Grado Primario recibiendo el mismo en 1878.

En ese mismo período, sumamente impactada por la enfermedad que padecía su mejor amiga Amelia Kenig, determinó que su vida necesitaba un profundo cambio y se decidió por la medicina, entusiasmada por las ciencias naturales, pero también con la esperanza de ayudar a curar a su amiga.

Hasta ese momento ninguna mujer argentina había osado ingresar a tal carrera y luego de superar serios obstáculos por su condición de mujer logró graduarse en 1889.

Se graduó el 2 de julio de 1889 en la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Buenos Aires, a los 30 años. Pero antes de recibirse, en 1886, fundó la Escuela de Enfermeras del Círculo Médico Argentino.

Según el Feminist Theory Website de la Universidad Virginia Tech, Cecilia sufrió el ridículo y el aislamiento en su paso como la única mujer de la Facultad, luego de la cual tuvo que dar una prolongada batalla legal para poder ejercer.

Se inició en el Hospital San Roque (Hoy el Hospital General de Agudos José María Ramos Mejía) dónde tenía un pequeño consultorio y dónde además funda la Primera Escuela de Enfermeras y la la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios.

Integrante en 1892 a 1899 en el Consejo Nacional de Educación, trajo a la Argentina un nuevo plan de estudios profesionales, luego de una visita por Europa enviada por el Gobierno Argentino. Ese mismo año publica su primer libro Educación Técnica para la Mujer y en 1910 publica su segundo libro: La educación del ciego y Cuidado del enfermo.

En 1905 inicia el Instituto Argentino para Ciegos y en 1907 funda la Asociación de Obstetricia Argentina y el Liceo de Señoritas del que fue también su profesora.

En 1906 concluyó un extenso estudio del Código Civil, en el cual mostraba que las mujeres casadas tenían en estatus de niños en la Argentina, discriminándoselas en mayor medida que a las mujeres solteras o viudas respecto de los mismos derechos civiles de los hombres adultos.

Recién en 1926, alcanzaría a ver algunos cambios “cuando se reformó el Código Civil con la incorporación de muchas de las demandas acerca de la condición de la mujer en el país, como la posibilidad de disponer de sus propias ganancias, formar parte de sociedades civiles o mercantiles, etc.”

Además, en este mismo año, funda una escuela técnica y de labores domésticos para mejorar la inserción económica de las mujeres.

En 1910 presidió el Congreso Argentino de Mujeres Universitarias, (que había sido fundado en 1905 por, en tre otras, Elvira Rawson de Dellepiane) y el “Primer Congreso Feminista Internacional de la República Argentina”, donde se analizaron temas como la situación de las mujeres en la educación, la legislación, el abandono de los hijos, la necesidad del sufragio femenino.

Fue sufragista y pionera en la lucha por los derechos de las mujeres, propugnando una reforma civil y política para terminar con la discriminación en el ámbito educativo y en el terreno político.

Fue también pintora, escultora y gimnasta, donó una escuela en Los Cocos (Córdoba) dónde vivió sus años de jubilación y en su casa hizo un lugar de descanso de artistas y médicos.

Recibió incontables galardones y homenajes para una vida plagada de resultados en favor de la educación y la medicina Argentina.

Buenos Aires, Córdoba y Los Cocos le rinden homenaje imponiéndole su nombre a una de sus calles. Hoy la Escuela Nacional de Enfermería se llama Cecilia Grierson.

El hecho que más le dolió fue que nunca pudo ejercer una Cátedra en la Facultad de Medicina: “Intenté inútilmente ingresar al Profesorado de la Facultad en la Sección en la que podía enseñar [...]” No era posible que a la mujer que tuvo la audacia de obtener en nuestro país el título de médica cirujana, se le ofreciera alguna vez la oportunidad de ser jefa de sala, directora de algún hospital o se le diera algún puesto de médica escolar, o se le permitiera ser profesora de la Universidad.

“Fue únicamente a causa de mi condición de mujer (según refirieron oyentes de los miembros de la mesa examinadora) que el jurado dio en este concurso de competencia por examen, un extraño y único fallo: no conceder la cátedra ni a mí ni a mi competidor, un distinguido colega”.

Falleció el 10 de Abril de 1934 y fue inhumada en el Cementerio Británico de Buenos

Protomedicato del Río de la Plata

El protomedicato del Río de la Plata, con sede en Buenos Aires, fue la institución encargada de la salud pública, y de la formación de médicos desde el 17 de agosto de 1780 hasta el 11 de febrero de 1822.

Índice

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• 1 Historia

• 2 Véase también

• 3 Referencias

• 4 Bibliografía

[editar]Historia

El Protomedicato era un cuerpo técnico encargado de vigilar el ejercicio del arte de curar, así como de ejercer una función docente y atender a la formación de profesionales. Desde el siglo XVEspaña contó con instituciones semejantes que, en el siglo XVI, extendió a las colonias creando los protomedicatos de México y del Perú. De este último dependía el del Río de la Plata hasta que al asumir en 1778 el gobierno del Virreinato del Río de la Plata el virrey Juan José de Vértiz y Salcedo resolvió crear, el 17 de agosto de 1780, el del Río de la Plata en Buenos Aires debido a las serias deficiencias en los servicios hospitalarios que encontró en su virreinato.

Funcionó de manera precaria hasta 1798, así el 18 de febrero de 1799 un bando de don Antonio Olaguer Feliú, Virrey del Río de la Plata, publicó la Real Orden del 19 de julio de 1798, comunicando la autorización Real para el Protomedicato, para organizar los estudios médicos, ratificando el nombramiento de Michael O'Gorman como catedrático de Medicina, y designando a José M. Carvallo como asesor, creándose entonces en 1801 la primera escuela de medicina en la Argentina, que funcionó en la intersección de las actuales calles Perú y Alsina, en Buenos Aires, utilizando también las aulas del Colegio de los Jesuitas. El plan de estudios se basaba en el de la Universidad de Edimburgo. 1

El primer protomédico fue Michael O'Gorman (1749?-1819), de origen irlandés, que había estudiado en París y Reims y revalidado en Madrid, llegando al Río de la Plata en 1776. Dio los primeros cursos del protomedicato en 1801. También estuvo a cargo de estos cursos Agustín Eusebio Fabre (1729-1820), quien enseñó cirugía. Lo reemplazó en 1802, Cosme Mariano Argerich (1756-1820), un criollo hijo de un médico catalán, que además fue secretario del Protomedicato, al suceder a O'Gorman en 1802.

También contaba con un tribunal especial para castigar las faltas cometidas por los facultativos y perseguir a los curanderos. Tenía además una función financiera, pues fijaba aranceles para exámenes y visitas de boticas, regulaba multas, administraba y distribuía esos fondos entre sus miembros o los aplicaba a la finalidad que mejor le parecía.

Los estudios de medicina no lograron atraer interesados en la región del Plata. En la camada de 1804 hubo solo cuatro inscriptos; en las de 1807 y 1810 ninguno. En 1812 solo tenía tres estudiantes por graduarse, que practicaban en el ejército. Las aulas del protomedicato se convirtieron en depósito de material para la guerra. Por otra parte existía el problema de que muchos estudiantes no daban las últimas materias, pues de hacerlo, al recibirse, estaban obligados a prestar su ayuda en las guerras de la independencia.2 En 1822 el protomedicato fue reemplazado por un Instituto Médico. Al mismo tiempo se creó el Departamento de Medicina de la Universidad de Buenos Aires.

CREACION DE PROTOMEDICATO 17 DE AGOSTO

La creación en 1776 del Virreinato del Río de la Plata, causa de progreso y transformaciones profundas, dio lugar a que el 17 de agosto de 1780 se estableciera el Protomedicato, primera organización sanitaria que regulaba el ejercicio del “arte de curar” sobre bases éticas y jurídicas.

Significó el comienzo de la preocupación del Estado por la higiene pública, responsabilidad que hasta ese momento había recaído en los vecinos a través de sus asambleas o cabildos.

El primer protomédico fue Miguel O´Gorman, también primer higienista que tuvo la Argentina. Durante su gestión dictó normas sobre abastecimiento de agua potable, panadería, mercados, construcción de letrinas, reglamentación de cementerios y tratamiento de la basura.

El Óleo que esta en el Aula Magna de nuestra facultad se llama"Inauguración del Protomedicato en la Ciudad de Buenos Aires" .: Este cuadro, obra del pintor argentino Antonio González Moreno, representa la ceremonia de inauguración del Protomedicato en la ciudad de Buenos Aires el 17 de agosto de 1780.

En tanto tal, el cuadro documenta el primer paso de la organización médica en la República Argentina.El acto se desarrolla en una sala del Cabildo. Bajo dosel se encuentra el estrado presidido por el retrato del Rey Carlos III, debajo el cual está sentado y cubierto el Virrey Don Juan José Vértiz y Salcedo. A su derecha se ubica al Deán Dr. José de Andujar y el Cabildo Eclesiástico y a su izquierda Don Manuel Ignacio Fernández, Intendente General de Ejércitos y Superintendente de la Real Hacienda. Sobre la tarima, lee de pie el Dr. Miguel Gorman, Proto-Médico recién reconocido que acaba de prestar juramento. El Dr. Miguel Gorman era proto-médico general y alcalde mayor de todas las Facultades de Medicina, Cirugía, Farmacia y Flebotomía del Río de la Plata. En el instante fijado por el pintor, da lectura a una oración latina alusiva al acontecimiento:

"Oratio nuncupatoria pro felice inauguratione Tribunalis Protomedicatus in civitate Bonaerensi".

"Oración solemne en ocasión de la feliz inauguración del Tribunal del Protomedicato en la ciudad de Buenos Aires"

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