Cuevas

CUEVAS

Las cuevas habitables más importantes de Granada están en Guadix y en el Sacromonte. Las cuevas de Guadix en Granada surgieron por una resistencia humana y cultural. El uso de la vivienda-cueva entre 1873 y 1900 llegará a constituir hasta el 75% de la vivienda en Guadix-Baza.

Había algunas diferencias entre unas y otras:”las cuevas de la cañada hacían gran contraste con las de Sacromonte, estas últimas eran ricas”.

El primero en descubrir que se podía vivir del tipismo casticista fue “Chorrojumo”, el “rey de los gitanos”. En 1948 se promueve la primera exposición gitana en el Corral del Carbón de Granada.

Intimidad es una palabra clave en la vida de las cuevas. Significa el todo, encierra el sentido de vivir aquí. “La gente vivía en las cuevas por necesidad. Hoy es la elección de tener una intimidad. El sentido de vivir aquí no es el de privarse de ciertas cosas, sino el de tener algo más, la tranquilidad”.

Es necesario constatar desde un principio la estupidez de las ideas preconcebidas. Es suficiente entrar y maravillarse al ver el extraordinario candor de la cal que contribuye a introducir la luz. Gianna Bonacini actúa con felicidad y paciencia, ella no busca sino que encuentra.

La vivencia experiencial es una condición fundamental para la etnografía, pero también una dificultad. Durante los últimos tiempos los nativos han asimilado, adaptado y generalizado el uso de los “cinchos” de hierro y hormigón en la construcción cuevera, que antes se hacía a pico y buscando las zonas blandas y dejando gruesos muros rugosos e irregulares.

Las innovaciones modernas de construcción posibilitan ampliar sus dimensiones y acondicionamiento. Las cuevas excavadas en el arenisca se sujetaban con una capa formada por cal. La leña se sigue utilizando para el fuego de invierno, pero el butano y la electricidad son de uso habitual.

La relación del hombre con el medio se ha desequilibrado de manera negativa, los deterioros irreparables por la acción acaparadora depredadora de los humanos modernos nos condenan a la pérdida del entorno natural. El valle de Valparaiso es muy frágil y tarde o temprano se llevarán a cabo intervenciones desmedidas y salvajes que pueden destruirlo definitivamente. Las instituciones prestaran atención sobre este tipo de paisajes culturales.

En el mundo tradicional la acaparación territorial desigual por parte de unos condenaba a la precariedad de otros. El peligro para el paraje es la gran capacidad depredadora de los empresarios que, foráneos al valle, lo han focalizado como objeto de especulación para sus intereses financieros.

Gianna Bonacini en este texto hace referencia a que por culpa de la especulación urbanística se están perdiendo parajes, se está perdiendo el mundo tradicional.

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