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DIALÉCTICA DE LA INFORMACIÓN: ¿BIEN SOCIAL O SIMPLE MERCANCÍA?


Enviado por   •  22 de Septiembre de 2011  •  3.843 Palabras (16 Páginas)  •  1.003 Visitas

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DIALÉCTICA DE LA INFORMACIÓN: ¿BIEN SOCIAL O SIMPLE MERCANCÍA?

[Para quien desea una información honesta, de reflexión profunda y fundada sobre sólidos conocimientos, no faltan los medios. A veces es difícil disponer del tiempo necesario para asimilar la oferta existente. A menudo se vilipendia a los medios para justificar el letargo en el que están sumergidas nuestras propias conciencias, y nuestra pasividad]

[Ryszard Kapuscinski]

El término “informar”, posee, entre otros, dos significados: enterar, dar noticia de algo, por un lado, y formar, perfeccionar a alguien a través de la instrucción, por el otro. Bajo esta perspectiva, cabe preguntarnos qué rol juegan hoy las organizaciones en la Argentina a la hora de “comunicar”, es decir, hacer eficiente la transmisión de un mensaje por un medio a un público objetivo.

Esta función, que implica buscar estrategias y contenidos para que unos y otros sujetos se formen una opinión personal y tomen sus propias decisiones, no es una cualidad de las instituciones argentinas.

La información brindada en la actualidad a través de los medios de comunicación, sean éstos públicos o privados, es en gran medida un conjunto de noticias condicionadas por intereses. Tan sólo una visión sesgada de la “realidad” formada por hechos preseleccionados y cargados de una importancia que el propio mensajero otorga.

Los profesionales de la comunicación, o del periodismo en particular, deben subordinarse muchas veces a los intereses de la corporación a la que pertenece. Situación que se encuentra favorecida por el manejo de los medios en manos de poderosos grupos políticos y económicos bajo un marco legal que ampara generosamente la manipulación de contenidos.

En tal contexto, genera una fuerte incertidumbre tanto la falta de garantías como las propias limitaciones que tenemos los ciudadanos a la hora de expresarnos de manera libre e independiente, de tener acceso real a la información.

Este problema se ve claramente reflejado en nuestra sociedad cada vez que el Estado nacional y el monopolio empresarial privado manejan a su gusto el ilimitado flujo de información trasmitida por los medios, aprovechando un sistema regulatorio nulo y el aval de un público indiferente.

La utopía de contribuir a la pluralidad informativa y de opinión, en una sociedad caracterizada por el alto consumo de propaganda política disfrazada de noticia, parece muchas veces lejana y difícil de alcanzar. La diversidad comunicacional a la que refiero tiene como meta principal facilitarle al púbico las herramientas que le permita construir su propia perspectiva del entorno social y, a su vez, otorgarle una participación activa en el debate. En definitiva, incorporarlo a la condición de ciudadanía, es decir, la capacidad de un ciudadano de saber lo que pasa, de tener información y de contar con un espacio de consenso donde pueda plasmar y compartir sus opiniones.

Para advertir esta situación tenemos que abarcar el escenario actual de los medios de comunicación locales desde su relación con el Estado, el mercado y la opinión pública.

MADE IN ARGENTINA

Comunicarse es una de esas experiencias sustancialmente humanas que asumimos como parte de nuestra cotidianeidad. Los avances tecnológicos y la producción inagotable de información permitieron, hace años, comenzar a hablar de aldea global y hoy del mundo globalizado, entendido como aquel en el cual quien esté expuesto a los soportes adecuados, en la forma adecuada, puede entrar en relación con el mundo.

Podemos decir, entonces, que un medio de comunicación es una institución que tiene la capacidad de transformar cualquier hecho en la materia prima de un mensaje-noticia, que a su vez pasa a alimentar el circuito de la información.

Esa noticia tiene un sentido y una función que se ha hecho imprescindible como vínculo social al reunir la pluralidad cultural de los miembros de una comunidad, generando una historia común, una identidad y un discurso propios en el que puedan reconocerse.

Es por ello que en casi todos los contextos nacionales, se considera necesaria cierta forma de intervención o regulación gubernamental que permita a los medios de comunicación desempeñar los roles previamente mencionados.

Sin embargo, es la lógica del mercado la que predomina en la actualidad, imponiendo sus valores y condicionamientos sobre los modos de producción y distribución, acarreando consecuencias mayores sobre los contenidos y la naturaleza misma de la información.

De esta manera, los medios pueden contribuir, por un lado, a la formación de individuos más cultos, mejor informados y más libres, pero por otro, a la difusión de una cultura superficial, rutinaria y consumista; pueden ser utilizados para entender e ilustrar escenarios, como también para alienarnos con falsos señuelos, ídolos y doctrinas.

La estructura de los medios de comunicación aparece por tanto bajo la forma de una disociación contradictoria que es difícil explicar sin considerar esta sociedad de la información y el contexto en el que evolucionan los actores que la constituyen.

En este aspecto, se espera que los medios, como fin social, establezcan el programa para los siguientes tipos de asuntos (Robert White, 2007):

a) la importancia de los problemas que la ciudad o la nación afrontará y que necesitan un debate entre los diversos intereses sobre cómo éstos deben ser solucionados;

b) la importancia de los temas de la planificación o legislación que la ciudad o la nación propone y sobre los que los ciudadanos necesitan tomar posiciones con respecto a éstos;

c) la importancia de la información sobre las propuestas de los partidos políticos en pugna en los períodos preelectorales y cómo éstas llegan a la ciudadanía;

d) la importancia de los problemas éticos y sociales que la nación experimenta, como por ejemplo: la ola de delitos, la inflación, los temas de la agenda política.

Nada más alejado de esta realidad que los medios de comunicación en la Argentina, donde la confluencia entre el alto flujo informativo, la velocidad e instantaneidad con las cuales se recibe el mensaje, el pobre desarrollo de sus contenidos y los intereses predominantes, empobrecen en lugar de facilitar la posibilidad de vivir bien informados.

Marco legal y materia de regulación

La defensa de la libertad de expresión ante la imposición del poder político y económico estuvo siempre presente a lo largo de la historia de los medios.

Uno de los principios más reconocidos respecto a

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