DICURSO CONTRA LA VIOLENCIA Y ARMAS

MANOS LIBRES DE ARMAS, MANOS LIBRES DE VIOLENCIA

Autora: María José Milachay Paz

Colegio: Futura Schools

Grado/ Nivel: 2° de secundaria

Me gustaría empezar este discurso haciéndoles esta pregunta: ¿qué les gustaría que sus hijos, hijas, hermanos, hermanas, sobrinos y sobrinas, etc. fueran en un futuro? ¿Doctores, abogados, ingenieros, profesores, economistas? Hay una infinidad de posibilidades que nos pueden pasar por la mente al considerar sobre todo que son aún niños y niñas que tienen toda la vida por delante. Sin embargo, ver a su hija convertirse en profesional no es una realidad que los padres de Marta Patricia Salomé, una pequeña de siete años, puedan disfrutar. Una mañana mientras esta niña caminaba por las calles aledañas a su barrio en Guatemala junto a otras estudiantes fue impactada por una bala perdida muriendo poco después. ¿Cuántos niños más tienen los minutos contados? ¿Cuántas luces de brillantes profesionales veremos apagarse antes de llegar siquiera a la decena de años?

Hoy en día muchas personas sufren robos a mano armada que derivan en balaceras y producto de eso se ocasionan un sinnúmero de muertes. Este fue el caso de  Marta Patricia Salomé uno de los más resaltantes que difundió La Red por la Vida con el objetivo de rendir homenaje a esta pequeña niña que murió a manos de la violencia armada que afecta cada vez a más países. Además de ello, este tipo de situaciones ha servido para  realizar una serie de campañas que impulsan acciones de sensibilización y movilización en contra de las armas y la violencia, con la intensión de motivar políticas de prevención y legislación en torno al control y portación de armas de fuego. Pero, ¿seguiremos dejando que más niños mueran y solo sirvan para recordarnos a intervalos cada vez más frecuentes que las armas son peligrosas?  

Hay diversas maneras de combatir la violencia aparte de las ya recurrentes campañas de sensibilización social. Las principales son: políticas de regeneración e inclusión juvenil, las políticas de desarme, las reformas policiales, etc. Sin embargo, a pesar de que muchas de estas medidas han sido aplicadas, la violencia en general, especialmente la que es producto del uso de armas, parece haber aumentado en lugar de disminuir. ¿Por qué todo esfuerzo ha fallado o ha quedado únicamente en una buena intención sin resultados?

La respuesta es muy simple: porque su aplicación depende de nosotros. Entonces, llegamos a la conclusión de que quienes estamos fallando somos nosotros mismos como sociedad y como individuos. Una disminución de la violencia y en el uso de armas exige el trabajo conjunto de autoridades y pobladores en la prevención y manejo de conflictos.

Finalmente, en nuestras manos está evitar que haya más piezas faltantes en la sociedad. Muchos inocentes ya dieron sus vidas para hacernos tomar conciencia de las consecuencias de la violencia y armas, ahora la pregunta es: ¿qué estamos dispuestos a hacer nosotros para luchar contra ellas?

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