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Deflacion


Enviado por   •  25 de Julio de 2012  •  5.681 Palabras (23 Páginas)  •  632 Visitas

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INTRODUCCION

La deflación es el fenómeno contrario a la inflación, es decir, la bajada continuada y sustancial en los niveles de precios. Se trata de un grave problema económico porque, al disminuir los precios y si se mantienen constantes los costes y los salarios, las empresas obtienen menos beneficios y se reducen entonces la inversión y el empleo. Se genera así un auténtico círculo vicioso pues con menos empleo hay menos rentas y menos compras que vuelven a hacer que se reduzcan los beneficios, la inversión y el empleo.

La deflación puede desencadenar un círculo vicioso: Los comerciantes tienen que vender sus productos para cubrir al menos sus costos fijos (entendiendo que el precio ya no alcanza para pagar los costes variables), por lo que bajan los precios. Con los precios bajando de forma generalizada, la demanda disminuye más, porque los consumidores entienden que no merece la pena comprar si mañana todo será todavía más barato. En la inflación, sin embargo, ocurre todo lo contrario, dado que los consumidores prefieren comprar antes los bienes de larga duración, para anticiparse a subidas de precios.

Dado este círculo vicioso, la deflación se convierte en causa y efecto de la falta de circulación del dinero en la economía, porque todos prefieren retenerlo. Una deflación prolongada, puede tener efectos muy perniciosos en la economía nacional, dado que la industria no encuentra salida a sus productos y sólo tiene pérdidas al tener que afrontar costes fijos con ingresos menguados, dadas las circunstancias.

DEFLACIÓN

La deflación es la caída generalizada del nivel de precios de bienes y servicios en una economía. Es el movimiento contrario a la inflación.

Esta situación económica en que los precios disminuyen es producida por una falta de demanda, y es mucho más peligrosa y temida por los Gobiernos que la inflación.

La deflación puede desencadenar un círculo vicioso: Los comerciantes tienen que vender sus productos para cubrir al menos sus costes fijos (entendiendo que el precio ya no alcanza para pagar los costes variables), por lo que bajan los precios. Con precios bajando de forma generalizada, la demanda se disminuye más, porque los consumidores entienden que no merece la pena comprar si mañana todo será todavía más barato. En la inflación, sin embargo, ocurre todo lo contrario, dado que los consumidores prefieren comprar antes los bienes de larga duración, para anticiparse a subidas de precios.

Dado este círculo vicioso, la deflación se convierte en causa y efecto de la falta de circulación del dinero en la economía, porque todos prefieren retenerlo.

Al final, la economía se derrumba, dado que la industria no encuentra salida a sus productos y sólo consigue pérdidas.

Históricamente es normal que los tipos de la deuda más bajos acompañen subidas de la Bolsa o, lo que es lo mismo, que el precio de ambos activos evolucione de la mano. Los tipos bajos suponen un menor coste de capital, y ello hace más valiosas las acciones. De hecho, es lo que ha ocurrido en 125 de los últimos 150 años, según Credit Suisse.

El proceso deflacionario se origina como consecuencia de, principalmente, dos situaciones económicas desfavorables: insuficiencia de la demanda o exceso de oferta (superproducción). En ambos casos el resultado es el mismo. La falta de demanda o consumo genera que los comerciantes deban reducir sus precios, para así, poder cubrir sus costos fijos.

De esta manera se desarrolla un círculo vicioso, o también llamado “ciclo deflacionario” en el cual la caída de los precios acarrea a la especulación por parte de los consumidores que prefieren esperar para comprar puesto que al día siguiente los precios estarían aún más bajos.

La deflación produce resultados negativos en las empresas lo que las lleva a reducir sus costos variables, como por ejemplo, la plantilla de empleados.

El problema dentro de esta situación económica es que el dinero tiene mayor valor (precio) en sí mismo que utilizándolo para consumo. Es, en este contexto, donde la economía entra en una especie de “enfermedad”, para sanearla se aplican diferentes políticas monetarias y herramientas fiscales.

Entre las primeras usualmente utilizadas podemos encontrar, por ejemplo: controles de cambio, devaluaciones, maxidevaluaciones, Crawling peg y aumentos de salario por decreto; en lo que concierne a herramientas fiscales, se interviene mediante un aumento del gasto público y la paralela reducción de los impuestos. De esta manera, se incentiva al consumo a través de un descenso en el “precio del dinero”, revirtiendo el ciclo.

A la deflación debe entendérsela como la caída de los precios no en un sector solo sino a nivel conjunto de la economía y que puede extenderse por diversos períodos según los casos hasta por 2 trimestres.

No se cuentan las caídas de precios que se registran en determinado sectores o que sean muy puntuales.

Y si deflación es la contrapartida a la inflación pero no por ello debe tomársela como algo bueno o necesario para que no exista la inflación o mantenerla a raya.

Algunos expertos señalan que se debe de separar los términos deflación de la desinflación. Ya que la desinflación es una desaceleración de los precios, estos continúan en ascenso solo que a un bajo ritmo a la vez que la deflación significara unas tasas de variación negativas sobre el IPC.

El porqué de la deflación, esta aparece en momentos en lo que la oferta de bienes y servicios dentro de la economía de un país se ubica por encima de la demanda; en el caso del sector empresarial este debe rápidamente reducir los precios y poder colocar su producción en el mercado además de no poder verse acumular stocks.

Así los mismos expertos señalan que el desfase entre la oferta y la demanda se debería a:

 Insuficiencia de la demanda.

 Exceso de la oferta.

Los efectos que produce la deflación en la actividad económica pueden ser tan oscuros como los de la inflación, por eso decíamos que por ser contraria no quiere decir que sea mejores.

Al producirse una caída de los precios tira fuertemente hacia abajo los resultados empresariales, trayendo como consecuencias nefastas los despidos de parte o gran parte de la plantilla y el tener que recortar la inversión en bienes de equipo, bajando también la demanda que recorta otra vez el excedente empresarial.

Otro aspecto negativo son los desfasajes en la actividad financiera,

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