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Demagogias Contemporánes


Enviado por   •  24 de Agosto de 2013  •  10.276 Palabras (42 Páginas)  •  271 Visitas

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I. INTRODUCCIÓN.

A lo largo de este ensayo observaremos cómo la actual forma de gobierno de la que tanto se habla y se enorgullecen los países llamados democráticos no es democrática, puesto que no cumple con las tres condiciones que la denotan, a saber, libertad, igualdad y justicia.

Asimismo, haremos una remembranza tanto a nuestros antepasados griegos como a los mesoamericanos, a las características de su gobierno, instituciones, gobernantes y gobernados, de las virtudes que gozaban tanto a nivel individual como a nivel colectivo.

Reflexionaremos sobre la condición política del hombre, sobre el poder, la ley, la representatividad, la autoorganizatividad, entre otras cuestiones relevantes en aras de proponer una antropopolítica incluyente, ecosustentable, cósmica y metaterritorial.

II. DEMOCRACIA VS DEMAGOGIA.

Alrededor del siglo XI a. C., comenzaron a surgir en Asia menor las poleis (núcleos urbanos), organización política fundada en los derechos de igualdad y libertad de los ciudadanos en las que la participación ciudadana en la vida pública se convirtió en su principal motor. El poder se concentraba en el pueblo ya que las funciones públicas las desempeñaban los ciudadanos. La polis griega, como forma de organización social, debía ser el reflejo del orden universal del kosmos. Es decir, la democracia de la polis griega era muy distinta a la actual, era directa, es decir, las leyes las establecía directamente la asamblea de ciudadanos .

Cabe decir que la voz ‘democracia’ proviene de δῆμος (dêmos), gente y κράτος (krátos), poder . Asimismo, según el diccionario de la Real Academia Española (en adelante RAE), democracia tiene dos acepciones, a saber, una doctrina política favorable a la intervención del pueblo en el gobierno, así como el predominio del pueblo en el gobierno político de un Estado.

Ergo, hoy en día no se puede llamar democracia a la forma de gobierno que tenemos tanto en México, en España, como en la mayoría de países que se dicen llamar democráticos. El poder no es ejercido por el pueblo sino por los partidos políticos que lejos de representar a los ciudadanos, representan a los intereses partidistas, de mercado, financieros, personales, familiares, entre otros.

Es por lo que, a esta forma de gobierno en la que nos encontramos la denominamos demagogia. Término que es definido por la RAE como la práctica política consistente en ganarse con halagos el favor popular o como la degeneración de la democracia, consistente en que los políticos, mediante concesiones y halagos a los sentimientos elementales de los ciudadanos, tratan de conseguir o mantener el poder.

La democracia es una respuesta a la pregunta sobre quién y cómo se debe ejercer el poder del Estado, es decir, por el pueblo o comunidad, ya sea por sí mismo o a través de representantes.

En la misma línea de la democracia ateniense, Maximilien Robespierre expresó en el discurso revolucionario ante la Convención Nacional el 7 de febrero de 1794 lo siguiente: "La democracia es un Estado en el que el pueblo soberano, guiado por leyes que son de obra suya, actúa por sí mismo siempre que le es posible, y por sus delegados cuando no puede obrar por sí mismo”.

Hoy en día sí es posible ejercer la soberanía directa y participativamente a través de las tecnologías de la información y la comunicación (en adelante TIC). La sociedad civil del siglo XXI posee las herramientas necesarias para justificar un cambio en el modelo de ejercicio de la democracia y del gobierno, el pueblo soberano debe dirigir el devenir del país, asimismo los funcionarios y los servidores públicos deben someterse a las decisiones que el uno único poder (la sociedad civil organizada) asuma de forma deliberativa y participativa.

Los ciudadanos que no nos sentimos representados exigimos poder involucrarnos en los asuntos públicos de interés general, ya sea desde el trabajo, desde el hogar, desde el parque, estemos donde estemos, es posible votar las leyes que se tramitan en el Congreso a través del uso de un certificado electrónico que avale ser ciudadano con derecho a voto. Todo es cuestión de voluntad. Como dijo Einstein, basta con imaginar algo para que ese algo sea posible. “Si lo puedes imaginar, lo puedes lograr”.

Tras la Segunda Guerra Mundial, por ser uno de los pilares del Consenso de Washington , la democracia representativa fue recomendada universalmente e incluso impuesta como parte de los programas de ajuste estructural del Fondo Monetario Internacional o como condición para acceder a préstamos de los países centrales del Banco Mundial y de otras agencias multilaterales.

La sustitución de los sistemas autoritarios por los de democracia representativa ha supuesto, en términos generales, la continuación de la sublevación de los representados por la élite de poder y control aludida anteriormente (entidades financieras, corporaciones transnacionales y grupos políticos) y, mientras el poder se concentre en unas pocas personas facultadas legalmente para decidir sobre los asuntos públicos de interés general, la democracia no se puede decir ser ni real ni efectiva.

En las democracias jamás ha sido el pueblo quien ha gobernado realmente. Estamos presos y engañados por la demagogia, por un gobierno de oligarcas que, al contrario que los aristócratas, son una selección de los peores.

El mundo está dirigido por élites sin sentido por el bienestar común ni respeto por la biodiversidad. Aquellos que ostentan el poder, tienen el mando y el control sobre la humanidad, siguen permitiendo que la brecha social sea cada vez más grande (que los ricos cada vez sean más ricos y los pobres cada vez más pobres), y no sólo eso, prevalecen en sus políticas las económicas frente a las medioambientales o educativas. ¿Qué herencia les estamos dejando a las nuevas generaciones?

III. PODER. PODER POLÍTICO.

Poder implica dominación, fuerza, influencia y control. Poder político es aquel en el que la autoridad ejerce sus funciones de dominación en un territorio determinado y en donde cuenta con la capacidad de ejercer el uso de la fuerza. Así, el medio legítimo de la política es el derecho, pues sólo resulta justificado el uso de la fuerza y la violencia cuando se fundamenta en normas jurídicas .

Actualmente, la legitimidad del poder implica dos cuestiones, por un lado, que el respeto a las normas que fundamentan el ejercicio del poder sean válidas y se fundamenten en valores reconocidos por los gobernados; por otro lado, que las autoridades que ejercen el poder sean los órganos idóneos para garantizar el orden social bajo los principios que rigen e imperan en determinado tiempo y

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